España
Indultos 1-O

Los golpistas indultados por Sánchez salen de la cárcel envalentonados: «No nos echaremos atrás»

  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Los nueve golpistas indultados por el Gobierno ya son ciudadanos libres, sin el peso de las penas por los delitos de sedición y malversación de fondos públicos que les impuso el Tribunal Supremo en 2019. Han abandonado la cárcel a la misma hora, como habían pactado, para conseguir esa foto de grupo que sus huestes venderán como el triunfo del independentismo frente a la persecución política y judicial del Estado. «La cárcel no nos ha doblegado, al contrario: continuaremos con nuestros compromisos», ha proclamado Oriol Junqueras a las puertas de la prisión recién abandonada.

A la opereta del «reencuentro» interpretada por Pedro Sánchez en el Gran Teatro Liceo ha respondido este miércoles el separatismo con una performance de los golpistas del 1-O como fingidos mártires de la imaginada represión del Reino de España. Gritos de «¡Independencia!» han acompañado los primeros pasos en libertad de los indultados y las apelaciones del presidente a la concordia se han estrellado en el muro de las históricas reivindicaciones del separatismo: amnistía, referéndum, república e independencia.

De la prisión de Lledoners han salido, además del líder de ERC, Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Quim Forn, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, que han posado con los símbolos separatistas habituales: una estelada y una pancarta con el lema «Freedom for Catalonia». De la de Wad Ras lo han hecho Carmen Forcadell y Dolors Bassa. A las puertas de prisión les ha recibido una amplia representación del Govern de Cataluña, con su presidente, Pere Aragonès, al frente en el caso de los golpistas varones.

Todos ellos estaban condenados a penas de entre 9 y 13 años por alzarse pública y tumultuariamente contra la legalidad estatutaria y constitucional durante el otoño de 2017 con una serie de comportamientos que acabaron en el referéndum ilegal del 1 de octubre. Junqueras, cabecilla de la sedición, recupera la libertad tras haber cumplido tres años y ocho meses de prisión de los 13 a los que fue condenado.

Los golpistas indultados han tenido a su disposición una tarima y un micrófono para lanzar sus soflamas a las decenas de catalanes que han acudido a recibirles a la entrada de las cárceles. «Hagamos servir esta pequeña victoria para conseguir nuestra gran victoria», ha celebrado Forcadell. «Nos reafirmamos para seguir luchando, la represión no nos ha vencido ni nos vencerá», ha dicho Cuixart, que ha colocado en su redes sociales una foto con el lema «Ho tornarem a fer» («Lo volveremos a hacer»). «No nos echaremos atrás, no habrá silencio a cambio de los indultos», ha proclamado Sànchez. «Es la continuidad de la lucha de un país», ha afirmado Forn. «Nuestro compromiso con lo que empezamos el 1-O no es parcial, ni reversible, ni condicionado», ha dicho Turull parafraseando la condiciones que el Gobierno ha impuesto a los indultos. «Hoy no se acaba nada», ha insistido Romeva.

¿Valentía o necesidad?

La medida de gracia del Gobierno ha sido recibida con displicencia por el independentismo, que, además, no tiene reparos en recordarle a Pedro Sánchez que los indultos no son fruto de su magnanimidad o espíritu de concordia, de lo que el presidente se jacta, sino de la necesidad de contar con el voto de ERC para seguir en la Moncloa.

En ello ha insistido el portavoz de la formación separatista en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, durante la sesión de control al Gobierno. «¿Es valentía o es necesidad? Porque usted hace dos años se presentó a unas elecciones hablando de Fiscalía y hoy habla de política y todo el mundo sabe lo que a nosotros y nosotras nos gusta hablar de política… así que a buen entendedor pocas palabras bastan».