El covid-19 no frena la exportación agroalimentaria de España: crece un 4,9% hasta julio
El sector agroalimentario es uno de los menos afectados por la crisis del coronavirus. Así se desprende del Informe Sectorial Agroalimentario 2020 de CaixaBank Research que desvela que la exportación agroalimentaria de España ha crecido durante la pandemia. En concreto, el valor añadido bruto del sector primario creció un 3,6% intertrimestral y un 6,3% interanual en el segundo trimestre.
El sector ha tenido «una evolución muy favorable, incluso contracíclica», dice el informe. Además, la industria agroalimentaria también ha evolucionado bien respecto al conjunto de la industria manufacturera, más afectada por el confinamiento: la producción manufacturera bajó un 26,7% interanual de abril a junio, pero la alimentaria sólo un 9,4%.
Esta resistencia del sector se debe en gran parte precisamente a la exportación, que se ha beneficiado de la internacionalización de sus empresas antes de la pandemia; y al confinamiento, que ha obligado a consumir más bienes de primera necesidad y a almacenarlos en casa.
El sector agroalimentario también ha perdido menos empleo y menos trabajadores afectados por ERTE, y la recuperación de la afiliación a la Seguridad Social se ha ido afianzando durante el verano.
El confinamiento ha cambiado los patrones de consumo, que se ha incrementado mucho en el hogar, en detrimento del canal Horeca, cuya situación se agrava por el parón del turismo extranjero; y se ha incrementado el comercio electrónico en la compra de alimentos, como refleja el gasto con tarjetas en los TPV de CaixaBank.
Respecto a la pérdida de turistas, el estudio califica de excelente la posición turística española antes de la crisis, por lo que prevé «una sólida capacidad de recuperación a medio plazo» cuando haya un tratamiento contra el coronavirus.
En 2019, antes de la pandemia, las ventas agroalimentarias al exterior sumaron 50.361 millones de euros y fueron el 17,4% de todos los bienes exportados: España es la cuarta economía exportadora del sector en la UE (tras Países Bajos, Alemania y Francia) y en 2018 arrebató a Canadá la séptima posición mundial de exportadores alimentarios, con una cuota en el mercado global del 3,6% (superior al 1,8% del total de exportaciones de bienes).
Con la pandemia, el aumento de las exportaciones ha sido general (destacan los cítricos hacia Europa y el porcino hacia Asia), y se ha visto favorecido por un buen posicionamiento previo del sector español en el extranjero «fruto del esfuerzo de internacionalización de los últimos años».
Pese al impacto de la pandemia en el comercio internacional, la exportación agroalimentaria española ha subido un 4,9% interanual de enero a julio; la exportación del sector primario ha sido mejor, con un avance del 6,3% interanual hasta julio.
Estas cifras contrastan con el retroceso del total de exportación de bienes (-14,6%), así que el peso de la exportación agroalimentaria sobre el total ha subido y en abril llegó a alcanzar el 30%.
Las importaciones agroalimentarias también han subido, pero menos, y el superávit exterior de bienes agroalimentarios «ha alcanzado un récord histórico en julio»: un 1,30% del PIB (frente al 1,06% en 2019).
La carne ha liderado el aumento de la exportación, con un avance del 25% interanual de enero a julio, gracias al porcino (+35%), seguido de: conservas de carne o pescado (+13,2%); productos de semillas oleaginosas y del café y el té, con aumentos superiores al 10%, aunque con un peso reducido sobre el total de exportaciones (cercano al 1%); y es más relevante el avance de las frutas (+9,4%), primer grupo de productos exportados.
Algunos grupos de productos han retrocedido, como pescado, crustáceos y moluscos (-15,7%), bebidas (-5,2%) y grasas (-5,4%); y en particular, la exportación de aceite de oliva han caído un 7,4% interanual y el vino un 5,4%, aunque ambos siguen «en el top 5» de productos agroalimentarios exportados.
Por comunidades autónomas, Aragón es la que más ha crecido en exportación hasta julio (+33,8%), gracias al porcino, seguida del País Vasco (+13,3%), por las grasas y aceites modificados químicamente; Catalunya (+8,8%), también por el porcino, y Comunidad Valenciana (+7,6%), por los cítricos; pero en el otro extremo están Baleares y Canarias (-28,4% y -25%).
La UE es el gran destino de la exportación española (sobre todo Francia, Alemania, Italia, Portugal, por este orden), seguida de Reino Unido, China (donde casi se ha doblado de enero a julio de 2020 respecto al mismo período de 2019: +94,1%) y Estados Unidos
Sin embargo, el sector «sigue atentamente» las tensiones comerciales globales (especialmente entre Estados Unidos y la UE) y la negociación del Brexit.El estudio también constata que las empresas más digitalizadas están mejor preparadas para adaptarse a un entorno cambiante, por lo que defiende que todos los eslabones de la cadena alimentaria aprovechen las nuevas tecnologías digitales (big data, robótica, internet de las cosas y blockchain, fundamentalmente).
Como ejemplo, destaca que las técnicas de agricultura de precisión mejoran la productividad de los cultivos y potencian la sostenibilidad del sector, al hacer un uso más eficiente del agua y de la energía.
Las tecnologías más usadas
Pero el estudio constata que falta información estadística sobre el grado de adopción de estas tecnologías, por lo que analiza esta implantación en la red social Twitter, según la frecuencia en la que aparecen mencionadas en tuits desde 2017 hasta 2019.
Ese análisis refleja que el blockchain es la tecnología que sobresale en la industria agroalimentaria (30% del total de tuits sobre digitalización del sector): su uso permite la autenticación digital de los productos alimentarios y permite su trazabilidad en todos los eslabones de la cadena alimentaria.
En cuanto a la robótica para la agroalimentación, destacan los drones, con «un crecimiento exponencial en los últimos años» y aplicaciones cada vez más amplias (como la detección temprana de plagas y la localización de jabalíes para impedir el contagio de peste porcina).
La realidad virtual y aumentada también es una tecnología relativamente popular en la industria agroalimentaria; por ejemplo, para reparar averías con gafas de realidad aumentada.
En todo el sector primario, las tecnologías más populares son el big data, el internet de las cosas y la robótica, que resultan «indispensables» para avanzar en la aplicación de técnicas de agricultura de precisión y la automatización inteligente del campo.
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