Audiencia Nacional

La Audiencia Nacional procesa por terrorismo al jubilado que envió una carta bomba a Sánchez

carta bomba Sánchez
Pompeyo, el jubilado detenido.
Luis Miguel Montero

El juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama ha propuesto juzgar por terrorismo y empleo de artefactos explosivos con finalidad terrorista al jubilado de Burgos de 74 años que fue detenido como presunto autor del envío de seis cartas bomba, que contenían explosivos caseros a, entre otros, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Así consta en un auto judicial en el que el magistrado recuerda que también fueron objeto de esas misivas explosivas la ministra de Defensa, Margarita Robles, las instalaciones de la empresa Instalaza en Zaragoza, las embajadas de Estados Unidos y Ucrania en Madrid y el centro de satélites de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz.

En su resolución, el magistrado atribuye el delito de terrorismo a Pompeyo González Pascual porque si bien no hay indicios de que pertenezca ni colabore con banda o grupo terrorista organizado, las acciones que se le imputan, el contexto en que se produce (la guerra de Ucrania), la viabilidad de que los artefactos estallaran (como ocurrió en el caso de la Embajada de Ucrania) y los destinatarios de sus acciones, «evidencian que en el ánimo de dicho procesado está presente (…) el objetivo de alterar la paz pública».

Las pruebas contra Pompeyo son varias, pero una de las principales es  el ADN encontrado en una bolsa de basura que tiró el jubilado y que coincide con el sobre bomba enviado a Sánchez. Los especialistas de la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Madrid seguían los pasos del presunto autor del envío de los seis sobres explosivos desde unas semanas antes de su detención. Estaban ya seguros de que Pompeyo González, jubilado de 74 años y admirador de La Pasionaria, era el autor de las seis cartas incendiarias a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, Margarita Robles, ministra de Defensa, a la base de la OTAN en Torrejón y a la embajada de Ucrania.

Sin embargo, los investigadores querían la prueba indiscutible y definitiva, así que el 18 de enero siguieron al jubilado cuando sacaba la basura, recuperaron la bolsa del contenedor y la enviaron a las dependencias de la Comisaría General de la Policía Científica en el complejo policial de Canillas. Allí cruzaron el ADN de la bolsa con el de los sobres incendiarios. El resultado fue positivo y precipitó la detención inmediata del sospechoso en el día de ayer. Así, los policías rubricaban una investigación minuciosa y contra reloj que se ha resuelto con éxito.

Con ese cotejo de ADN se concluyó que el perfil genético recogido de la bolsa de basura del jubilado burgalés coincide al 100% con los perfiles genéticos recogidos en los sellos de los seis sobres incendiarios e incluso en piezas de los diferentes artefactos explosivos.

Es la prueba más relevante que obra en contra de Pompeyo González, pero los policías han conseguido recoger muchos más indicios que le señalan como el autor de los envíos de los seis sobres explosivos, con o sin ayuda.

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