Torra y Colau secundan la huelga del terrorista que descuartizó a Bultó con una bomba en el pecho
En una decisión sin precedentes, los gobiernos de Quim Torra y Ada Colau han dejado en blanco sus agendas de este jueves para sumarse a la huelga convocada por el sindicato que lidera Carles Sastre, condenado en 1985 por el asesinato del empresario José María Bultó, a quien descuartizó colocándole una bomba en el pecho.
El independentismo, de la mano de Intersindical-CSC, el sindicato que lidera Carles Sastre, ha convocado para este jueves una huelga general que pretende colapsar Cataluña en protesta por el juicio contra los golpistas que se celebra en el Tribunal Supremo. Pero, consciente de que ha perdido fuerza en la calle, tanto Quim Torra como Ada Colau han decidido dar un paso al frente para evitar que el «paro de país» (como lo denomina el separatismo) sea un fracaso más.
Los dos dirigentes y sus respectivos gobiernos han suspendido sus agendas públicas, gesto inequívoco de que, también ellos estarán de huelga durante todo el día. Secundando así un paro al que el propio Sastre ve dificultades de éxito, según ha declarado en su presentación. «La huelga general tiene sus dificultades en un momento de cambios como este», ha dicho ante de hacer un llamamiento a la ciudadanía a salir a la calle porque «estamos viviendo un proceso de regresión de derechos y libertades, tanto en el ámbito social como laboral».
El ex miembro de Terra Lliure y el Ejército Popular Catalán tiene marcado el 9 de mayo de 1977 en su biografía. Junto a otros integrantes de esta banda terrorista que reivindicaba los supuestos ‘Países Catalanes’, se presentaron en la casa del hermano de Bultó en Barcelona. El industrial había acudido a comer con él. Haciéndose pasar por empleados del gas, se colaron en la vivienda. Bultó, de 77 años, y accionista de la empresa de motocicletas Bultaco era además presidente la empresa química S.A. Cros. Sastre y sus secuaces abordaron al anciano, y le adosaron con esparadrapo y bajo la axila izquierda, una bomba del tamaño de una tableta de chocolate. Funcionaba con un mecanismo antidepresor: cualquier intento de aflojar los esparadrapos accionaba el detonador.
Los terroristas amenazaron con hacerle estallar el explosivo si no les entregaba 500 millones de pesetas (3 millones de euros). Le dejaron una hoja con instrucciones sobre cómo pagar y desactivar la bomba. Bultó, pese a su avanzada edad, no perdió la cara en ningún momento a sus secuestradores y se negó al chantaje. Pidió a sus familiares que no dijeran nada y se fue a denunciarlo a la policía.
Trozos de vísceras en las paredes
Bultó nunca llegó a la comisaría. El artefacto hizo explosión y le reventó por completo. Su cuerpo quedó descuartizado. El periodista Alfredo Semprún describió la escena en el diario ‘Arriba’: “Las paredes desfiguradas por la sangre y los trozos de vísceras que tan violentamente habían sido incrustadas en ella por la explosión del artefacto; el paquete intestinal sobre el suelo a pocos metros de la parte inferior del cuerpo, los brazos mutilados junto a la cabeza trágicamente traumatizada, era todo lo que quedaba del que fuera sostén y corazón de una de las más importantes industrias españolas”.
Aunque fue condenado, cuarenta años después, el hoy líder del sindicato que quiere parar Cataluña sigue sin mostrar arrepentimiento. Un presentador de TV3 presentó hace meses a Sastre como «gran reserva del independentismo».
Entre las entidades, asociaciones y partidos que apoyan la huelga general están la ANC, Òmnium Cultural, Unió de Pagesos, la Plataforma 3-O, los CDR, Arran, Demòcrates, el PDECat, Junts per Catalunya, ERC, la CGT, la AMI, y la Crida Nacional por la República, el nuevo partido de Carles Puigdemont.