España

Ada Colau, Toni Comín y Jordi Ballart, los tres ‘personajes’ de la independencia catalana

Los dos últimos años han estado marcados por la política, tanto por las elecciones generales, como por el pulso independentista de la Generalitat. La política catalana ha sido una piedra en el zapato del ejecutivo central, el pijerío de CiU fue capaz de aliarse con los antisistema de la CUP con tal de tener un Gobierno en sus manos o de poner urnas para concebir una votación sobre un referéndum a todas luces fuera de la legalidad constitucional.

Los esfuerzos para llevar el independentismo catalán hasta la agenda europea han sido implacables, obsesión secesionista que ha llevado a Carles Puigdemont a crear un organismo de promoción del catalán y su cultura conocido como Diplocat. Pero estas salidas de tiesto no iban a ser las únicas que verían nuestros ojos, el nacionalismo catalán ha dado a luz personajes que, quizá, nunca antes hubiéramos pensado que gobernarían ciudades tan ordenadas y cosmopolitas como la de Antoni Gaudí.

Ada Colau, de “superheroína anti-desahucios” a alcaldesa de Barcelona

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (Foto: Efe)

La formación de Colau, Barcelona en Comú (Sello Podemos) ganaba las elecciones en la ciudad condal y se sentaba en el consistorio. Sus votantes se alegraron, sus enemigos políticos se echaron las manos a la cabeza. El Ayuntamiento de Barcelona caía en manos de una líder inexperta en política y gestión, factores por los que hemos tenido que asistir, en ocasiones perplejos, a decisiones surrealistas o fuera de toda lógica.

Colau saltaba a los medios por ser la presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), una asociación que dejaba a su fundadora fuera de juego a través de una misiva. Incluso, hemos visto a la alcaldesa luchando contra “el mal” disfrazada de superheroína irrumpiendo en un mitin de ICV.

El sello Podemos en Barcelona lucha contra la casta, pero cayó en la trampa de contratar a su pareja, Adrià Alemany como Responsable de Relaciones Políticas e Institucionales del consistorio. Colau negó el nepotismo de tal acción alegando que Alemany solo sería remunerado por las competencias que ya hacía de manera voluntaria.

Y ha habido decisiones de la alcaldesa de todos los colores. Retiró el busto del Rey Juan Carlos de la Sala de Plenos del consistorio apelando a las “profundas convicciones republicanas del Ayuntamiento” y alegando una “sobrerrepresentación de símbolos monárquicos”. También ha habido disparates como el de comunicar a los militares, que se acercaron a saludarla, que no deseaba su presencia en el Salón de la Enseñanza donde el ejército tiene un stand.

En materia económica, también ha mostrado osadía la edil. En el aire rondaba la idea desde Barcelona en Comú de acuñar una moneda propia que no se imprimirá en papel y que se usar a través de una aplicación que el mismo ayuntamiento estaría desarrollando. ¿El objetivo? Fidelizar a los barceloneses con los comercios de la ciudad. Por otra parte, otra de las medidas de Colau, nada más llegar al Consistorio, fue la de frenar el plan urbanístico Four Seasons, un anticipo de lo que sería el Plan Especial de alojamientos turísticos. Los proyectos hoteleros han colgado el cartel de “no se llevará a cabo el plan”. El turismo aporta el 15% del PIB a Barcelona.

Tampoco es del gusto de Colau la economía colaborativa de Airbnb y Homeway a los que multó con 600.000 euros por anunciar pisos turísticos sin licencia. Ha luchado también contra el “elistismo” –según la visión de la alcaldesa– que representan la Fórmula 1 y MotoGP porque no son prioritarios para la ciudad. Bien, estos dos deportes, aportan 340 millones de euros a la ciudad en sólo dos fines de semana, según daros de DEP Institut.