Economía

BBVA y Banco Santander aprueban los ‘test de estrés’ de la Fed

La Reserva Federal (Fed) aprobó hoy los planes de dividendos y recompra de acciones de 33 de los 34 grandes bancos de EEUU, entre ellos los del Santander y el BBVA, y solo suspendió los de Capital One, dentro de los test de resistencia que lleva a cabo anualmente el banco central.

Después de tres años de suspensos consecutivos, la filial estadounidense del Santander pasa este año los test de resistencia aplicados para evaluar los planes de dividendos de las entidades financieras en un contexto de aguda crisis financiera.

En esta ocasión, no obstante, el Santander no se sometió a los los exámenes más complejos cualitativos, pero la Fed remarcó su «no objeción» a los planes de dividendos de la entidad bancaria.

«Estoy satisfecho de que el proceso de exámenes ha motivado a todos los grandes bancos a alcanzar niveles de capital robusto y a la mayoría a mejorar sustancialmente sus procesos de planificación de capital», indicó Jerome Powell, uno de los gobernadores de la Fed al anunciar los resultados.

El único banco que tendrá que volver a presentar sus planes de capital al banco central estadounidense antes de finales de año es Capital One para reforzar la supervisión de riesgo.

Según la Fed, en esta entidad financiera «las funciones de control interno, incluida la gestión independiente de riesgos, no identificaron las debilidades materiales».

La presidenta del Santander, Ana Botín, calificó el aprobado de la entidad, tras varios años de suspenso, como «un hito significativo y un importante paso hacia el crecimiento rentable en EEUU».

De este modo, se confirma la buena salud del sistema financiero estadounidense, ya que la semana pasada todos los grandes bancos recibieron luz verde por parte de la Fed con respecto a los requisitos de capital y crédito, los considerados exámenes cuantitativos.

Esta es la séptima serie de pruebas de resistencia llevadas a cabo por la Reserva Federal desde 2009, en pleno estallido de la crisis financiera, y la cuarta requerida por la ley Dodd-Frank, establecida por el Congreso para vigilar la solidez de los bancos.