España

Un informe del Gobierno alertaba del riesgo del Covid dos días antes de que Sánchez lo diese por «vencido»

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El 10 de junio, en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez proclamó, eufórico: «Hemos vencido al virus». El presidente socialista enfatizaba su gestión y la medida excepcional del estado de alarma. «No lo estoy diciendo yo, lo están diciendo estudios científicos independientes: como consecuencia de ese confinamiento, se han salvado 450.000 vidas. Hemos perdido la vida de más de 27.000 compatriotas, pero hemos salvado la vida de 450.000 personas», decía Sánchez. Un informe del Gobierno fechado apenas dos días antes advertía, sin embargo, avisaba de que la amenaza del virus seguía patente y alertaba: «No se debería bajar la guardia».

El ‘Informe del Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre atmósfera’ y Covid-19′ reflexionaba en concreto sobre la estacionalidad del virus SARS-Cov-2 y el «impacto sobre el clima y la calidad del aire».

Este grupo, adscrito al Ministerio de Ciencia, rebatía en el documento una de las tesis que planteó el propio Gobierno, que el virus podría desaparecer con la subida de las temperaturas. Y avisaba, al mismo tiempo: «Aunque las altas temperaturas y los cambios de comportamiento social bajen la infectividad, no está garantizado que la epidemia desaparezca en verano, siendo bastante probable que prosiga a un ritmo más moderado y que incremente la actividad en otoño».

«Con todas estas incertidumbres no se debería bajar la guardia en las estaciones cálidas, ya que el virus SARS-CoV-2 puede seguir circulando de forma importante al haber muchas personas susceptibles», se alertaba en el informe.

A continuación, se avisaba de que «en otoño e invierno las condiciones climáticas y actividades sociales (preferentemente en lugares cerrados) serán propicias para la estabilidad y circulación del virus, que se podrían traducir en un aumento de los contagios y de la enfermedad si las medidas de contención y el distanciamiento físico no se cumplen o se relajan en exceso».

La realidad ha confirmado que, mientras Sánchez negaba ya la gravedad de la crisis, el virus seguía en activo. La explosión de la pandemia se produjo fundamentalmente al regreso del verano, tras varias semanas con brotes descontrolados. En ese tiempo, y pese a las quejas desde las comunidades autónomas, el Gobierno rechazaba el riesgo y actuar en consecuencia. «Si esto es una segunda ola, desde luego no lo parece», llegó a decir Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias.

Estacionalidad del virus

La hipótesis de que el virus se comporta con menor fiereza en verano ha quedado definitivamente descartada. Si algo influye en menores contagios es la distancia social o hacer vida al aire libre. El informe del Ministerio de Ciencia ya advertía, entre todas las incertidumbres, que aún cuando se pudiese afirmar que el virus se transmite de forma menos eficiente con las altas temperaturas, en el caso del Covid existe otra particularidad con respecto a virus como el de la gripe: «Que la mayoría de la población -excepto los que ya han pasado la enfermedad- es susceptible de ser infectada. El virus podría compensar entonces la menor transmisibilidad en las estaciones más cálidas con el alto número de personas capaces de infectarse y de transmitir la enfermedad».

La supuesta estacionalidad del virus ha provocado versiones encontradas en el propio Gobierno. En uno de sus informes sobre la pandemia, el Ministerio de Sanidad preveía que la transmisión tendría «menos intensidad» en los meses calurosos.

En concreto, el dossier de Información Científico-Técnica sobre la Enfermedad por coronavirus recogía en julio un apartado específico a valorar la «estacionalidad» del virus. Sanidad, tras afirmar que «se desconoce si el SARS-CoV-2 tendrá un patrón estacional al igual que ocurre con otros virus respiratorios», como la gripe, acababa concluyendo que «es probable que en verano se seguirá transmitiendo, aunque con menor intensidad».

Ello, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había advertido de que «la estación no afecta a la transmisión de este virus».

Ahora, ese informe se ha modificado. La última actualización, correspondiente al 12 de noviembre, señala que «en el inicio de la epidemia, se teorizó acerca de si el SARS-CoV-2 tendría un patrón estacional al igual que ocurre con otros virus respiratorios como la gripe o los coronavirus causantes de los catarros comunes».

Sin embargo, concluye que «hay que tener en cuenta el resto de factores que influyen en la transmisión en el curso de esta epidemia, como la alta susceptibilidad a la infección de la población en su conjunto y la relajación de las medidas de distanciamiento social con la llegada del verano».

«Del mismo modo, durante los meses fríos, la temperatura no es el único factor que influye en la mayor transmisión, sino también las actividades en espacios cerrados con poca ventilación y el hacinamiento. Durante estos meses, las enfermedades respiratorias, típicamente se amplifican a partir de la transmisión en centros de trabajo, escolares, celebraciones y reuniones en domicilio».