España
Crisis del coronavirus

La nº 2 de Illa apartada en la pandemia no descartaba cancelar eventos masivos cuatro días antes del 8-M

Así lo afirmó Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación de Sanidad, en una entrevista radiofónica el 4 de marzo

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  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad -y por sus competencias una de las máximas autoridades en la gestión del coronavirus- no descartaba el 4 de marzo la cancelación obligatoria de eventos de masas. Así lo afirmó en una entrevista en Radio Euskadi. Desde entonces, Aparicio no protagonizó nuevas apariciones y ha mantenido un discretísimo papel en la crisis, relegada en todo momento del foco público.

Quedaban cuatro días para el 8-M y, en aquella intervención, Aparicio no escondía la preocupación del Ministerio por el avance de la epidemia. Incluso aseguró la inquietud por que se pudiese «instalar en nuestra sociedad» y por el especial impacto entre el personal sanitario lo que, dijo, preocupaba «doblemente» por ser necesario «que estén disponibles al cien por cien para atender a la población y porque, además, están en contacto con personas vulnerables».

«Ya tenemos un fallecido (en Valencia) y eso es lo que nos preocupa, que este virus se pueda instalar en nuestra sociedad», añadió.

Pero fue más allá. El Ministerio no descartaba que los casos siguiesen aumentando en los siguientes días, en vísperas de la gran manifestación ideológica del 8 de marzo.

«Los casos aumentarán»

«La curva irá hacia arriba, ¿esto es así?», preguntó el conductor del espacio. Aparicio confirmó. «Sí». Y añadió que el Ministerio de Sanidad intentaba «controlar» la propagación del virus.

«Estamos en un momento con un número importante de casos, los casos van aumentando y probablemente en los próximos días se irán actualizando. Tenemos varios pacientes en UCI y eso nos preocupa. También en trabajadores sanitarios, que nos preocupa doblemente, y ya tenemos un primer fallecido. Nos preocupa que este virus se pueda instalar en nuestra sociedad», explicó.

Por entonces, se contabilizaban 198 contagiados y se acababa de conocer el primer fallecimiento en España por coronavirus, un paciente en la Comunidad Valenciana que había muerto ya el 13 de febrero a causa de una neumonía grave de origen desconocido. Una investigación retrospectiva reveló que tenía el Covid-19.

Aparicio, en aquella entrevista, no descartó que pudiesen conocerse más casos similares. Y mostró especialmente su preocupación por los focos de la Comunidad de Madrid y Vitoria. «Nos preocupa en general lo que está pasando en nuestro país y en el mundo», reconoció la número dos de Illa. Sobre todo, dijo, «aquellos casos que no tienen vínculo epidemiológico con otros casos diagnosticados», como se estaba observando.

«Contacto cercano»

Quedaban cuatro días para la celebración del 8 de marzo. Y la responsable de Salud Pública dejó claro que la transmisión de aquella enfermedad que, según sus afirmaciones, inquietaba al Ministerio se producía por «contacto cercano, a través de las vías respiratorias y de gotitas».

En un momento dado, el presentador pregunta si «se puede dar la circunstancia de que la limitación de movimientos y la cancelación de eventos masivos pueda ser obligatorio». 

Frente a la postura de Sanidad, que por entonces negaba públicamente los riesgos e insistía en jalear la concentración del Día de la Mujer, Aparicio no lo rechazó. «Lo vamos a ver en cada momento, en el Ministerio hacemos reuniones continuamente, estamos haciendo un seguimiento de la situación, nos coordinamos con las comunidades autónomas… No descartaría nada. Tenemos que ir al día, y hoy nos volveremos a reunir en un ratito y volveremos a analizar la situación con los últimos datos», concluyó.

Desde el departamento de Salvador Illa sí se había planteado la recomendación de que se suspendiesen eventos entre sanitarios, como reuniones, congresos o jornadas formativas. «Estamos en una fase de contención y queremos que siga así, controlarlo, que no se extienda en la comunidad», añadió Aparicio. «No queremos añadir a todos los virus que tenemos uno más», completó.

Admitió también que los contagios entre profesionales médicos se habían producido en su mayor parte «por la atención sanitaria» y que, en este sentido, la situación en la Comunidad de Madrid y Andalucía era preocupante para su departamento. Sin embargo, finalmente mostró confianza en el sistema sanitario, «muy sólido y fuerte». «Se está haciendo todo lo posible para que podamos disponer de los recursos al cien por cien», destacó.

También pidió evitar acudir al centro de salud o a urgencias en el caso de notar síntomas por haber estado en contacto con una persona con la enfermedad. En su lugar, reclamó ponerse en contacto con los servicios sanitarios por vía telefónica.

Papel en la crisis

Pese a que en los primeros momentos de la epidemia Aparicio ejerció como portavoz del Ministerio, desde ese momento quedó completamente relegada en público. Fue Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias -que depende orgánicamente de su departamento- quien asumió la voz oficial durante toda la crisis.

Su actividad en las redes sociales también es reflejo de esta llamativa situación. Desde el 7 de marzo, ‘desapareció’ de su perfil en Twitter, pese a ser una usuaria activa. Reapareció el pasado 5 de mayo, cuando ‘retuiteó’ un mensaje de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, con motivo del Día Mundial de la Higiene de Manos.

Pese a estar alejada del foco mediático, Aparicio ha tenido en la sombra un papel protagonista en la gestión de la epidemia y en la polémica por la celebración del 8-M.

Como publicó este periódico, firmó como coordinadora un informe, el 28 de febrero, en el que pedía mantener la distancia de dos metros para evitar los contagios.

Aparicio firmó también la carta en la que emplazaba a los organizadores de un congreso evangélico a suspender este evento previsto para el 19-21 de marzo por el riesgo de contagio que ya suponía el coronavirus «hasta que se haya verificado por la autoridad sanitaria el control de la transmisión de la enfermedad y del riesgo asociado». Una misiva que fue remitida en los días previos al 8-M.