La letalidad se multiplica por cuatro con las nuevas cepas de coronavirus

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Carlos Cuesta

La tranquilidad trasladada por Fernando Simón tras el conocimiento de las nuevas cepas no pudo ser más errónea, otra vez. Pese a que la curva de incidencia acumulada por contagios empieza a doblegarse, la mortalidad de los contagiados se ha disparado: días como el 19 o el 20 de enero mostraban tasas de letalidad cercanas al 1,1%; febrero ha marcado de forma insistente datos cercanos o superiores al 2%; y este 9 de febrero, la letalidad ha alcanzado el preocupante dato del 4,67%. Casi cinco personas muertas por cada 100 contagiados de coronavirus desde la expansión de las nuevas cepas.

Fernando Simón vuelve a dar otro campanazo científico. Fue al comienzo de enero cuando aseguró que el avance de la cepa británica sería “marginal”. Una semana más tarde modificó su versión para asegurar que podría ser dominante. Y, en estos momentos, la letalidad, justo en plena expansión de estas cepas, se ha disparado en España hasta multiplicarse por cuatro.

La tasa de letalidad refleja el porcentaje de muertos por cada 100 contagiados. Y ese indicador ha evolucionado desde tasas del 1,17% el 19 de enero o el 21 de enero 0,91%, pasando por 1,62% el 26 de enero o del 1,48% el 28 de enero, hasta llegar al 2,49% el 2 de febrero, el 1,79% y 2,04% el 3 y el 5 de este mismo mes de febrero, respectivamente. Es decir, que los porcentajes se habían duplicado hasta hace bien poco. Pero el gran salto lo acaba de dar este dato: este pasado 9 de febrero, la tasa de letalidad se ha disparado hasta el 4,67%: 4,67 personas fallecidas por coronavirus de cada 100 casos detectados.

El Gobierno estaba avisado

El incremento es más que preocupante. Pero no debía haber cogido por sorpresa al Gobierno. El pasado 30 de enero, tal y como publicó OKDIARIO, mientras el Ejecutivo sigue con sus mensajes de tranquilidad y afirmando que las comunidades autónomas tenían en su mano herramientas suficientes para frenar el Covid, la entrada de las nuevas variantes del virus empezó ya a dejar una huella difícil de ocultar. Las dos semanas de explosión de las nuevas cepas de coronavirus en España hasta el cierre de enero se vieron ya acompañadas de un incremento de la mortalidad de los contagiados.

Si en la primera quincena de enero la tasa de muertos en porcentaje del número de casos diagnosticados alcanzó el 0,92%, las dos semanas siguientes vieron incrementar ese dato hasta el 1,20%. En resumen, en ese periodo, en el que la inmensa mayoría de países habían alertado del peligro de las nuevas cepas, España vio crecer la mortalidad de sus enfermos por Covid en un 30,43%.

El dato de aumento de la tasa de muertos por contagiados era por esas fechas, curiosamente, similar al anunciado por el primer ministro británico, Boris Johnson, el pasado 22 de enero para la cepa británica: un 30%. Johnson señaló aquel viernes que la nueva cepa identificada en Reino Unido, y detectada ya en varias comunidades autónomas españolas, podría incrementar la mortalidad según «las primeras evidencias científica». En concreto, señalaba, hasta un 30%.

La afirmación de Johnson disparó la preocupación sobre la propagación de esta nueva variante de Covid, que se extiende sin control por España. Hasta ese momento, las evidencias habían sugerido que la cepa era más transmisible, pero no se había relacionado con un incremento de la mortalidad. Pese a ese aviso, en España, el mensaje oficial no varió durante tiempo.

El anuncio de Johnson se produjo, además, justo cuando el Ministerio de Sanidad acababa de publicar un informe en el que aseguraba que la variante británica del Covid tenía un mayor riesgo de transmisión, pero las personas contagiadas «no tienen mayor riesgo de padecer una enfermedad grave» ni afecta a la inmunidad natural ni eficacia de las vacunas.

El dato del aumento de la tasa de letalidad no es una prueba definitiva del aumento de la mortalidad en la población contagiada. Pero sí debería llevar a una cautela, especialmente a la vista de que Reino Unido y sus investigadores coinciden en el avance de la letalidad.

Hasta el cierre de enero, de hecho, el informe de Sanidad titulado ‘Circulación de VOC 202012/01 (B.1.1.7) y otras variantes de SARS-CoV-2 de interés para la salud pública en España’ afirmó que la variante británica del Covid «implica un mayor riesgo de transmisión, lo que podría condicionar un aumento de la incidencia de casos» de coronavirus y, aunque «el impacto sobre la presión asistencial este momento se considera bajo, podría llegar a ocasionar un mayor número de ingresos de forma proporcional al aumento de la incidencia».

Sanidad sí avisó en ese documento de que «el riesgo de nuevas introducciones y diseminación se considera muy alto». Pero «con la información disponible en este momento, el riesgo de reinfecciones por esta variante así como la reducción de la efectividad vacunal se considera bajo».

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