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La Guardia Civil tuvo 18 coches sin estrenar en Ceuta porque faltaba el permiso de Marlaska

La Policía Nacional y la Guardia Civil han vivido la situación más tensa en Ceuta desde hace décadas. Sus agentes han tenido que controlar la entrada ilegal de 10.000 personas impulsadas por el Gobierno de Marruecos sin medios ni efectivos suficientes. Y lo han tenido que hacer sin, ni tan siquiera, contar con los 18 vehículos que se han encontrado durante toda la semana en el puerto de Ceuta, que tendrían que haber sido puestos a disposición de los agentes de la Guardia Civil pero que, por el contrario, han seguido sin estrenar porque no tocaba aún sacarse la foto política de turno de la entrega de los coches.

Fuentes policiales de Ceuta han confirmado a OKDIARIO la existencia de un total de 18 vehículos parados en el puerto de Ceuta. Es decir, 18 automóviles que hubiesen resultado de una gran utilidad en estos días pasados para garantizar el control del orden público y que, sin embargo, no han podido ser empleados por los agentes de la Guardia Civil debido a que la orden era la de no sacarlos aún de esas instalaciones.

«Llevan ahí semanas. Nos han dicho que falta un permiso para que los podamos usar y que, además, hay un problema con las baterías… Pero ¿con las baterías de todos los coches, que son de tres marcas distintas?”, señala una fuente policial.

Los vehículos en cuestión corresponden, efectivamente, a tres marcas y modelos distintos: “Cinco todoterrenos, estilo Land Rover, ocho Renault Megane y cinco vehículos más Alfa Romeo”. Y todos ellos han permanecido durante toda la oleada de inmigrantes ilegales en las instalaciones del puerto de Ceuta.

«Hablan de un permiso administrativo para que podamos usar los coches. Ese permiso todos sabemos aquí cuál es: la foto política que se hacen con cada entrega de vehículos a la Guardia Civil o a la Policía Nacional, una foto que la controla el Ministerio del Interior y que se utiliza políticamente para dar la sensación de que contamos con medios, cuando la realidad es que destinan mejores medios en las compras de material para Marruecos que para nosotros”, señala otra fuente.

El modelo más barato

La queja del agente tiene un respaldo objetivo. El Gobierno de Pedro Sánchez ha comprado recientemente para la Guardia Civil el modelo de todoterreno más barato que ha encontrado en el mercado pero alega que el vehículo está «homologado» y cumple con los «mínimos» estipulados en el contrato marco.

Paralelamente, el Ejecutivo de Sánchez ha adjudicado durante su mandato un contrato de alrededor de 7 millones de euros a Toyota para el suministro a Marruecos de 130 todoterrenos Land Cruiser a 37.500 euros la unidad. Más del doble de lo que costaron los Dacia Duster de la Guardia Civil.

Así lo reconoció, de hecho, el Ministerio del Interior en el Congreso de los Diputados el pasado mes de abril, ante una pregunta por escrito registrada por el Grupo Parlamentario Vox en la que se hacían eco del malestar que ha producido internamente en la Guardia Civil la compra de estos vehículos ‘low cost’ mientras se desembolsan más de 7 millones para los Land Cruiser regalados a Marruecos.

«El Dacia modelo Duster se encuentra homologado dentro del Acuerdo Marco 14/2017 de la Dirección General de Racionalización y Centralización de la Contratación (DGRCC), en el subtipo Todo Camino pequeño, por lo que entra a competir en valoración final con el resto de los homologados en dicho subtipo, siendo destinados a diferentes unidades según necesidades», explica el Ministerio del Interior a través de su respuesta.

La compra de estos Dacia Duster ha estado acompañada de polémica dentro de la Guardia Civil, pues consideran que es la opción más barata del mercado -por un precio base de 15.000 euros más los extras del kit policial-.

La otra cara de la moneda, y la que precisamente ha amplificado el malestar en la Guardia Civil, son los flamantes 130 Toyota Land Cruiser que el Gobierno adjudicó el pasado mes de febrero por un importe de 4.875.000 euros (sin IVA) y que van destinados a su uso policial por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes. Es una contrapartida por la lucha de Rabat contra la inmigración ilegal. Un ‘agasajo’ por su labor, como la experimentada estos pasados días en Ceuta.