Economía
Audiencia Nacional

Merrill Lynch dice que era imposible que Banco Popular ampliara capital en 5.000 millones para salvarse

Sabadell ratifica que Popular tenía valor negativo y problemas de solvencia, y que las cuentas de Ron no reflejaban la realidad

Bankia constató que las cuentas de Banco Popular no reflejaban su verdadera situación

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Bank of America Merrill Lynch considera que era inviable que Banco Popular ampliase capital en un mínimo de 5.000 millones, tal como necesitaba para salvarse en 2017, a la vista de sus problemas y de su plan de negocio. Banco Sabadell, por su parte, declinó pujar en la subasta organizada por Emilio Saracho por las mismas razones que Bankia: el Popular tenía valor negativo por el déficit de provisiones y las tasaciones desfasadas, y habría requerido una ampliación inviable para el banco catalán.

Pablo Alonso Castellano, el banquero de Merrill Lynch que pretendía asesorar la ampliación de capital que Saracho estaba preparando en paralelo a la subasta, declaró el martes en la Audiencia Nacional que «sin la ampliación de capital o sin la venta, Banco Popular no podía continuar. Popular tenía un déficit de provisiones muy relevante».

«No se sabía cuál era el importe del déficit de provisiones, pero el mercado sabía que existía un déficit, era público y notorio», añadió Castellano. Esa era la razón de los ataques de los bajistas al valor en Bolsa y de las continuada rebajas de rating que sufrió.

Sin embargo, tras acceder al plan de negocio de la entidad en el data room, Bank of America Merrill Lynch desistió de asesorar la ampliación porque «en el plan de negocio de Banco Popular se reflejaban unas necesidades de capital en torno a los 5.000 millones de euros, y una capacidad de generación de beneficio en torno a 500 millones. Para Bank of America, la capacidad de generación de beneficios de Popular no era suficiente para levantar capital en el mercado».

Según Castellano, JP Morgan (asesor de Popular en la subasta) estuvo de acuerdo en que era complicado afrontar una ampliación con garantías. «Popular era un emisor recurrente, es decir, había hecho sucesivas ampliaciones de capital en el tiempo (2012, 2016). Por lo tanto, si ahora Popular hacía otra ampliación, había que dejar claro al mercado que ésta iba a ser la última y que se iba a quedar limpio».

Sabadell ratifica los problemas de solvencia de Popular

También compareció el martes ante el juez José Luis Calama, que instruye la causa en la Audiencia, Joan-Mateu Grumé, director de operaciones corporativas de Sabadell, que accedió al data room de la subasta de 2017 pero decidió no presentar oferta por Popular.

Sus argumentos fueron muy similares a los que ya ofreció Leopoldo Alvear, entonces director financiero de Bankia y en la actualidad también en Sabadell: Popular tenía muchos más activos improductivos (crédito moroso e inmuebles adjudicados) que el resto de la banca, estos activos tenían un importante déficit de provisiones, las tasaciones de los inmuebles estaban muy desactualizadas y no reflejaban su valor real (es decir, las cuentas del banco no reflejaban su verdadera situación), y su ratio de solvencia era muy bajo; de ahí la necesidad de hacer una ampliación de capital, aunque la descartara Merrill Lynch.

Todo ello determinaba que el valor de Popular fuera negativo, incluso sin considerar el riesgo de tener que devolver el dinero de la ampliación de 2016 por sentencia judicial tras el precedente de la salida a bolsa de Bankia. Además, Sabadell calculaba que tendría que hacer una ampliación él mismo de unos 7.000 millones para absorber Popular y mantener su nivel de solvencia; un importe similar al que al final amplió Santander pero que era inasumible para una entidad del tamaño de la que preside Josep Oliu.