La relación entre activos y jubilados está en mínimos

El futuro de las pensiones cada vez más sombrío tras el desplome de la natalidad en 2022

El futuro de las pensiones cada vez más sombrío tras el desplome de la natalidad en 2022
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España registró en 2022 un nuevo mínimo de nacimientos: 329.811, según los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística. Esta cifra es un 51% más baja que en 1976, y la más reducida desde los últimos ochenta años. La caída de la natalidad plantea un futuro muy sombrío para las pensiones porque en la actualidad la relación de los activos que financian el retiro de los jubilados -en un sistema de reparto como el español- es de dos a uno, mientras durante los últimos años de la dictadura de Franco esta proporción era de siete frente a uno. En el caso de los bebés de madres nacidas en España, el número de nacimientos es un 65% menor al del inicio de los momentos de la transición a la democracia.

La financiación de las pensiones se complicará más a largo plazo si tenemos en cuenta que la tasa de desempleo es superior al 13%, la más alta  de la zona euro; y que de momento no se han adoptado medidas para elevar la edad de jubilación, a pesar de que el índice de longevidad aumenta sin cesar y que muchas de las personas mayores están en condiciones de alargar su vida laboral. Irónicamenete, la productividad de los trabajadores tiende a descender a partir de los 60 años, favoreciendo su progresiva salida del mercado de trabajo y su ingreso en el paro, drenando recursos al sistema y complicando la financiación del sistema de pensiones. «Estamos asistiendo a un deterioro continuo de la relación entre activos y jubilados que amenaza a largo plazo la sostenibilidad del modelo», asegura el demógrafo Alejandro Macarrón.

La reforma del sistema de retiro es una de las cuestiones que todavía tiene pendiente de resolver el Gobierno de Sánchez desde que, una vez instalado en La Moncloa, decidió poner fin a toda la estrategia diseñada por el Ejecutivo precedente de Mariano Rajoy, en la que se incluía el llamado factor de sostenibilidad a fin de que la revalorización de la pensión se hiciera atendiendo al estado de cuentas de la Seguridad Social, evitando el aumento del déficit público. Aunque el ministro José Luis Escrivá ha tratado de compensar el cambio de régimen aumentando las cotizaciones sociales de los empresarios así como las cuotas sociales de los autónomos -en un claro perjuicio para la creación de empleo-, el modelo sigue haciendo aguas, preso de planteamientos ideológicos como la decisión de revalorizar este año las pensiones un 8,5% para adaptarlas a la evolución rampante de la inflación y así seguir conservando la capacidad adquisitiva de los mayores, aunque perjudicando el equilibrio presupuestario.

Esta estrategia alternativa ha sido desaconsejada por todos los organismos internacionales -el FMI o la OCDE, que agrupan a todos los países desarrollados del mundo- y preocupa a la Comisión Europea, hasta el punto de que la reforma del sistema de pensiones y el aseguramiento de su sostenibilidad es un asunto crucial para que España siga recibiendo la parte de los fondos europeos que está condicionada al impulso de reformas estructurales que impulsen la competitividad de la economía. Escrivá planeaba alargar la llamada contributividad -el número de años que se tienen en cuenta para el cálculo de la pensión y que, en consecuencia, tiene el efecto de reducir a medio plazo las jubilaciones-, pero la oposición de los sindicatos y los recelos del propio Gobierno en pleno año electoral han aconsejado congelar esta clase de planteamientos.

La caída brutal de la natalidad representa un problema añadido y grave de cara al futuro. Entre los expertos no hay consenso sobre cómo afrontarlo. El demógrafo Macarrón es partidario de políticas natalistas de apoyo a las familias, basadas en una fiscalidad favorable en relación con el número de hijos. José Antonio Herce, uno de los más importantes especialistas en pensiones del país, es partidario de un enfoque adicional que pasa por el fomento de la conciliación familiar, la inversión masiva en guarderías públicas en lugar de ayudas directas por hijos, y en remover toda la clase de los obstáculos que ahora disuade a los matrimonios de tener descendencia. Herce, sin embargo, también coincide en que la caída aguda del número de nacimientos complicará mucho a largo plazo la financiación de las pensiones.

El modelo de retiro en España es muy generoso. Es verdad que millones de pensionistas reciben pagas mensuales muy reducidas, pero las que ingresan son desproporcionadamente elevadas con relación al esfuerzo contributivo que hicieron en su carrera laboral, claramente insuficiente. Al mismo tiempo, a la vista de las medidas que se están adoptando, debatiendo y proponiendo desde diciembre de 2020 hasta ahora es muy difícil creer en que el sistema alance la sostenibilidad necesaria para que las promesas de mejores pensiones puedan cumplirse, opina Herce. Y esto es así porque las medidas que se están tomando aumentan los gastos más que los ingresos de manera sistemática.

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