España
PRESOS DE ETA

La nueva vida carcelaria de Txapote, el asesino de Miguel Ángel Blanco: piscina, cine y gimnasia

Javier García Gaztelu, Txapote, es uno de los rostros más reconocible de ETA. Entre sus catorce víctimas (oficiales) hay nombres como Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez o Fernando Múgica. Ahora, desde hace una semana, reside en la prisión alavesa de Zaballa bajo amparo del Gobierno vasco. Convive en un módulo de respeto con decenas de compañeros etarras, tiene a su disposición una piscina cubierta, gimnasio, biblioteca y, pronto, un empleo carcelario. Y visitas de su familia, que vive a apenas 66 kilómetros. En unos meses podría obtener ya el régimen de semilibertad para volver a prisión tan sólo a dormir.

Txapote, al igual que el sanguinario Henri Parot, son los últimos ‘pacientes’ en ingresar en Zaballa. Pacientes, ya que el Gobierno vasco insiste en señalar que Zaballa es el «centro sociosanitario» más grande de la comunidad. Los presos son tratados como si se estuvieran curando de una dolencia.

Según ha sabido OKDIARIO de fuentes penitenciarias, el nuevo recluso de Zaballa «se está adaptado bien» a su nuevo hogar. La dirección de la prisión, la más demandada entre los 116 presos etarras que el Gobierno de Pedro Sánchez ha acercado al País Vasco, le ha colocado en uno de los módulos de respeto con los que cuenta el centro. Uno de los que en su día ocupó Iñaki Urdangarin y que hoy se han llenado de etarras: hay al menos 52.

Se trata de tres unidades con celdas de 13 metros cuadrados, «posiblemente las más cómodas y grandes de toda España», explican estas fuentes. Ahí, Txapote convive con muchos de quienes fueron sus compañeros de comandos. Él fue jefe de aquellos comandos a principios de siglo, aunque a buena parte de ellos los desprecia: sigue siendo un miembro del ala más dura, de quienes no asumieron la disolución de la banda. De hecho, no pertenece ni colabora con el movimiento de presos etarras Etxerat.

El cambio de vida para Txapote ha sido radical. En apenas año y medio ha pasado de estar en un módulo de máxima seguridad y aislamiento en Huelva a estar en un módulo de autogestión, rodeado de sus compinches, con todo lujo de comodidades a su alrededor y a tan sólo 66 kilómetros de su familia. Pueden visitarle cuando quieran, gracias al flexible régimen de visitas que se aplica en el País Vasco. También sus amigos. EH Bildu ya ha pedido hacerlo.

Comodidades

Como el resto de presos con los que comparte módulo de respeto, tienen a su alcance una piscina olímpica cubierta, un gimnasio con todo tipo de máquinas de musculación -y también con clases de diversas disciplinas-, un polideportivo donde se organizan competiciones deportivas, una biblioteca con libros de nueva adquisición y un gran salón de cine donde se exhiben habitualmente películas.

Prisión de Zaballa.

Zaballa fue inaugurada en 2011 y se encuentra situada a poca distancia de la ya clausurada Nanclares de Oca. Aquel centro era el que utilizaba el Gobierno para aplicar su Vía Nanclares: acercar a aquellos presos arrepentidos de la banda que renegaban en público de la actividad terrorista de ETA, colaboraban con la justicia y pedían perdón a sus víctimas. Ahora, entre los nuevos moradores de Zaballa, esos arrepentidos son rara avis. En el caso de Txapote no cumple ninguno de esos condicionantes.

Sin embargo, tal y como ha informado OKDIARIO, en el entorno proetarra ya se da por sentado que el paso de Txapote por Zaballa no se alargará mucho. Los detalles de su ficha penitenciaria apuntan a que la junta de tratamiento de la cárcel alavesa podría proponerle para progresar a tercer grado antes de que finalice el año.

Semilibertad

A Txapote le toca en próximos meses revisión de grado. Pese a ser un recién llegado, cuenta con más de la mitad de condena cumplida. Además, el hecho de recibir visitas de su familia de forma habitual puede otorgarle puntos: ese modelo basado en el «arraigo» que aplica el País Vasco beneficia a quienes tienen una buena relación con su familia, ya que se considera que si salen de prisión estarán bien cuidados.

Además, Txapote tiene dos hijos, un chico mayor de edad y una chica que aún es menor. Todos los detalles de su situación, dicen, apuntan a que conseguirá acceder a un régimen de semilibertad más pronto que tarde. La vista del primer permiso ya está puesta en estas Navidades. Sólo la Audiencia Nacional, tal y como les está ocurriendo a otros trece etarras beneficiados por la laxitud del modelo de Urkullu, podría evitarlo.