España
Ministerio de Consumo

La guía antisexismo de Garzón ya no sólo ataca el azul: critica los juguetes negros, verdes o marrones

La nueva guía «Libertad para jugar» del Ministerio de Consumo da nuevos pasos en sus críticas a los juguetes de los más pequeños. Ahora consideran «sexista» que los divertimentos infantiles sean, además de azules o rosas, de color «negro, marrón y verde». A lo largo de 42 páginas, el departamento de Alberto Garzón censura determinados juegos por, dice, estar destinados a los niños o a las niñas exclusivamente.

«Hay que mirar más allá del rosa y el azul. Éstas son algunas de las
máscaras detrás de las que también se esconde el sexismo. Niñas: Además del rosa, se utilizan tonos pastel con predominio del rosa, morado y amarillo. Niños: Además del azul, se escogen tonos saturados, además del negro, marrón y verde», reza el documento oficial del Gobierno de España, que ha distribuido en los buzones de las cientos de familias españolas que lo han pedido.

Bajo el epígrafe de «Los mil y un disfraces del sexismo» el Ministerio de Consumo saca la lupa para cazar cualquier atisbo de estereotipos de género. Además del color, critican el empleo de diminutivos («Mini, Peque, Little, Casita, Comiditas, Merienditas, Bolsito, Blandito, Hermanito, Sillita, Ratita…») en los juguetes femeninos y superlativos en los masculinos («Mega, Gran, Gigante, Hyper, Massive, Ultra, Multi, Extreme, Colosal…»).

Señalan que el sector juguetero tiene productos en el mercado con referencias a la moda, el glamour y la fantasía para las niñas («Fashion, Fashionista, Cute, Chic, Dream, Fantasy, Glam, Brillos, Look, Stylist, Design, Luxury, Purpurinizador, Mágica, Sunshine…») y bélicas y violentas para los niños («Explosión, Ataque, Batalla, Vengadores, Luchador, Destructor, Defiende, Rescate, Bandido, Gladiador, Duelo, Raptor, Guerrero, Monstruo…»).

Se afea que para las chicas jóvenes se apuesta por «formas redondeadas y curvas que tienen que ver con lo adaptable y seductor, materiales flexibles y blandos, superficies lisas y brillantes y composiciones equilibradas». Mientras que para el sexo contrario «formas angulosas, con picos y
cuadradas, materiales rígidos y duros, superficies mates, muchas texturas diferentes mezcladas, composiciones desproporcionadas».

También atribuyen juguetes diferenciados por ritmos (actividades estáticas y lentas para ellas y rápidas y de acción para ellos), espacios (domésticos y de cuidados para ellas y al aire libre para ellos) y roles (belleza y cuidado de personas para las chicas y de acción competición para los niños). Igualmente, no ven bien que haya para ellas emociones, vulnerabilidad y afectividad (mi primer diario, cuentacuentos, bebé llorón, botiquín, etc.) y superioridad, mando, ciencia y tecnología para ellos (interactivo, inteligente, robots, construcción, titán héroes, capitán, genios).

Extracto de la guía.

«No sólo se invita a pasear por determinado universo o pasillo, también se impide la entrada al otro señalándolo como contrario u opuesto. No es habitual ver a personajes masculinos y femeninos mezclados o formando equipo. En las mochilas infantiles de dibujos animados suelen agrupar a los personajes femeninos en unas con tonos rosas, y a los masculinos en otras con tonos azules, transmitiendo la idea de que si estás en un grupo no puedes estar en el otro», censuran desde el Gobierno.

Gordofobia

También entran en el tema de la gordura. «Las organizaciones en defensa de la salud mental advierten que los juguetes pueden fomentar y normalizar los complejos y los trastornos alimentarios en las criaturas, ya que, además de en los juguetes, esos perfiles inalcanzables se siguen reproduciendo en la publicidad, la moda y las imágenes con filtros y retoques de Instagram», apuntan. «La diversidad de cuerpos en los juguetes es necesaria para que las niñas y los niños sean capaces de quererse y aceptar su propio cuerpo y el de las demás personas», reclaman. En este contexto agregan con pesar: «Las niñas todavía se enfrentan a una imposición adicional: su cuerpo debe ser seductor».

«Algunas muñecas ni siquiera representan a mujeres o a niñas, sino a
bebés de ojos enormes que están maquilladas, vestidas con tops que muestran su ombligo y numerosos complementos de moda (bolsos, joyas, tacones…)», afean.

Para ayudar a los padres, Consumo se plantea si es mejor no caer en el consumismo y regalar juegos a los pequeños. «¿Realmente es necesario que un catálogo de juguetes tenga 500 páginas? ¿El juego o juguete va acompañado de muchos accesorios que pueden provocar el deseo de poseerlos en la realidad? ¿Incita a las niñas y los niños a comprar más? ¿Les conciencia sobre los límites del planeta, la necesidad de cuidar el medioambiente o de reciclar? A veces menos, es más», lanzan para dejar caer que si no compras juguetes evitas el problema del sexismo.