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Economía
guerra en ohla

José Elías ataca a OHLA con su estrategia de siempre: control sin pagar y ruina para los accionistas

El empresario repite en OHLA el mismo patrón que utilizó en Ezentis, Atrys y Audax

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

José Elías Navarro, el empresario que ha forjado su fama prometiendo salvar compañías en apuros, vuelve a la carga y, esta vez, el objetivo es OHLA, donde han llegado a tildarle de «turbio empresario». El método no ha cambiado: entrar con fuerza, exigir el control, desestabilizar la cúpula y maniobrar para salir fortalecido, en muchos casos sin aportar un euro en los momentos clave. Como ya ocurrió en Ezentis, Atrys Health o Audax Renovables, el resultado para los accionistas minoritarios vuelve a ser demoledor, aunque él mismo logre hacer beneficio con ello.

El modus operandi es conocido. En Ezentis, Elías desembarcó en 2021 con casi 20 millones de euros en una ampliación sin derechos preferentes. Poco después ejecutó un bono convertible con el que elevó su participación al 30% y provocó una dilución masiva de los pequeños accionistas. Desde su llegada, la cotización se desplomó más de un 70%, mientras él reestructuraba la empresa a su medida, recortando plantilla, reduciendo el consejo de nueve a cinco miembros y consolidando su poder como presidente no ejecutivo.

Lo mismo ocurrió en Atrys Health, tras la fusión con Aspy, donde también era mayoritario. Desde su entrada, la acción ha perdido un 67% de su valor. En Audax, el esquema se repitió: bonos convertibles sin derechos preferentes, aumento de control, deterioro del valor y dilución de los minoritarios. Todo, bajo una apariencia de salvador que acaba dejando a su paso empresas con gobiernos intervenidos, cotizaciones hundidas y pequeños inversores fuera de juego.

Dimitió para sabotear la ampliación

En OHLA, su entrada en 2024 a través de la sociedad Excelsior Times fue vendida como una oportunidad para reflotar la constructora, algo que alimentó el propio Elías. Rápidamente, alcanzó una participación del 14% y comenzó su ofensiva: exigió el cese del consejero delegado, Tomás Ruiz, y del secretario del consejo. El intento de asalto fue rechazado por el órgano de gobierno, que aprobó un nuevo plan estratégico centrado en la eficiencia y el crecimiento sostenible.

Ante la negativa del consejo, Elías y sus aliados respondieron con una maniobra clásica: dimitieron en bloque de sus cargos en marzo de 2025, justo cuando se aprobaba una ampliación de capital de 50 millones de euros en OHLA. Su renuncia fue interpretada desde la compañía como un intento deliberado de torpedear la operación y eludir responsabilidades legales, más aún tras conocerse que su socio, Antonio Almansa, estaba siendo investigado por la CNMV por uso de información privilegiada.

Elías no formó parte en la ampliación, lo que redujo su participación al 8,7%. Sin embargo, ha manifestado su intención de seguir comprando acciones en mercado. Su jugada es clara: debilitar la estructura desde dentro, retirarse cuando la empresa necesita apoyo financiero y regresar después para adquirir más control a bajo precio. Mientras tanto, los accionistas minoritarios siguen atrapados en una espiral de desconfianza e inestabilidad.

Mismo método, mismos daños

La actuación de José Elías en OHLA no es una excepción, sino una muestra más de un patrón, como se deduce de sus asaltos empresariales. El empresario entra en compañías en crisis con condiciones ventajosas, exige cambios radicales en la gobernanza, provoca fracturas internas y deja a los accionistas minoritarios con la peor de las papeletas. No aporta capital cuando más se necesita, pero sí aparece para intentar controlar los restos.

Lejos de ser un inversor comprometido con el futuro de las empresas, José Elías actúa como un estratega financiero que utiliza la debilidad ajena para ampliar su influencia.

Ahora, esa estrategia amenaza con repetir su desenlace en OHLA, donde ha dejado una empresa tensionada, una cúpula dividida y un accionariado minoritario que vuelve a pagar las consecuencias. Los Amodio han expresado también su malestar ante esta situación, en la que el propio Elías, al ver reducida su participación, ha montado una suerte de «revuelta» tratando de que los minoritarios le ayuden a echar a la actual dirección de la compañía.