Todo lo que hay que saber para convertirse en un buen portavoz corporativo
En toda empresa es importante la figura de una persona que se encargue de las relaciones con el exterior. Al final, la imagen que transmite la compañía puede tener una relación muy directa con la forma cómo se transmite la información, cómo se hace llegar. Por ese motivo, es tan relevante tener un portavoz corporativo que cumpla con las exigencias del puesto y que sea capaz de colocar a la empresa en una posición privilegiada entre los distintos medios.
Características de un portavoz corporativo
Los aspectos que deben de sobresalir en todo portavoz de una empresa son los siguientes:
- Buena imagen: la forma de vestir y mostrarse al exterior debe de ir de acuerdo a la imagen que quiere transmitir a la empresa. Es decir, si una compañía prefiere dirigirse a un público más joven o informal, no tiene sentido que aquella persona que la representa vista con traje. Del mismo modo, si el público objetivo es más tradicional, la presentación en este caso debe de ser impecable.
- Lenguaje corporal de acuerdo al verbal: la adecuación entre aquello que se expresa y la forma de dirigirse al público es vital para dotarse de credibilidad. En una exposición, puede llegar a ser más importante la gestualidad que el mismo contenido del mensaje.
- Capacidad para transmitir con claridad aquello a explicar: las habilidades comunicativas se sobrentienden en cualquier portavoz. Debe de ser un orador brillante capaz de organizar de forma clara las distintas ideas a transmitir.
- Mucha confianza en sí mismo: presentarse ante un público que, además, no necesariamente es receptivo, implica tener que afrontar algunas situaciones complicadas. Solamente una persona convencida de sus posibilidades y recursos puede superarlo.
- Capacidad para responder cuestiones complejas: en relación con lo anterior, es habitual que, por ejemplo, en una rueda de prensa, haya que responder preguntas que intentan cuestionar lo explicado. Para no entrar en contradicciones, es vital, antes de salir, de llevar pensadas una serie de posibles objeciones y la forma más adecuada de responderlas.
- Transmitir seguridad y tranquilidad: la más mínima demostración de duda puede ser aprovechada por los receptores para hurgar en aquello en lo que se ha titubeado o no ha sido suficientemente claro. Por ese motivo, no hay que ponerse nervioso en ningún momento. La inseguridad se asocia con la mentira o la voluntad de querer esconder algo.
- Disponibilidad: en una empresa o mercado pueden suceder hechos inesperados que obliguen a dar explicaciones a los distintos agentes del entorno. Como consecuencia, el portavoz es consciente que, en el momento de aceptar una responsabilidad de este tipo, puede ser llamado en cualquier momento por una necesidad.
- Tener amplios conocimientos de la compañía y del sector: el portavoz es una persona informada y que conoce como nadie todo aquello que ocurre dentro de la empresa y el sector. La mejor forma de refutar o confirmar cualquier duda es con datos objetivos e información.
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