Economía
OPINIÓN

Wall Street reacciona con euforia a la victoria de Trump

  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

Wall Street ha reaccionado de una forma bastante positiva a la victoria de Donald Trump en estas elecciones presidenciales de Estados Unidos. El Down Jones, el S&P 500, el Nasdaq, Bitcoin o empresas como Tesla o Nvidia han vivido grandes revalorizaciones en Bolsa. Y es que el republicano, según parece, inspira mucha más estabilidad y sobriedad económica de la que algunos quieren hacer ver por intereses ideológicos y partidistas.

En concreto, desde el momento en el que se conoció que el republicano volvía a ser presidente de la nación americana, los alzas en la Bolsa han sido los siguientes:

¿Por qué ha sucedido esto? Trump ha sido claro con las medidas que pretende tomar: grandes rebajas de impuestos, más aranceles y luchar contra los conflictos internacionales.

En cuanto a las rebajas de impuestos, en su pasada legislatura, el republicano consiguió realizar el mayor recorte tributario en varias décadas, especialmente en aquellos gravámenes que afectaban a las empresas (aunque también en todos los tramos de la renta).

Ahora, el empresario convertido en presidente por segunda vez pretende continuar en esa línea. La idea es que es muy difícil competir con países como México o China en coste laboral, pues la mano de obra es mucho más barata en esas naciones. Sin embargo, ese gasto se puede compensar desde los impuestos.

Así, la rebaja impositiva pretende, nada más y nada menos, que atraer empresas o evitar que se vayan a otros lugares, un problema que se hace evidente en ejemplos como el de US Steel, la gran siderúrgica americana que está a punto de cerrar fábricas y ser comprada por los japoneses. Por ello, no es de extrañar que el Dow Jones haya reaccionado especialmente al alza.

Es evidente, por tanto, que esta rebaja de impuestos impulsa el optimismo de los mercados estadounidenses. Sin embargo, puede que los aranceles también tengan algo que ver. Y es que EEUU es un país con un mercado tan grande que puede permitirse imponer estos pagos a algunas empresas -especialmente a las chinas, que dependen directamente del Gobierno comunista-.

Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos. (Foto: EFE).

Este tema tiene una doble cara. Por un lado, el pago de los aranceles -en el caso de China- no estaría perjudicando a empresas privadas, sino públicas de un gobierno extranjero que, además, no es especialmente amigable. De la misma forma, es normal responder a quien te perjudica desde el poder con alguna medida política, pues la impasibilidad sería salir perdiendo a cambio de nada.

Por otro, es cierto que, como han demostrado numerosos economistas empezando por el premio nobel Milton Friedman, los aranceles también perjudican a los consumidores del país que los impone, pues les impiden acceder a bienes más baratos.

Sin embargo, parece que los aranceles, al menos de forma temporal o moderada, sí pueden ayudar a reforzar una economía como la de EEUU, que sufre un ligero retroceso, especialmente industrial -nada que ver con lo que pasa en Europa, dicho sea-. La demanda es tan fuerte que podría resistirlos y trasladarse a las compañías nacionales que, además, aumentarían por la rebaja tributaria, generando más competencia.

Wall Street aprecia el pacifismo de Trump

Por último, está la guerra contra la guerra. Trump es un aislacionista, es decir, quiere que EEUU se centre en sí mismo y que deje de intervenir de forma activa en los conflictos del mundo. Esto, si se hace con éxito, como sucedió en la pasada legislatura del republicano con los Acuerdos de Abraham, puede crear un clima internacional favorable para el desarrollo del comercio.

Ese desarrollo no sólo beneficiaría a las empresas americanas, sino a todas, también a las españolas. Las presiones sobre el precio del petróleo ocasionadas por la guerra entre Israel y Hamás podrían remitirse, por ejemplo. Ahora, acabar con estos conflictos supondrá uno de los mayores retos para Trump, pues la época Biden los ha dejado bastante consolidados y en un estado más que preocupante.

Por tanto, no es extraño que la victoria de los conservadores haya dado tranquilidad a Wall Street, pues Trump no es un demonio como muchos intentan hacer ver, sino un hombre de negocios -algo estrambótico- que tiene un plan económico bien pensado -a diferencia de quien fue su rival-. Los tertulianos obvian estas cosas y se centran en el show, en el miedo a la derecha, pero la gente seria -inversores, empresarios, accionistas…- lo sabe perfectamente, y se ha demostrado con las grandes alzas en Bolsa.