EJECUTIVA FEDERAL

Sánchez se borra de la ejecutiva del PSOE para esquivar las críticas internas por la Ley Montero

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez en la Ejecutiva Federal del PSOE (1)
Joan Guirado

Pedro Sánchez no tiene intención alguna de escuchar las críticas de sus propios compañeros. Por eso, este lunes ha evitado acudir a la ejecutiva federal que se ha reunido en la sede de la calle Ferraz. La de hoy era la primera reunión de la dirección socialista tras la polémica generada en torno a la ley del sólo sí es sí. Y su primer contacto con la actualidad en España tras una semana aislado de la realidad española en Asia. La norma ha abierto en canal al partido y al Ejecutivo y tiene a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en el disparadero. Pero «la inacción» del presidente le está poniendo también a él en el centro de la diana. A fin de cuentas, recuerdan, «él se hizo suyo el texto». La presión interna del PSOE sobre Sánchez para que mueva ficha es cada vez mayor. Pero se resiste a tomar ninguna decisión. Sobre la mesa, tal como adelantaba este lunes OKDIARIO, tiene varias opciones con consecuencias imprevisibles.

En su equipo excusan su asistencia por «compromisos institucionales». Si bien es cierto que en su agenda tenía previsto acudir hoy a la Asamblea Parlamentaria de la OTAN que se celebra en el Congreso y a un acto sobre el Día de la Infancia organizado desde el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, en otras ocasiones Ferraz ha movido la hora de la Ejecutiva para facilitar su presencia. Más aún cuando hay cuestiones tan importantes y polémicas a tratar, como la respuesta del PSOE y del Gobierno al embrollo judicial que la ley de Montero ha provocado con rebajas de condenas y excarcelaciones. Además, el gabinete de Pedro Sánchez «tenía mano» para fijar las horas, tanto la Asamblea Parlamentaria de la OTAN en Madrid como del acto del Día de la Infancia. «No ha querido acudir», sentenciaba un compañero de dirección.

Las voces discrepantes, en el equipo de colaboradores del secretario general, van en aumento. Incluso en aquellos que siempre han defendido a ultranza, sin cuestionarse nada, todas sus decisiones. Hay cruce de acusaciones entre los equipos de Ferraz y Moncloa por quién tiene la culpa de que «todo se esté yendo de madre». Pero la mayoría coinciden en que «la receta de Sánchez no está siendo efectiva». El presidente ha impuesto, como en otras ocasiones, «calma y cabeza fría» para hacer frente a esta crisis. Aunque cunde la sensación de que «esta polémica nos puede hacer mucho daño que todas las anteriores». El jefe del Gobierno espera a que la aprobación de los Presupuestos con una amplia mayoría parlamentaria, a finales de esta semana, sea como agua en el desierto.

El líder socialista se encomienda al respaldo que recibirá su Gabinete en la votación de las cuentas y a que otra polémica tape la actual, «con el menor coste posible para el PSOE y para la coalición», para dejar atrás toda esta semana horribilis. Sin ir más lejos la de la sedición tapó la polémica de Marlaska con la valla de Melilla y la de Montero la de la sedición. Pero a diferencia de otros momentos de tensión, en Ferraz nadie se atreve a poner la mano en el fuego por el mantenimiento del pacto con Podemos. Pedro Sánchez es muy consciente de la fragilidad de su Gabinete. Y no únicamente por los encontronazos entre los dos socios. También por la relación interna en Unidas Podemos que, de estallar, podría llevarse por delante el pacto firmado en 2019.

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