Economía
Redes Sociales

Una monja de clausura cuenta lo que cobra al mes: su sueldo y quién le paga

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Una monja de clausura se ha convertido en viral en redes sociales al exponer abiertamente su sueldo. Las personas que dedican su vida a la religión lo hacen por total y absoluta vocación. Sienten esta llamada que les impulsa a dejarlo todo para llevar la palabra del señor al mundo entero. Son personas, tanto hombres como mujeres, que han elegido un camino distinto al de la mayoría. Nada de pensar en enviar curriculums o en llegar a final de mes, sino que viven de forma diferente.

Tienen su trabajo soñado y una casa y comida en la mesa, pero no están pendientes de esa hipoteca o de ese chalet que se alquila en verano. Son otro tipo de preocupaciones que los inundan y que pueden acabar siendo las que despierten mayor interés. Los vemos por la calle, quizás en redes sociales, ahora que toda información llega a través de ellas, y ahora, vamos a conocer en primera persona su historia. Una monja de clausura explica en redes sociales de dónde procede el sueldo que recibe a final de mes y todo el mundo se queda sorprendido con la respuesta.

Una monja lo cuenta todo en redes sociales

Sabemos que la iglesia forma parte del tejido social y económico de nuestros pueblos y ciudades. Están presentes en la educación, difunden la fe y tienen importantes emplazamientos por los que no pagan impuestos. Tienen esa especie de excepción de algunos detalles que el resto de los mortales sí tenemos.

Cuando vemos a una persona que se dedica a la religión, nos pueden inundar algunas preguntas importantes, empezando por la manera en la que se acaba ganando la vida esta persona. Es decir, la forma en la que puede pagar el coche en el que viaja o la casa en la que vive, en caso de que no sean dependencias de la propia iglesia.

Pero más allá de lo que vemos por la calle, las redes sociales nos han permitido saber un poco más de la manera en la que pueden subsistir estas personas. En concreto, una monja de clausura nos explica la forma en la que vive. Diferenciando eso sí, la labor masculina o femenina en la iglesia, no cobran igual, ni viven de la misma forma, monjas o sacerdotes, algo que hay que matizar.

Su sueldo y quién lo paga

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Las monjas de clausura son autónomas. Es decir, pagan a final de mes su cotización a la Seguridad Social para poder tener una jubilación. Un dinero que ganan a través de las tareas que realizan, ya sea con el hecho de hacer dulces que venden online o físicamente en algunas tiendas o cosmética natural.

Son las encargadas de ganarse su sueldo sin salir de un monasterio que es el lugar en el que viven. Los gastos de la casa están pagados, de la misma forma que es el obispado quien paga a los curas y a los que se dedican a la misma profesión, pero siendo curas. Una dedicación que supone difundir la misma fe.

También ha querido matizar que hay algunas monjas o curas que tienen otras ocupaciones, haciendo referencia al hecho de dar clases. En ese caso tienen un sueldo que depende de esas clases que realizan. Teniendo en cuenta que estaremos ante un tipo de trabajo que puede ser el que marque una diferencia importante.

Habrá llegado ese momento de conocer más a estas profesionales, a través de este canal de redes sociales en los que se nos presenta a una mujer que vive de lo que le gusta. Cuesta pensar en una persona joven que decida dejarlo todo para volver a empezar, en este caso en un trabajo distinto a todos los demás.

Salir del convento no es algo que se haga de forma regular, además de que se siguen unas normas que van de la mano de una serie de detalles que serán los que marcarán la diferencia. Es la hora de ir viendo llegar este cambio de mentalidad, cuando las vocaciones vuelven o el trabajo eclesiástico cobra protagonismo.

Estas monjas nos dicen abiertamente de qué viven, despejando quizás, más de una duda que puede acabar siendo la que muchos nos hacemos al verlas. La realidad es que se puede ver lo que trabajan, a través de las empresas que van creando y de lo que ganan a final de mes.

Como cualquiera de nosotros expuestos a esa Seguridad Social y carga impositiva que es de las más altas de Europa. Algo de lo que no se librarán estas mujeres y hombres que deciden dedicarse a algo poco común. Ahora ya sabemos que con esos deliciosos dulces que compramos, estamos ayudando a pagar una Seguridad Social en forma de recibo de autónomos de cada una de ellas.