Telefónica: además de STC y la SEPI, viene la guerra de precios de Vodafone
José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, no gana para disgustos. Si pone un circo ahora, seguro que le crecen los enanos. Por si no tenía suficiente con gestionar la entrada de la saudí STC en su capital y el anunciado intento de la SEPI de hacer lo propio, ahora Telefónica va a tener que enfrentarse con toda seguridad a una nueva guerra de precios provocada por los nuevos dueños de Vodafone España.
Telefónica celebró la semana pasada su esperadísimo capital markets day, que no pudo llegar en peor momento tanto empresarial como político, con la que tenemos liada. Pallete hizo de tripas corazón, se aisló de esta jaula de grillos y presentó su plan estratégico 2023-2026. Que ha sido recibido por el mercado con un «meh»: no está mal, pero esperábamos más (sobre todo en reducción de deuda y venta de activos). La nula reacción del valor en Bolsa es bastante elocuente.
Una de las cosas que ha llamado la atención a Goldman Sachas es que no pretende entrar en una guerra de precios: «Telefónica cree que, si hay consolidación en España, dados los balances de los competidores, no serán agresivos y se centrarán en recortar costes», asegura en un comentario a la presentación del plan.
Sin margen para reducir costes
Pues tiene toda la pinta de que no le va a quedar más remedio que entrar en esa guerra. Sin duda, la consolidación de la que habla (Orange-MásMóvil, si es que la aprueba Bruselas cuando se decida si Margrethe Vestager preside el BEI, ya les hemos contado esa historía aquí) va a reducir costes para obtener sinergias, que es lo que se busca con las fusiones. Y Zegona va a hacer lo propio en Vodafone.
Pero con eso no va a bastar. Porque los costes que pueden reducir son los de personal (despidos), pero los de las infraestructuras son muy difíciles de reducir. Y esos son los gordos. El despliegue del 5G, al que se han lanzado todas de cabeza, es muy caro. Y como tampoco parece que los Netflix, Google, Facebook o Amazon vayan a pagar una parte, pese a que las telecos llevan 10 años pidiéndolo, pues hay poco que rascar ahí.
El verdadero peligro para Telefónica viene de Vodafone. Como es sabido, se ha quedado en tercera posición, muy alejado de los dos grandes, y tiene a la rumana Digi ya a rebufo; o mete el DRS, o la adelanta también.
Las opciones de Vodafone
Zegona, que se ha gastado 5.000 millones del ala que tiene que rentabilizar, seguramente troceará la compañía y venderá activos como la red fija a medio plazo. Pero a corto plazo, su flamante CEO, José Miguel García (ex Jazztel y Euskaltel) tiene dos opciones: puede competir con contenidos premium -Vodafone no ha querido pagar los derechos del fútbol hasta ahora-, lo que supone más costes, que es precisamente lo que no quiere; o puede copiar a Digi y rebajar precios drásticamente para robar clientes a Movistar y a las múltiples marcas de Orange y MásMóvil.
Todo apunta a que ésta será la opción elegida. Y eso obligará a sus competidores a reaccionar para evitar una fuga de clientes, empezando por Telefónica. Es decir, guerra de precios. En un momento de altas inversiones y con los márgenes ya muy comprimidos, no puede haber peor escenario.
Y eso en plena gestión del desembarco de su primer accionista, STC. Pallete se ha adelantado a sus deseos con la puesta en marcha de la nueva reducción de empleo en España (llamada internamente Plan de Suspensión Individual). Si no puede acometer una fusión, el deseo tanto del presidente como de los árabes, y se ve abocado a bajar precios, no le quedará otra que vender activos. Siempre se habla de Telefónica Tech, pero precisamente es la vaca de la que más leche pretende ordeñar en el plan estratégico.
Alemania y la SEPI
Un movimiento más extraño es la opa lanzada también la semana pasada sobre el 28% que no controla de su filial en Alemania. «Preferiríamos que Telefónica destinara esos recursos a consolidar el mercado alemán en vez de comprar las acciones a los minoritarios, pero el entorno regulatorio no parece favorable a una mayor consolidación», opina Santander Research. De nuevo, Vestager y su tesis de que tiene que haber cuatro operadores relevantes por país.
Y nos queda lo de la SEPI para rematar la faena. Mejor dicho, lo del Gobierno, porque la SEPI de momento no sabe nada del tema, como informó OKDIARIO. Como siempre, se trata de una decisión política impulsada por el afán nacionalizador de Podemos-Sumar-lo que sea, que ahora tiene la excusa de hacer de contrapeso a STC en una empresa estratégica. Y lo que le faltaba a Pallete es tener que lidiar con un comisario político en el consejo.
Sin embargo, esta adquisición supone unos 1.000 millones de euros, mucha tela en un momento en que Europa nos quiere apretar las tuercas por fin con el déficit. Por eso, el Gobierno está buscando amigos que rebajen la factura. Los primeros a los que ha tocado son los grandes bancos, pero estos se han puesto de perfil, como adelantó también este medio. Y tampoco parece que esté encontrando mucho entusiasmo en el mundo empresarial. ¿Seguirá adelante la SEPI en solitario? Lo que digan Yolanda e Ione.
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