Los restaurantes catalanes no levantan cabeza tras el 1-O: «Tuve que pedir créditos y reducir plantilla»

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La industria hostelera continúa notando los efectos de la inestabilidad política en Cataluña. Así lo ha podido comprobar OKDIARIO al observar que las terrazas del centro de Barcelona se encuentran prácticamente vacías. Pese a tratarse de fin de semana y contar con un tiempo atmosférico favorable, los restaurantes no remontan. El problema no alcanza únicamente a los negocios con mesas en el exterior sino que se trata de una crisis general de la hostelería.

«La gente ha estado muy triste y no salían ni a cenar», afirma uno de los dueños de un local céntrico de la Ciudad Condal. La crisis catalana ha llegado a tal punto que aseguran haber contado con escasez de recursos económicos: «Octubre fue tan malo que he tenido que pedir un crédito para pagar a los empleados».

«La gente ha estado muy triste y no salían ni a cenar»

«Yo no soy ni independentista ni no lo soy, pero yo he tenido que despedir a cuatro empleados por falta de trabajo», añade acerca de la situación de sus locales.

El intento de internacionalización del conflicto por parte de la masa independentista ha generado miedo en los turistas. Muchos de ellos cancelaron su viaje por temor a lo que ocurría en Cataluña. «El otro día hablando con señores de Israel que venían a Barcelona…les decían ¿Estáis locos? ¿Ahí vas a ir como están las cosas?», contaba como anécdota un trabajador de un restaurante.

«Octubre fue tan malo que he tenido que pedir un crédito para pagar a los empleados»

«Con el desequilibrio que ha habido, con todo esto…probablemente este año cierren más de un local», afirma en el vídeo otro de los testimonios. Los efectos durarán durante un largo período de tiempo. Según se deduce de las declaraciones recogidas en el reportaje, el peor mes fue el de octubre coincidiendo con la celebración del referéndum ilegal del 1-O. Sin embargo, Cataluña continúa resintiéndose de las pretensiones secesionistas del ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y su destituido Govern.

«Antes los fines de semana había cola y estábamos en la puerta…tenían que reservar y esperar, pero ahora no hay nada», sentencia el encargado de un restaurante en plena Plaza Cataluña. «Ahora trabajamos con clientes habituales más que con turistas», añade.

 

 

 

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