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GUARDIA CIVIL

La Guardia Civil licita una megacompra de 10 millones de balas para sus fusiles de asalto

La Guardia Civil busca asegurarse el suministro de millones de cartuchos y balas para sus armas largas y fusiles. El Cuerpo ha licitado la compra de 9,45 millones de balas «como mínimo» para sus fusiles de asalto, tanto del calibre 5,56 mm como del 7,62 mm. Para ello, destinarán 8,2 millones de euros a la adquisición, que no será una tarea fácil para el Ministerio del Interior en vista de las tensiones que ha provocado en el mercado armamentístico la guerra tras la invasión rusa de Ucrania.

La Guardia Civil necesita balas para los fusiles de asalto y armas largas varias que tiene en servicio, como las MZ-4P, el SIG SG 553 o el fusil G-36 (que también utilizan las Fuerzas Armadas españolas).

Según refleja la documentación de la licitación, esta munición «es idónea para ser utilizada en diversas armas de dotación en diferentes unidades, para su empleo en controles, manifestaciones, conducciones de presos, identificaciones de personas».

En total, la Guardia Civil espera gastar alrededor de 8,2 millones (IVA incluido) en esta compra, aunque no se descarta que por el aumento de precios de la munición por culpa de la guerra de Ucrania el importe acabe siendo superior.

«Medios para agresiones»

«Para cumplir con el objetivo de dotar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de los medios técnicos, materiales e infraestructura idóneos para el desempeño de sus funciones, es necesario que los componentes de la Guardia Civil se encuentren dotados del material suficiente para conseguir la operatividad y eficacia del Servicio», argumentó la Guardia Civil en la memoria adjunta al contrato.

Recalcan que, con ese objetivo a la vista, es primordial que «todos sus miembros realicen sus servicios con la debida profesionalidad, adecuando los medios disponibles a la justa y necesaria proporcionalidad que exige el bien protegido o la importancia de una agresión».

«Esta preocupación es mucho más acusada cuando se trata del uso de las armas de fuego, no sólo por la naturaleza irreversible de los hechos que pueden acaecer con sus acciones sino, también, por la pérdida de imagen policial que conlleva, incluso cuando su empleo ha sido acertado y conforme a la normativa vigente», indican.

Por ello, dicen «se estima la necesidad de adquirir cartuchería de los calibres 5,56×45 mm. NATO ordinario y 7,62×51 mm. NATO ordinario». Alegan en los pliegos que la función de las balas será «la instrucción policial del personal de la Guardia Civil en aras de una mejor seguridad ciudadana, y con el objetivo de que adquiera un elevado grado de seguridad y manejo, así como para asimilar los conocimientos necesarios».

Sin embargo, fuentes del Cuerpo apuntan que esa cantidad de munición supera con mucho las necesidades de instrucción, por lo que entienden que serán utilizadas para servicios ordinarios que así lo requieran.

Balas más caras para el G-36

La guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania ya ha cumplido año y medio. Y entre sus consecuencias más palpables está la grave crisis económica que ha generado, disparando la inflación en toda la zona euro. Un aumento de precios que también ha afectado, de manera importante, a la industria de defensa. Especialmente al mercado de la munición.

La altísima demanda procedente del campo de batalla ucraniano ha provocado que comiencen a escasear los proyectiles de artillería y las balas. El precio se ha disparado de tal manera que el Ministerio de Defensa ya las ha tenido que pagar casi al doble de su precio para formar su «reserva estratégica» de guerra.

Lo desveló OKDIARIO en noviembre del pasado año: el Ministerio de Defensa planificaba la creación de una «reserva estratégica» formada por alrededor de 20 millones de balas del calibre 5,56×45 mm. Las que utilizan el fusil G-36, el de servicio estándar de las Fuerzas Armadas, o las ametralladoras ligeras MG-4. El mismo tipo de bala que este lote 1 que proyecta la Guardia Civil.

La compra de la reserva de balas para el arsenal estratégico se produjo el pasado mes de diciembre, pero lo hizo a un precio más elevado de lo que preveía Defensa. Se licitó la compra por un importe de 6,3 millones, pero finalmente se pagaron 11,8. Casi cinco millones de euros más de lo previsto inicialmente.