España

El PP da por hecha la abstención del PSOE pero Rajoy pedirá a Fernández garantías de estabilidad

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Cauce de diálogo habitual, contactos permanente y una abstención cerrada. Las relaciones entre PP y PSOE avanzan, en privado, varios pasos más allá que lo que se comunica oficialmente. Según fuentes populares, Mariano Rajoy y Javier Fernández mantienen un cauce de comunicación permanente, con conversaciones telefónicas habituales, mucho más allá de las dos hasta ahora conocidas: la primera, una llamada del presidente en funciones al dirigente socialista para felicitarle por su responsabilidad al frente de la gestora y la segunda, pocos días después, para trasladarle su respeto a los «ritmos internos» de su partido.

Los últimos contactos, en cambio, avanzan ya de cara a la investidura definitiva del candidato del PP. Según fuentes conocedoras de las conversaciones entre ambos líderes, la abstención socialista estaría ya prácticamente atada, sólo a la espera de que sea ratificada por el Comité Federal que el PSOE debe celebrar en los próximos días. Los populares lo dan por hecho.

Pero hasta que sea oficial, Rajoy ha ordenado mantener un tono de máxima prudencia. «El presidente no da por descontado nada… hasta que no lo vea», sostienen en el PP, recordando el tono sobrio y en cierto punto desconfiado de Rajoy. No obstante, la maquinaria hacia esa investidura está engrasada y, como avanzó OKDIARIO, Rajoy ha pedido ya incluso a sus colaboradores más cercados que vayan preparando notas de cara al discurso que tendrá que pronunciar en el debate de investidura.

De acuerdo al calendario, la segunda votación –para el que Rajoy necesitaría de una mayoría simple– tendría lugar el día 30 0 31 de octubre, al límite del plazo legal que marca la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones en caso de no existir un acuerdo parlamentario.

Así, a estas alturas el debate interno en el PSOE está más bien en una cuestión de forma acerca de cómo facilitar ese Gobierno del PP. Las opciones son dos: una abstención técnica, con 11 diputados –los únicos que le hacen falta a Rajoy para ser investido–, o una abstención general de todo el grupo socialista.

Esta última posibilidad genera temores después de que varios diputados –el PSC y otros afines al dimitido secretario general, como Susana Sumelzo o Margarita Robles– hayan antepuesto públicamente el ‘no’ a la investidura sobre la disciplina de partido. Por el contrario, en algunos sectores disgusta que se descargue la responsabilidad de esa abstención en sólo 11 diputados, que, tras la votación, podrían quedar “señalados”.

«Pedagogía» de la abstención

Hasta esa investidura, la cita más relevante será el Comité Federal del PSOE. Aunque los socialistas no han aclarado aún cuándo se convocará, lo más probable parece que sea el domingo 23 de octubre, justo un día antes de que el Rey inicie su nueva ronda de consultas (el 24 y 25 de este mes).

Aunque el tiempo es muy ajustado, hay margen suficiente para que los socialistas confirmen su postura, el Rey abra consultas, designe candidato y se celebren las dos votaciones necesarias para investir a Rajoy.

Los tiempos limitadísimos y “problemas de agenda”, según fuentes socialistas, hacen complicado que Fernández pueda cumplir, sin embargo, con su objetivo de reunir  al Consejo de Política Federal del partido, que serviría para escuchar la opinión de los barones de cara a esa investidura.

Ello no evita que en las distintas federaciones se esté haciendo ya “pedagogía de la abstención”, como ya se le ha dado en llamar en medios internos.

Uno de los casos paradigmáticos de cómo el PSOE digiere ya la abstención está en la Federación Socialista Asturiana, a la que pertenece el propio Fernández y que este mismo lunes empezó a allanar el camino en una serie de encuentros con los cuadros territoriales. En ellos, dirigentes de la máxima confianza del presidente de la gestora en el gobierno regional, difunden el mensaje de que la abstención es necesaria para evitar unas terceras elecciones que serían, asumen, un auténtico “batacazo”. La mayoría, según ha podido saber este periódico, se ha mostrado favorable a la abstención.

Una legislatura «ingobernable»

Aunque el primer paso es que la investidura prospere, los populares saben también que la legislatura puede ser «imposible».

En el partido de Rajoy se advierte de que el clima de cordialidad que ahora se mantiene con el PSOE se transformará durante la legislatura en una oposición feroz en la Cámara, cuando los socialistas deban disputarse con Podemos la representación de la izquierda parlamentaria.

Este lunes, en el Comité de Dirección, Rajoy trasladó a los suyos su disposición de abrir un cauce de diálogo con todos los partidos para que en España “haya estabilidad”. Es el mensaje que oficialmente se traslada desde el PP, pero los populares se preparan ya para una legislatura compleja y sujeta a una intensa disposición de pacto.

En el partido se asume que “no se entrará en materia” con el PSOE hasta una vez superada la investidura y, en ese escenario, están abiertos a negociar “todo”. Pero “con sentido”. Así, por ejemplo, descartan una derogación de la reforma laboral, una medida incluida en el programa de los socialistas y que Pedro Sánchez defendió como uno de sus grandes arietes. “Se pueden cambiar cosas, pero la derogación, por sí misma, no es una opción”, sostienen fuentes de la dirección del PP consultadas por este medio.

Los populares aceptan que la gobernabilidad se ganará día a día en el Congreso, donde volverán a tender al PSOE acuerdos en varias cuestiones de Estado, como la educación, el desafío independentista o el crecimiento y el empleo.

Así, Mariano Rajoy pedirá unas garantías de estabilidad al coyuntural líder socialista. Es decir, el presidente pretende lograr garantías de que en los temas clave podrá contar con la predisposición del PSOE. La primera prueba será la tramitación de los Presupuestos de 2017. Si en el debate parlamentario y su posterior votación los populares no advierten que los socialistas estén abiertos a llegara a acuerdos, la legislatura no tendrá sentido.

Porque esa negociación no implica que desde el PP estén dispuestos a gobernar a toda costa y con el hemiciclo en contra. Según ha podido saber OKDIARIO, Rajoy ha encargado ya una serie de informes jurídicos para frenar la iniciativa de la oposición en leyes que no cuenten con su visto bueno, basándose en la capacidad que le concede el reglamento parlamentario para bloquear las Proposiciones de Ley que supongan, por ejemplo, “un aumento de los créditos o una disminución de los ingresos presupuestarios”. Si la legislatura se pone en contra, el presidente estaría dispuesto incluso a cortar por lo sano y convocar unas nuevas elecciones.