La negra historia del Badajoz: de levantar al club a la pesadilla judicial
El Club Deportivo Badajoz atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente
El Club Deportivo Badajoz atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente, marcada por una serie de operaciones empresariales controvertidas que han llevado al club desde su época dorada hasta su actual situación en tercera RFEF. La dramática caída del club extremeño se ha intensificado bajo la gestión de Luis Oliver y su entorno empresarial.
Previamente a la llegada de Oliver, el empresario Joaquín Parra desembarcó en el club pacense asumiendo una deuda cercana al millón de euros y transformándolo en sociedad anónima deportiva a través de su empresa Feverstone SA, adquiriendo el 99,75% de las acciones.
Su gestión se caracterizó por una inversión significativa que alcanzó los 4,6 millones de euros, canjeados por nuevas acciones para evitar el endeudamiento del club. Bajo su dirección, el Badajoz vivió su etapa más exitosa desde su refundación en 2012.
Los logros deportivos durante la era Parra fueron notables. El club batió récords históricos de abonados y protagonizó una memorable campaña en la Copa del Rey, eliminando a equipos de primera y segunda división como Las Palmas y Éibar, cayendo finalmente en octavos de final ante el Granada.
Paralelamente, Parra renovó completamente las instalaciones del estadio Nuevo Vivero, invirtiendo en infraestructuras que incluyeron desde nuevas butacas hasta modernas instalaciones deportivas y de ocio.
La buena andadura del CD Badajoz se truncó el 27 de julio de 2021, cuando Parra fue detenido por un presunto delito fiscal. Su prolongada prisión provisional dejó al club sin capacidad para afrontar nóminas y gastos operativos.
La venta del club
Las amenazas y daños al patrimonio de su familia lo forzaron a vender el club por 1,5 millones de euros, una cantidad muy inferior a su inversión inicial. La venta se materializó en enero de 2022 a través de Diego García, representante de Lanuspe SL, quien hizo creer a la familia Parra que el propietario real era el futbolista internacional David de Gea.
Este engaño se evidenció cuando se descubrió que el contrato presentado al juzgado no tenía la firma de Joaquín Parra, sino una rúbrica superpuesta de su esposa. La operación fue autorizada judicialmente con condiciones específicas que incluían el pago completo del precio y la suscripción de garantías hipotecarias.
Tras la autorización judicial, se reveló que detrás de Lanuspe SL estaba Luis Oliver, figura controvertida en el fútbol español conocida por su gestión ruinosa en clubes como Betis, Jerez, Córdoba y Extremadura. Oliver, que se encuentra condenado e inhabilitado por la Audiencia Provincial de Sevilla para administrar patrimonio ajeno durante quince años, asumió de facto la gestión del club pese a su situación legal.
El grupo empresarial liderado por Oliver incluye figuras como Teodoro Brea, máximo acreedor actual del club, Nicolás Vallejo-Nájera Colate, María Bernabé, Diego García y Javier Peña.
Las promesas incumplidas son numerosas: no se pagó la mitad del precio de compraventa ya vencido, no se inscribieron las garantías hipotecarias acordadas, y nunca llegó el patrocinio de criptomonedas prometido.
La situación se complicó aún más con la llegada de los empresarios mejicanos, representados por Miguel Ángel Leyva, quien según algunos medios es buscado por Interpol por estafas inmobiliarias. Este grupo adquirió las participaciones de Lanuspe SL, pero posteriormente Luis Oliver Jr. recuperó el control del club cambiando las cerraduras del estadio municipal en una acción que generó gran controversia.
Los mexicanos han denunciado ante el Juzgado de Málaga haber abonado más de 2 millones de euros a la familia Oliver y su socio Agapito Iglesias, aportando documentación bancaria que demuestra múltiples transferencias. Mientras tanto, el club ha sido sometido a concurso de acreedores, con la Tesorería General de la Seguridad Social solicitando su liquidación en dos ocasiones sin éxito.
La caída del CD Badajoz
El deterioro deportivo ha sido evidente: ha descendido dos categorías y actualmente milita en tercera RFEF, la quinta categoría del fútbol nacional. Además, la FIFA ha suspendido los derechos federativos del club, lo que podría impedir su inscripción en competiciones futuras y el fichaje de jugadores.
Joaquín Parra continúa luchando por recuperar el club, denunciando el engaño sufrido y solicitando entrevistas con las autoridades municipales que no han obtenido respuesta. Su batalla legal incluye una demanda por calumnias contra Luis Díaz-Ambrona, primer presidente nombrado por Oliver, con una indemnización solicitada de medio millón de euros.
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