El socio de Sánchez no es un hombre de paz

Arnaldo Otegi
Arnaldo Otegi. (Foto: AFP) | Disolución ETA

Recomiendo vivamente la miniserie que Jon Sistiaga ha realizado para recordar la historia de ETA. Está pasando muy desapercibida porque en España se ha extendido la maldita impresión de que investigar en los años de plomo del terrorismo es casi de mal gusto, ganas de entorpecer la paz, de no agradecer la renuncia al asesinato que la banda criminal anunció en 2011, y en la cual, según los propagandistas del etarrismo, participó de forma protagonista el llamado también por Zapatero “hombre de paz”: Arnaldo Otegui. En la serie, Sistiaga entrevista a víctimas de ETA, rememora los asesinatos de los forajidos e incluso, en algún momento, recoge las confesiones de un par de miembros de la organización que mataron sin saber incluso ni a quién, ni por qué lo hacían. Todo es estremecedor y lo que queda, tras seguir con espanto los capítulos, son estas preguntas: ¿Cómo es posible que se esté blanqueando la trayectoria de estos homicidas? ¿Cómo algún político decente se puede estar dando el morro con uno de los principales dirigentes de los facciosos? ¿Cómo se puede leer en Wikipedia, sin que la lectura produzca vómitos, que Otegui es, sobre todo: “Una figura decisiva en el proceso que en 2011 llevó a ETA al cese definitivo de la violencia”.

Este lunes, el Parlamento Vasco recibirá muy solemnemente el texto articulado del nuevo Estatuto que el PNV tiene pactado con Bildu, la coalición del secuestrador Otegui. Este canalla viene anunciado estos días la gran efeméride con declaraciones agresivas, nada pacíficas. Recojo tres perlas cultivadas de su pensamiento: “La disyuntiva es esta. O Bildu o las derechas españolas, que el PSOE elija”. Otra: “Ni pudisteis, ni podréis con nosotros”. Una final: “Estamos combatiendo el régimen del 78”. Con un sujeto así que amenaza nuestra democracia no ya con la pistola y los secuestros porque el miserable se ha hecho mayor, pero sí con las advertencias de que viene a por nosotros al precio que sea, incluso contando con la complicidad de la negociación con Sánchez. En Navarra, día a día, Bildu está logrando del partido del aún presidente las mayores cesiones; la última, un acuerdo tripartito también con Podemos, mediante el cual el Gobierno socialeterra impedirá que los padres de la Comunidad Foral puedan elegir libremente el colegio de sus hijos.

Otegui es para el socialista Eguiguren, siempre tan comprensivo con ETA, el portavoz nacionalista en Vitoria, Josu Erkoreka, o el socio de Sánchez, Pablo Iglesias, “un hombre de paz”. También para Zapatero, que vuelca elogios desmedidos sobre Otegui, al que reconoció como su interlocutor de cabecera con la banda. Es un hombre de paz, como diría, avergonzándoles, Marco Antonio a los asesinos de Julio César. Un hombre de paz que cumplió condena por el secuestro del directivo de Michelín Luis Abaitua.

Este es el “hombre de paz” que ya está dispuesto a votar a favor de Sánchez en la investidura más bochornosa de la historia de nuestra democracia. Él no puede ejercer aún en ningún cargo público porque está inhabilitado hasta febrero de 2021, pero sus periódicos afines (‘DEIA’, el órgano oficial del PNV, tampoco desdeña la posibilidad) le creen con posibilidades de llegar incluso al lehendakarinato. Otegui, condenado a diez años, luego rebajados a seis, por “pertenencia a organización terrorista”, ha contado incluso con la propaganda de Televisión Española, que le ofreció una entrevista amerengada en hora de máxima audiencia, y ahora se dispone a participar en el propio Parlamento Vasco en una comisión mixta con el PSOE, Podemos y el PNV para blindar las competencias del próximo Estatuto. Es el “hombre de paz” de Sánchez pero es, ante todo, un etarra con el que el aún presidente va a contar para permanecer en La Moncloa. Una vergüenza sin paliativos.

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