Así es el ‘virus del Nilo’: la enfermedad que puede llegar al cerebro y que amenaza a Andalucía

Así es el 'virus del Nilo': el brote que amenaza a Andalucía.
Son ya 18 las personas ingresadas en hospitales por este virus

El virus del Nilo amenaza a una Andalucía que bastante tiene con el maldito coronavirus. Pero, ¿qué es el denominado ‘virus del Nilo? ¿Cómo afecta? ¿Cuántos contagios hay?

César Nombela, director del Área de Biomedicina de IMF Institución Académica, Catedrático de Microbiología y asesor científico, ha advertido sobre el «elevado número de afectados» que está generando el brote de virus del Nilo en Andalucía, en comparación con otras epidemias de menor intensidad «en muchos lugares de Europa o América».

«El virus del Nilo ha ocasionado epidemias en muchos lugares de Europa o América; sin embargo, nunca antes se había registrado en España un brote de este tipo con tantos afectados», ha comentado este experto.

Las autoridades sanitarias andaluzas notificaron hace unos días un brote del virus del Nilo Occidental en la zona de Coria del Río y La Puebla (Sevilla), en la que más de 20 personas han sido hospitalizadas tras dar positivo y ante la posibilidad de que sufran una grave afectación cerebral y meningea. Para intentar frenar el número de casos, se han activado los protocolos necesarios para luchar contra el mosquito transmisor de esta enfermedad.

¿Qué es el virus del Nilo?

Se trata de un ‘Flavivirus’ con un genoma sencillo (RNA de 12.000 nucleótidos) y cápsida icosaédrica con envoltura lipoprotéica. Responde, por tanto, a una estructura típica de muchos virus de los que infectan al hombre y a mamíferos y aves. Este virus se descubrió por primera vez en África en 1937 y durante mucho tiempo fue aislado en el delta del Nilo. Su reservorio fundamental está en las aves (cuervos, palomas) desde las que puede ser transmitido por mosquitos a caballos o a seres humanos, pero no se transmite entre humanos como el COVID-19.

Desde África ha pasado a Europa, Asia, Australia y Norteamérica causando brotes y epidemias ocasionales, generalmente en lugares asociados a la presencia de aves migratorias. Sin embargo, desde que en Nueva York afectó en 1999, se ha convertido en un virus estacional en Norteamérica, afectando cada año en la época de verano-otoño con un número significativo de casos.

En cuanto a los síntomas, la literatura científica documenta que el 80% de los infectados ni siquiera manifiestan síntoma alguno. La enfermedad se manifiesta en el otro 20% con fiebre, dolor de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos, sarpullido o inflamación de ganglios. En una proporción de 1 en 150 se puede dar un cuadro de afectación neurológica con meningoencefalitis que puede ocasionar rigidez de nuca, estupor, desorientación, temblores, convulsiones incluso coma. Estos casos requieren ingreso hospitalario como es lógico.

Hay que evitar la picadura del mosquito vector del virus, protegiéndose frente a cualquier exposición a estos artrópodos. Es necesario tener en cuenta su presencia abundante en lugares donde existe humedad, incluidos las macetas, latas, desagües, canalones y piscinas. En situación de riesgo es fundamental evitar desde la atracción de los mosquitos por los perfumes intensos, hasta su búsqueda de zonas iluminadas durante la noche. Emplear repelentes de mosquitos o cubrir la mayor parte del cuerpo con la ropa es otras de las recomendaciones que expone Nombela, entre otros expertos.
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