VÍCTIMAS DE ETA

Moncloa se niega a montar un acto de entrega de medallas a las víctimas de ETA y se las envía por correo

Medallas víctimas ETA
Medalla del Gobierno a las víctimas de ETA.
Pelayo Barro

Los familiares de las víctimas de ETA han recibido por correo la condecoración con la que el Gobierno reconoce su sufrimiento. Moncloa, de quien depende la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo, se ha ahorrado así organizar un acto público de entrega, como venía siendo habitual. El envío por correo postal de las medallas se produce tan sólo dos días después de que el Gobierno, representado por Pedro Sánchez y con la presencia de 17 ministros, organizase el acto en homenaje a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. El primero en base a la nueva Ley de Memoria que el PSOE ha pactado y aprobado con EH Bildu. Las víctimas de ETA, mientras, recuerdan que siguen sucediéndose los homenajes públicos a terroristas, los mismos que Fernando Grande-Marlaska define como simples «concentraciones».

En apenas 48 horas, el Gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado la existencia de víctimas de primera y víctimas de segunda. Ya no sólo por el atronador silencio institucional tras la muerte de una niña de seis años en Gijón a manos de su madre, que no ha existido oficialmente para el Gobierno, sino también por un gesto hacia las víctimas de ETA que se ha conocido este miércoles. Víctimas que han recibido en sus domicilios la visita de un cartero para entregarles un paquete con remite gubernamental. En su interior, un estuche y una carta.

La carta, breve: «Me complace enviarle la medalla correspondiente a la insignia de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo que le ha sido concedida, con la que la sociedad española rinde testimonio de honor y memoria a todos aquellos que han padecido directamente la violencia terrorista».

En el estuche que acompañaba a la misiva se encontraba esa insignia de reconocimiento a las víctimas del terrorismo. La misma que durante años, desde 2014, se ha entregado a otras víctimas de ETA en actos públicos. Bien organizados por el Gobierno central o bien en homenajes por parte de las delegaciones del Gobierno en cada comunidad autónoma. No ha sido así esta vez.

«Reconocimiento»

«La insignia expresa de forma simbólica el necesario reconocimiento público, social y moral a su sufrimiento injusto, a su contribución a una convivencia pacífica y a su memoria», finaliza la carta, firmada por la subdirectora General de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo. El envío lo realiza Interior, pero la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo que la concede depende del Ministerio de Presidencia.

Una de las víctimas que ha recibido este reconocimiento por vía postal ha sido Maite Araluce, presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). El 4 de octubre de 1976, José María, su padre y entonces presidente de la Diputación de Guipúzcoa, volvía a comer a su domicilio. Tres individuos que fingían esperar al autobús en una parada cercana se le acercaron y comenzaron a dispararle con subfusiles. Más tarde se encontraría en el lugar cerca de un centenar de casquillos. Aquella descarga mató también a su chofer y a los tres policías que le escoltaban. El estruendo de las detonaciones provocó que Maite, entonces de 15 años de edad, se levantase de la mesa en la que almorzaba para asomarse corriendo a la terraza y comprobar, en vivo, cómo ETA estaba acribillando a su padre.

«Es muy triste que el reconocimiento de Interior por ser víctima del terrorismo te lo envíen por correos. Ni un acto de reconocimiento, ni una entrega digna… Mientras tanto, se permite que a los terroristas se les hagan actos de recibimiento y homenajes», ha criticado la propia Araluce tras recibir el paquete postal.

Franquismo

Aquella carnicería etarra, una de tantas, parece no tener encaje en la nueva Ley de Memoria Democrática pactada por el Ejecutivo con EH Bildu, ya que el nuevo texto legislativo busca impulsar homenajes públicos y oficiales a las víctimas del franquismo y del postfranqusimo. Eso sí, hasta 1983, es decir, todas las registradas hasta que el PSOE llegó al Gobierno, dejando fuera los años del GAL.

Al mismo tiempo que las medallas a las víctimas de ETA se envían por mensajero, el Gobierno organizó este lunes su primer acto de desagravio a la «memoria democrática» de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo. Una ceremonia presidida por Sánchez y a la que no faltaron 17 ministros de su Gobierno.

Allí se condecoró a militantes y dirigentes comunistas, sindicalistas, representantes de la masonería o del activismo LGTBI durante la dictadura, además de a Las Trece Rosas, o al último superviviente de la matanza de Atocha. El líder socialista aprovechó la ocasión para exigir al PP la renovación del CGPJ y para reprochar que la oposición no acudiese al acto.

Yihadismo

Pese a que las víctimas de ETA no han tenido su reconocimiento público, y han tenido que asumirlo en la intimidad de sus domicilios, el Gobierno sí ha organizado actos de homenaje a víctimas del terrorismo islamista. 

El pasado mes de marzo, sin ir más lejos, Sánchez entregó personalmente los reconocimientos a las familias de cinco españoles fallecidos en el extranjero en ataques de grupos yihadistas.

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