Economía
Telecomunicaciones

La guerra comercial entre las operadoras ralentizará el despliegue del 5G en España en 2022

El año 2022 sin duda se presenta como un periodo clave para el desarrollo de la tecnología 5G en España, que podría convertirse en una de las grandes palancas para la recuperación económica del país y en un motor para la digitalización en la era del teletrabajo. Sin embargo, la guerra comercial que vive el sector de las telecomunicaciones probablemente reducirá los recursos económicos de los que disponen las operadoras para acometer las costosas inversiones en redes.

En juego está la profunda transformación tecnológica que las empresas españolas, principalmente las pymes, tienen por delante, un proceso que ha ido cobrando cada vez más importancia a medida que ha ido evolucionando la pandemia. Las limitaciones a la celebración de reuniones presenciales, incluso en el ámbito laboral, a lo largo de estos dos últimos años ha puesto de relieve el valor de las infraestructuras de telecomunicaciones en España, que atesora la red de fibra óptica más amplia de Europa.

Acelerar la implantación del 5G es, por tanto, capital para la competitividad del tejido empresarial español, principalmente porque aumentará la velocidad de la conexión a internet hasta los 10 GBps -10 veces mayor que las principales ofertas de fibra óptica del mercado- y se podrán conectar de forma simultánea un gran número de dispositivos. Además, habilitará a tecnologías como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT) o la realidad extendida (XR)., así como el desarrollo de servicios innovadores como la monitorización de redes eléctricas, operaciones quirúrgicas teleasistidas o la seguridad de la conducción autónoma.

En un entorno en el que la economía depende cada vez más de la digitalización, es esencial que en España mantenga la posición de ventaja competitiva en términos de conectividad, afirman desde la patronal del sector, DigitalES, que augura un 2022 «intenso en colaboraciones y propuestas constructivas».

«Nadie pone en duda que esta tecnología traerá consigo avances económicos muy importantes», señalaba en un informe reciente Víctor Calvo-Sotelo, director general de DigitalES. «Las mejoras técnicas asociadas a la conectividad 5G maximizan las potencialidades de la digitalización, incluyendo la eficiencia energética», destacaba, en un momento en el que las organizaciones internacionales están más comprometidas que nunca con la lucha contra el cambio climático. Unos  beneficios, en suma, que compensarán rápidamente el aumento del consumo de energía de la red de comunicaciones, agregaba.

Límites en el despliegue del 5G

Así pues, la necesidad del despliegue del 5G es clara, pero otra cosa es si las compañías de telefonía contarán con músculo suficiente para llevarlo a cabo con la diligencia adecuada en un escenario de ingresos más bajos por la dura competencia. Según fuentes del sector, ese proceso «no se acelerará todo lo que se debería» en 2022 porque las operadoras «están muy apretadas», y más teniendo en cuenta que la guerra de precios entre ellas va a continuar a lo largo del año que viene.

Para tensar más la cuerda, la reciente decisión del Gobierno de aplazar la entrada en vigor del nuevo modelo de financiación de la televisión pública a 2023 supondrá una mayor carga de costes para las grandes operadoras en España frente a plataformas de entretenimiento como Netflix o Amazon, que no tendrán que hacer frente a la conocida «tasa RTVE». En total, en la industria prevén un impacto de 150 millones de euros, lo que trastocará los números de cara a las ambiciosas metas previstas en el 5G.

El esfuerzo inversor del sector de telecomunicaciones en general ha sido notable. Los grandes operadores en España «no invierten menos de 3.000 millones al año» en sus infraestructuras, apuntan las fuentes, lo que significa más cobertura móvil y más fibra. Gracias a este despliegue, el servicio de 4G plus que prestan en la actualidad es de gran calidad, hasta tal punto que se puede viajar en tren viendo vídeos casi todo el camino sin interrupción. «Eso no pasa en ningún país europeo», constatan las mismas fuentes.

El reto de cara al próximo año es mejorar aún más estas prestaciones. En concreto, en el sector prevén que el desarrollo del 5G «en la banda de 700 MHz y de 3,5 GHz sí que va a despegar, va a ser más intenso que en años anteriores». Traducido a román paladino: desde el punto de vista de la banda ancha fija, la fibra llegará a más zonas rurales, pero, además de una mayor cobertura, habrá más velocidad porque el 5G lo que facilitará, por ejemplo, es descargas de vídeos más rápidas. El consumo de internet, por tanto, crecerá.

De vital ayuda serán los fondos Next Generation EU para impulsar la implantación de esta tecnología,  ya que suponen «una oportunidad histórica de consolidar la ventaja competitiva de España en el ámbito de las telecomunicaciones, acelerando la transición al 5G y, paralelamente, incentivando los efectos de red de estas infraestructuras sobre los sectores tractores de la economía», incidía Calvo-Sotelo en el mencionado informe.

Según un estudio de Boston Consulting Group, el despliegue del 5G en Europa podría generar 2,4 millones de puestos de trabajo para 2025. Y en España, podría crear 322.ooo empleos, de acuerdo con un informe realizado por la consultora Omdia.