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Sandías cortadas: la OCU alerta sobre un posible peligro para la salud

La OCU alerta sobre las frutas como la sandía que se venden por mitades

Un estudio de la AESAN desvela si es o no recomendable comprar así la sandía

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En los últimos años, se ha vuelto común encontrar en los supermercados y fruterías mitades o cuartos de frutas grandes como es el caso de las sandías o los melones. Esta tendencia responde a la creciente demanda de los consumidores que prefieren comprar porciones más pequeñas para evitar el desperdicio o simplemente porque no necesitan una fruta entera. Además, estas mitades suelen estar envueltas en papel film, lo que a primera vista parece una solución práctica y segura. Sin embargo, esta práctica puede llevar a interrogantes sobre la frescura y seguridad de estos productos, especialmente en los meses de verano, cuando las temperaturas son elevadas y el riesgo de contaminación aumenta.

El auge de frutas como sandías cortadas y empaquetadas ha llevado a algunos a preguntarse si estas piezas de fruta están realmente en condiciones óptimas para el consumo. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha abordado estas preocupaciones, en particular en relación con la seguridad alimentaria de las frutas que se venden ya cortadas. Para ello ha tomado como referencia un estudio de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), que ofrece valiosa información sobre las posibles consecuencias de consumir frutas que han sido manipuladas y almacenadas en condiciones que podrían no ser las más adecuadas. Es importante conocer estas conclusiones, especialmente ahora que el consumo de frutas frescas es una parte fundamental de nuestra dieta diaria. Con el verano en pleno apogeo, muchos optan por la sandía como una opción refrescante y saludable. No obstante, el hecho de que estas frutas se vendan ya cortadas y envueltas podría ser un motivo de preocupación. La pulpa de la fruta, que está naturalmente protegida por su cáscara, queda expuesta al aire y a posibles contaminantes una vez cortada. A continuación, exploramos en profundidad lo que la OCU y la AESAN tienen que decir sobre los riesgos asociados con la compra y consumo de frutas cortadas, y ofrece recomendaciones para minimizar estos peligros y disfrutar de una experiencia alimentaria segura y saludable.

La OCU alerta sobre las sandías cortadas

Una de las principales preocupaciones que surge al comprar frutas cortadas, como sandías o melones, es el riesgo de contaminación. Según un estudio que hizo la AESAN y del que la habla la OCU en su página web, la manipulación de estas frutas para cortarlas y prepararlas para la venta implica riesgos que no deben subestimarse. La pulpa de la fruta, que hasta ese momento ha estado protegida por la cáscara, queda expuesta al aire y a posibles agentes patógenos como Salmonella, Escherichia coli verotoxigénico o Listeria monocytogenes. Este riesgo se incrementa cuando las mitades de fruta no se almacenan en condiciones adecuadas, como en refrigeración.

El estudio de AESAN señala además que la vida útil de estas frutas cortadas es considerablemente menor que la de una fruta entera. Al estar expuestas, estas frutas son más susceptibles al crecimiento de microorganismos patógenos. Por ejemplo, entre las frutas analizadas, como la sandía, melón, papaya y piña, se encontró que la piña es la más propensa a sufrir deterioro y contaminación debido a su acidez. Este hallazgo subraya la importancia de mantener las frutas cortadas en condiciones adecuadas de almacenamiento para evitar problemas de salud.

Condiciones de almacenamiento y exposición

El lugar y la forma en que se expone y almacena la fruta cortada en los supermercados juegan un papel crucial en la seguridad de su consumo. La AESAN ha determinado que estas frutas pueden permanecer hasta tres horas a temperatura ambiente sin que ello represente un riesgo microbiológico significativo, siempre y cuando la temperatura no supere los 25ºC, el lugar esté bien ventilado y protegido de la luz solar directa. No obstante, para garantizar la seguridad, es crucial que, una vez comprada, la fruta se refrigere inmediatamente a una temperatura inferior a los 5ºC.

La refrigeración adecuada es fundamental para frenar el crecimiento de microorganismos. Sin embargo, no todos los supermercados siguen estas recomendaciones al pie de la letra, lo que podría poner en riesgo la salud de los consumidores. Las frutas cortadas que no se mantienen refrigeradas o que se exponen a temperaturas más altas por períodos prolongados pueden desarrollar bacterias que, si se consumen, podrían causar enfermedades graves. Por ello, es esencial que tanto los comercios como los consumidores sean conscientes de la importancia de mantener estas frutas en las condiciones de almacenamiento adecuadas.

En definitiva, el consumo de frutas que se venden cortadas en los supermercados, como es el caso de las sandías, es una práctica cada vez más común en los supermercados, pero no está exenta de riesgos. La manipulación y las condiciones de almacenamiento juegan un papel fundamental en la seguridad de estos productos. A través de estudios realizados por la AESAN y alertas de la OCU, se ha puesto de manifiesto la necesidad de extremar las precauciones tanto en el punto de venta como en el hogar. Siguiendo las recomendaciones adecuadas, es posible disfrutar de estas frutas de manera segura, asegurando que su frescura y valor nutritivo se mantengan intactos.