España

Los cuatro jinetes del Apocalipsis que traicionaron a Rivera y conducen a Cs al precipicio

La líder Inés Arrimadas y su guardia pretoriana: el vicesecretario general Carlos Cuadrado (muñidor de la fallida moción de censura de Murcia), el vicesecretario adjunto José María Espejo-Saavedra y el diputado por Málaga Guillermo Díaz, que en muchos ámbitos marca la estrategia informativa del partido.

Son los cuatro jinetes del Apocalipsis que, tras traicionar a Albert Rivera, han impuesto un giro ideológico –cediendo ante los cantos de sirena de Iván Redondo y José Luis Ábalos– que parece conducir al partido naranja al precipicio de la irrelevancia. Un giro ideológico de 360 grados, como diría la vicepresidenta Carmen Calvo.

Varios pesos pesados del partido como la vicealcaldesa de Madrid Begoña Villacís y el portavoz de Cs en las Cortes Valencianas, Toni Cantó, han forzado la celebración de una ejecutiva prevista para este lunes, en la que exigirán a Inés Arrimadas y su equipo responsabilidades por el estrepitoso fracaso de la moción de censura de Murcia, que ha hundido la credibilidad del partido liberal.

La operación negociada en secreto durante varios meses en La Moncloa con los más estrechos colaboradores de Pedro Sánchez, como el secretario general de Presidencia Félix Bolaños, ha dinamitado el crédito de Ciudadanos y ha logrado desestabilizar los pactos de gobierno con el PP en otras tres regiones: Madrid (donde Ignacio Aguado ha roto todos los puentes con Ayuso, decidido a estrellarse en las urnas el 4-M), Andalucía y Castilla y León (cuyo vicepresidente, Francisco Igea, no oculta su indignación y bochorno por el espectáculo de Murcia).

Toni Cantó en una imagen de archivo.

Todo indica que Inés Arrimadas intentará atrincherarse en la ejecutiva del lunes, protegida por su guardia pretoriana. Pero los ojos de muchos estarán puestos en Toni Cantó, sin duda el gran valor en alza de Ciudadanos, aclamado en las redes sociales por los contundentes discursos con los que deja en evidencia al Pacto del Botànic.

El coraje con el que Inés Arrimadas, Carlos Carrizosa y José María Espejo-Saavedra hicieron frente a los independentistas en el Parlament en las jornadas previas al golpe de Estado del 1-O ilusionó a millones de españoles. Fueron la voz del constitucionalismo mientras el presidente Mariano Rajoy sesteaba, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría aseguraba que nunca se celebraría el referéndum ilegal, el CNI buscaba sin éxito las urnas y miles de catalanes vivían con angustia el asalto de Puigdemont a la democracia.

El papel jugado por Ciudadanos en el Parlament fue una de las claves del arrollador resultado obtenido por el partido liberal un año y medio después, en las elecciones generales del 29 de abril de 2019, ya con Arrimadas formando tándem junto a Albert Rivera.

Ciudadanos obtuvo su mejor resultado electoral, 57 escaños, tras la denostada foto de Colón y con la promesa de no pactar, en ningún caso, con Pedro Sánchez y su banda. El bloqueo que condujo a unos nuevos comicios en diciembre de 2019 resultó letal para el partido naranja, cuya representación en el Congreso quedó reducida a diez escaños, mientras Vox irrumpía como tercera fuera política con 52 escaños.

Juan Carlos Girauta y Albert Rivera. (Foto: EFE)

Tras la marcha de Albert Rivera, Juan Carlos Girauta y Marcos de Quinto, se hacía con el control del partido Inés Arrimadas, que colocó en puestos clave de la ejecutiva a Carlos Cuadrado (ingeniero industrial y empresario del sector textil de 52 años) y José María Espejo-Saavedra, encargado ahora de imponer una férrea disciplina en el menguado Grupo Parlamentario del Congreso.

El tercer miembro de la guardia pretoriana de Arrimadas es el diputado por Málaga Guillermo Díaz, al que miembros de la ejecutiva atribuyen haber difundido en varios medios la tesis que culpaba del reciente fiasco de las elecciones catalanas a Albert Rivera, quien hoy guarda un incómodo silencio sobre la deriva de su partido. Las mismas fuentes indican que Guillermo Díaz intenta cerrar el paso ahora a Toni Cantó para evitar que sustituya a Melisa Rodríguez como portavoz nacional del partido.

El mal resultado obtenido por el candidato impuesto por Arrimadas, Carlos Carrizosa, en las elecciones catalanas del 14-F, en las que Cs ha pasado de ser la fuerza más votada a sumar sólo siete escaños, ha marcado un punto de inflexión en la estrategia del partido. Mientras algunos dirigentes del PP hablaban de una «fusión fría» con Cs para sumar fuerzas en el espacio de centroderecha (Toni Cantó parece próximo a esta tesis), Inés Arrimadas decidió dar un golpe sobre la mesa.

Tras el fracaso de Salvador Illa (ganador de las elecciones catalanas, pero sin opciones para gobernar, como le ocurrió a Arrimadas en 2017), los estrategas de La Moncloa decidieron que había llegado el momento de minar el poder autonómico del PP.

Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado (Foto: Comunidad de Madrid)

Fuentes de la ejecutiva de Cs señalan que la fallida moción de censura de Murcia era sólo un ensayo para desestabilizar luego los pactos de gobierno de Madrid, Andalucía y Castilla y León. La propia Inés Arrimadas, necesitada de marcar un perfil propio frente al auge de Vox, ha reconocido que el PSOE le pidió que rompa todos sus pactos con el PP.

«Presentar la moción de censura en plena pandemia, cuando están muriendo cientos de personas cada día era un disparate, una auténtica vergüenza», ha indicado a OKDIARIO un destacado miembro de Cs en Murcia, «pero además lo han gestionado fatal y nos lo van a hacer pagar en las urnas».

No ha habido tránsfugas en Murcia, simplemente, el partido se ha roto en dos. La elegida por Arrimadas para presidir el Gobierno de Murcia, Ana Martínez Vidal, ocultó a la dirección nacional que desde hace tiempo ni siquiera se habla con tres los diputados naranjas que, finalmente, se han negado a apoyar la moción de censura.

Lo peor está por llegar en Madrid, donde el grupo que lidera Ignacio Aguado ha consumado la traición a la presidenta Isabel Díaz Ayuso al ignorar el decreto de convocatoria de elecciones y ha apoyado tramitar las mociones de censura presentadas a contratiempo por Más Madrid y el PSOE.

La venta de «esclavos» de Ábalos

Mientras el Ejecutivo de Ayuso sufría el constante boicot de la Moncloa en la medidas sanitarias puedas en marcha contra la pandemia, Aguado ponía palos en las ruedas de la gestión del Gobierno regional, en un intento bastante infantil de marcarse un perfil propio. Un Ignacio Aguado completamente desatado ahora contra Ayuso que no sólo está enterrando las expectativas de Cs en las elecciones del 4-M, sino que amenaza con enturbiar las relaciones entre ambos partidos en Andalucía y Castilla y León.

Una deriva suicida a la que algunos dirigentes del partido quieren poner freno. En un festival de la hipérbole, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha intentado echar más leña al fuego este fin de semana acusando al PP de comprar tránsfugas en Murcia como si fueran «esclavos» e instando a Arrimadas a romper con el PP en toda España.