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Tribunales

Lobato confirma al Supremo que el gabinete de Sánchez le filtró el documento secreto contra Ayuso

Lobato deja voluntariamente su teléfono como prueba de que dice la verdad

El ex líder de los socialistas de Madrid ha salido de la declaración sin ser imputado

Lobato empuja al Supremo a implicar La Moncloa en la filtración

  • Irene Tabera y Fernán González

Juan Lobato ha ratificado al juez que investiga al fiscal general del Estado por la presunta filtración contra Ayuso, que recibió la información secreta sobre su novio a través de un WhatsApp de Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete del jefe de Gabinete del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El ex líder de los socialistas madrileños no ha resultado imputado gracias a la declaración ante notario con la que se protegió judicialmente. Y como prueba de que dice la verdad, ha dejado su teléfono móvil en el Tribunal Supremo para que sea analizado.

La abogada del Estado Zaida Isabel Fernández, que presentó la querella contra el juez Juan Carlos Peinado en nombre de Pedro Sánchez, no ha preguntado durante la comparecencia de Lobato. Tampoco lo ha hecho Ángeles Sánchez Conde, teniente fiscal del Alto Tribunal y número 2 del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

Lobato había sido citado para declarar como testigo tras conocerse que había llevado a la notaría unos mensajes de La Moncloa en los que le pedían mostrar las comunicaciones protegidas por el secreto profesional antes de que esos datos se hicieran públicos en los medios de comunicación. Esos mensajes procedían de Pilar Sánchez Acera.

El objetivo de La Moncloa era que Lobato utilizara esa información en la Asamblea para atacar a Ayuso. Sin embargo, el líder de los socialistas madrileños se habría negado y, Sánchez Acera le informó de que, en ese caso, se lo trasladaría a Angélica Rubio, directora de elplural.com y actual miembro del Consejo de Administración de RTVE. Una vez publicado en ese medio, Lobato sí utilizó la información para acusar a Ayuso en la Asamblea.

Sin embargo, una vez que se puso en marcha la investigación contra el fiscal general en el Supremo, Lobato llevó esas conversaciones del 14 de marzo de 2024 ante notario, según informó ABC. La fecha coincide además con las informaciones que apuntan que el PSOE se estaba planteando sustituir a Juan Lobato por Óscar López, ahora ministro de Transformación Digital y para la Función Pública.

En todo caso, el ex líder de los socialistas madrileños ha evitado apuntar directamente a Óscar López. Se ha limitado a decir que hablaba directamente con Sánchez Acera y que este extremo se puede comprobar en los mensajes de texto de su teléfono que ha dejado voluntariamente a disposición judicial.

Antes que los periodistas

El ex dirigente socialista ha admitido que protocolizó el documento ante notario para protegerse y le ha dejado el acta notarial al juez. En ella hay algunas capturas de conversaciones de él con la jefa de gabinete del jefe de Gabinete de Sánchez. Ese documento será entregado en los próximos días a las partes que se han personado en la causa.

Finalmente, ha admitido que tenía la información sin marca de agua y antes de que la publicara el medio elplural.com. El correo de Moncloa lo recibió Lobato a las 8:29 horas, mientras que el medio lo publicó a las 9:29 horas. Una vez que había aparecido la información en el digital, la alto cargo de presidencia le comunicó «ya está» para confirmar que podía usarlo en la Asamblea.

El Supremo ha copiado el contenido del teléfono de Lobato para contrastarlo con el acta notarial en la que aparecen los mensajes de Sánchez Acera, en los que ofrecía íntegramente el correo electrónico donde el novio de Ayuso reconocía los delitos fiscales por los que se le investigaba.

Los pasos siguientes a esta declaración pasarían por llamar a testificar a Sánchez Acera. Esa alto cargo del Gobierno podría decir que fue su jefe quien pidió enviar el material controvertido al jefe de los socialistas madrileños o, por el contrario, asumir toda la responsabilidad y ser «cortafuegos» para que las consecuencias de esta operación contra Ayuso no terminen escalando al que fuera jefe de gabinete de Sánchez o al propio presidente del Gobierno.

En el caso de que opte por la primera opción, hay que tener en cuenta que Óscar López dio el salto a ministro de Transformación Digital hace dos meses, por lo que en estos momentos se encuentra aforado ante el Supremo. Pero, si finalmente el juez instructor le imputase, se sumaría a la lista en la que ya figuran Álvaro García Ortiz y Pilar Rodríguez, fiscal provincial de Madrid. De llegar a este nivel del proceso, las cosas se complican para Sánchez: López era su jefe de gabinete, por lo que de ser imputado, aumentarían las dudas sobre el nivel de conocimiento que tenía el presidente del Gobierno a cerca de esta ofensiva contra Ayuso.

La dimisión forzada de Lobato

Lobato trató de defenderse en varias entrevistas en medios de comunicación. Incluso realizó este martes una comparecencia pública en la Asamblea en la que denunció «el linchamiento que ha habido por parte de algunos dirigentes» del PSOE contra él.

«Al final, es siempre la misma historia», lamentó Lobato. El ex secretario general del PSOE de la Comunidad de Madrid incidió en que «se intenta por parte de unos pocos que parezca que el malo es precisamente quien decide no hacer las cosas mal».

Finalmente, 24 horas después de ese discurso de apenas 3 minutos en la Asamblea, Lobato anunció por carta su dimisión: «Yo no creo en la destrucción del adversario, en la aniquilación del que discrepa y del que piensa diferente». «Lo hago para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años», abundaba.

Mientras que se iba, mandó un recado a la dirección de su partido, encabezada por el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Hizo un llamamiento a favor de «apostar con decisión por la POLÍTICA (sic) con mayúsculas». Y aseguró que esa «forma de hacer política» no es «igual ni quizá en ocasiones compatible» con la que tiene la «mayoría de la dirigencia actual» del PSOE. «Lo asumo democráticamente. Pero no puedo renunciar a ser como soy y como he sido siempre», sentenció.