Economía
Transportes

El Gobierno cifra en 81 millones los daños causados por Filomena en carreteras, aeropuertos y trenes

José Luis Ábalos, ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, ha elevado a más de 81 millones de euros las pérdidas de los daños causados por el temporal Filomena a principios de este mes de enero en carreteras, aeropuertos y trenes. Así lo ha explicado en la Comisión del Congreso de los Diputados, donde ha rendido cuentas de su gestión durante la borrasca y el bloqueo de camioneros en la frontera entre Reino Unido y Francia a finales de año.

En carreteras, los daños de cerca de 48 millones se deben mayoritariamente a la distribución y suministro extraordinario de sal, las horas extras del personal y de la maquinaria, así como la reposición y sustitución de balizamiento y  la rehabilitación necesaria de algunos firmes. Así, el titular de Trasportes ha detallado que también se produjeron algunas pérdidas de ingresos en las autopistas y ha apuntado que 80.000 toneladas de sal fueron esparcidas entre el 7 y el 13 de enero, el 87% de todo lo repartido en la Campaña de Vialidad Invernal 2019.

«Este temporal de magnitud no vista en más de setenta años, debe servir para, a partir de la evaluación de la actuación desarrollada, aprender de lo que ha sucedido»

En el caso de Adif, José Luis Ábalos ha elevado a 19 millones la factura dejada por el temporal por la reposición de infraestructuras ferroviarias, carriles, la tala de árboles, limpieza de vías, trincheras y maquinarias. En Renfe, otros 6 millones en reparaciones de material rodante y en el Centro de Experimentación Cedex otros 6 millones por el colapso de la cubierta de la nave de ensayos de experimentación marina.

Respecto a Aena, Ábalos ha cifrado en dos millones el coste de la reparación de instalaciones dañadas por la borrasca, como las instalaciones contra incendios, las balizas de señalización y las marquesinas de los aparcamientos.

Precisión en las previsiones

Durante su intervención, el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha asegurado que desde su punto de vista las previsiones realizadas por los distintos organismos de meteorología, así como por el Gobierno erán precisas. Sin embargo, ha señalado que la realidad o las consecuencias sobrepasaron la capacidad de actuación.

«Otra cosa es que luego, cuando vemos la realidad o las consecuencias de estas predicciones, siempre nos sorprendan. Pero las predicciones estaban, los avisos, estaban», ha insistido.

En este sentido, ha puesto de relieve que fueron esos avisos los que permitieron movilizar todos los medios disponibles. Además, ha indicado que, en relación con la magnitud de la borrasca, el número de incidencias no han sido de gravedad y relativamente bajo respecto a otros episodios. Ábalos considera además que las incidencias se han ido solucionando en relativamente breve plazo con la mayor diligencia posible y ha añadido que el Ministerio ha cubierto sus propias responsabilidades, así como dar servicio a otras administraciones.

«Otra cosa es que luego, cuando vemos la realidad o las consecuencias de estas predicciones, siempre nos sorprendan. Pero las predicciones estaban, los avisos, estaban»

«Este temporal de magnitud no vista en más de setenta años, debe servir para, a partir de la evaluación de la actuación desarrollada, aprender de lo que ha sucedido y estudiar posibles mejoras futuras», ha manifestado. El ministro ha argumentado que, tanto en el ámbito sanitario como en el climático, la incertidumbre es clara y por lo tanto han pasado setenta años desde una cosa parecida, pero nadie asegura que la próxima pueda ocurrir bastante antes.

Ábalos también ha querido poner de relieve la colaboración entre administraciones y ha puesto en valor a las cerca de 13.000 personas, en su mayoría empleados públicos, que han colaborado con su compromiso de servicio público, para resolver la situación en todo el país, pero también muchos otros trabajadores de empresas privadas concesionarias que trabajan también para la Administración. En este punto, el ministro ha destacado especialmente a todos aquellos que han arriesgado su vida, como los conductores de quitanieves heridos en accidentes por vuelco en Cuenca, Burgos o Valladolid.