Economía

La rentabilidad de la hucha de las pensiones cae a mínimos del año 2000 y complica el plan de Escrivá

Gobierno planes pensiones
José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social.

La rentabilidad de los fondos de la conocida como hucha de las pensiones, clave para que el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, pueda alcanzar en 2032 el colchón anunciado para pagar la pensión a los baby boomers según la reforma pactada sin la patronal, está en mínimos históricos y durante los últimos cuatro años ha acabado en números rojos.

Esto aleja el cumplimiento de los planes del ministro Escrivá para situar la hucha de las pensiones en los 42.000 millones de euros en 2032. Escrivá cuenta con una rentabilidad media anual del 3,5% para cumplir con ese objetivo -ahora hay poco más de 2.000 millones-.

De acuerdo con el último informe del Fondo de Reserva de las Pensiones -del año 2000-, la rentabilidad acumulada de los fondos de esta hucha se ha situado en el mínimo desde su creación al inicio del siglo después de seis años consecutivos de caída. Como se ve en el gráfico, el 3,57% actual es el peor dato desde el año 2000.

Es la consecuencia de que en los últimos cuatro años la rentabilidad del Fondo haya sido negativa y, prácticamente nula desde 2014, como se ve en este otro gráfico. De hecho, el Ministerio de Seguridad Social decidió en noviembre de 2020 no invertir los 2.100 millones que quedan en la hucha y guardarlo en su cuenta corriente, tras haber perdido 60 millones de euros en el periodo 2018-2020.

En consecuencia, Escrivá necesita que España pague más por su deuda para poder cumplir con su objetivo. Que el BCE compre las letras y los bonos españoles, y que los tipos de interés estén en el 0%, es un problema para el ministro. No es probable que la situación actual se mantenga mucho tiempo, pero cada año que pase a partir de 2023 sin alcanzar la rentabilidad del 3,5% será un año menos para cumplir su objetivo.

Un objetivo que, de acuerdo con el pacto firmado con los sindicatos, si no se cumple obligará a estudiar de nuevo la situación financiera de la Seguridad Social, sin descartar nuevas subidas de las cotizaciones o bajadas de las pensiones.

Subida de las cotizaciones

Escrivá compareció el pasado jueves en la Comisión del Pacto de Toledo para presumir del nuevo Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) pactado con los sindicatos -tras el rechazo de la patronal-, que contempla una subida en la cotización por contingencias comunes del 0,6% repartido entre la empresa -que asume un 0,5% del alza- y el trabajador, que pagará el 0,1%. Esta nueva medida, que entrará en vigor en 2023, sustituirá al Factor de Sostenibilidad puesto en marcha por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Hace un par de días, el ministro alardeaba de que con la subida de las cotizaciones planteada, la hucha de las pensiones alcanzaría los 50.000 millones en los próximos diez años. Una cifra que más tarde tuvo que matizar, rebajando hasta los 42.000 millones la dotación del Fondo de Reserva de las Pensiones. Una primera revisión a la baja que, a la luz de los datos, no parece que vaya a ser la última.

El Gobierno se ha puesto a echar cuentas de cara al 2040, cuando la jubilación de los baby boomers toque su pico máximo, y ha establecido que el alza en las cotizaciones generará una recaudación anual adicional de 2.800 millones de euros. En su comparecencia en la Comisión del Pacto de Toledo, Escrivá señaló que estos 2.800 millones anuales permitirán acumular un fondo de 42.000 millones al cabo de una década si se logra una rentabilidad media anual del 3,5%.

Sin embargo, este plan tiene letra pequeña: el alza en las cotizaciones puede tener un efecto directo sobre el empleo. El Instituto de Estudios Económicos alertaba esta semana de que elevar un 0,5% los costes laborales en España hace que descienda un 0,2% el número de empleos, lo que dificultaría todavía más el mantenimiento del sistema de pensiones.

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