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El truco de un padre de 10 hijos para ahorrar un dineral en el supermercado: «El pan de molde…»

Cada vez que vamos al supermercado y hacemos el presupuesto de lo que nos va a costar la compra, solemos pensar en lo necesario para una, dos o como mucho tres o cuatro personas en función de nuestra unidad familiar. Y a veces, cuesta llegar a fin de mes o llenar la nevera con todo lo que nos gustaría, pero ¿cómo lo hacen aquellas personas que son familia numerosa? Pues con remedios como el que ahora os explicamos: el truco de un padre de 10 hijos para ahorrar un dineral en el supermercado.

Y es que sí, todavía encontramos personas dispuestas a tener más de dos hijos y constituir una familia numerosa, que además defienden que su decisión aporta un valor real a la sociedad. No solo por la crianza en sí, sino porque entienden que la falta de relevo generacional compromete directamente la economía futura. Ese es el caso de José Manuel Trigo, presidente de la Federación Española de Familias Numerosas y padre de 10 hijos, que habla abiertamente de su realidad, ya que a pesar del esfuerzo, explica sin tapujos las dificultades por las que pasan todos aquellos que conforman familia numerosa. Así, este padre que tiene hijos de todas las edades, desde los 20 a los 40, tiene la experiencia sobrada para hablar de lo que realmente ocurre:  falta apoyo, falta de políticas reales y una mirada más amplia sobre el papel que juegan las familias numerosas en la sostenibilidad del propio país. Al mismo tiempo, y casi por obligación, ha aprendido a manejar el presupuesto doméstico con una precisión que muchos hogares envidiarían. De esa experiencia nace uno de los trucos que más ha llamado la atención: comprar siempre en grande, especialmente productos como el pan de molde o el cacao en polvo. Un simple gesto que, aplicado durante todo el año, supone un ahorro enorme.

El truco de un padre de 10 hijos para ahorrar

José Manuel Trigo lo explica con claridad: tener hijos, y más aún tener muchos, cuesta dinero. Mucho dinero. Y no se refiere sólo a pañales o a cuando los niños son pequeños; habla de un gasto global que, según estudios que menciona, puede situarse entre 20.000 y 30.000 euros al año para una familia numerosa. Es una cifra que ayuda a entender por qué tantas veces se sienten en desventaja. En su caso, la franja de edades de sus hijos le ha permitido vivir de primera mano todas las etapas posibles, y con ellas, todos los gastos imaginables.

Por eso afirma que las administraciones «les gravan por haber decidido tener más hijos». ¿Su argumento? Si un país necesita gente joven que cotice para sostener las pensiones futuras, resulta incoherente que quienes contribuyen a ese relevo generacional tengan que asumir una carga fiscal mayor. Lo que en otros países europeos está compensado con prestaciones directas por hijo, aquí sigue siendo una asignatura pendiente. Y él lo dice abiertamente: «Nosotros llevamos muchos años solicitando al Estado la equiparación con nuestros vecinos».

A esto se suma un problema que casi siempre queda fuera de la conversación: el tamaño de las casas y de los coches. Para una familia de seis, siete u ocho miembros (y ni hablar de diez) no basta con un piso de 90 metros. Pero las viviendas de protección oficial rara vez contemplan esas necesidades y los vehículos grandes se consideran de lujo, con sus impuestos correspondientes.

Cómo comprar para ahorrar

Y entre tantas dificultades, José Manuel ha ido afinando su propia estrategia. De este modo explica un truco que a él le ha servido y que realmente, puede ser muy eficaz: «Las familias tenemos una economía de escala. Comprando envases unitarios te sale un poco más caro que envases grandes». Y ahí entran en juego productos que todos tenemos en casa: como el pan de molde, el cacao para la leche, la pasta o el detergente. Todo lo que se consume muchas veces al mes es, para él, terreno perfecto para comprar en grande.

Su lógica es sencilla: si algo se va a consumir sí o sí, no tiene sentido comprarlo en formato pequeño. El precio por kilo o por litro es siempre más barato en tamaños grandes, y en una familia numerosa ese ahorro se multiplica. Donde una familia pequeña nota un pequeño descuento, la suya nota una diferencia clara en la factura final.

Pero Trigo va más allá. Habla de aprovechamiento, una palabra que en su casa es casi una filosofía: «Los zapatos valen de un año para otro, los pantalones… Toda la ropa se va aprovechando y la comida se compra en base a las ofertas y, por supuesto, no se desaprovecha nada».

Esta mentalidad también se aplica a la vuelta al cole, una de las épocas del año que Trigo considera «más estresante económicamente». De ahí su insistencia en que España debería seguir el modelo de otros países europeos, donde sí existe una prestación por hijo a cargo que alivia significativamente este tipo de gastos.

La conciliación: otro muro para las familias numerosas

Más allá del dinero, hay un aspecto que Trigo destaca como uno de los grandes olvidados: la conciliación. La ley contempla días libres para el cuidado de hijos, pero no se adapta a las familias que tienen más de dos. Y él lo dice tal cual: «Si tú tienes cuatro hijos, deberían multiplicarte los días». Lo mismo ocurre con la prestación por desempleo: sube ligeramente cuando se tienen dos hijos, pero deja de crecer a partir de ahí, aunque la familia tenga tres, cuatro, cinco o seis.

Para él, la situación es absurda. No sólo porque aumenta el gasto, sino porque la logística diaria también es mucho más compleja. Desde llevarlos al colegio hasta atender enfermedades o reuniones escolares, todo se multiplica.