Economía
OKANÁLISIS

¿Qué está pasando con el crecimiento económico?

El crecimiento económico a nivel global sigue manteniéndose en el entorno del 3%, mientras que las tasas de desempleo siguen cayendo en las economías avanzadas. Los modelos de organismos internacionales prevén un crecimiento el año próximo cercano al 3,5%. Los niveles de pleno empleo, sobre todo en EEUU, pueden mantenerse en los próximos trimestres, y lo más importante será el impacto sobre la inflación, y por ende en las subidas de tasas de interés, así como el posible cambio de tendencia que anticipe recesión económica.

De momento las probabilidades de recesión se mantienen bajas a pesar de lo avanzado del ciclo. Solo los errores políticos graves pueden afectar significativamente al aumento de probabilidad de recesión en el corto plazo.

La masa monetaria (M1 y M3) sigue apuntando a estancamiento en estos niveles de crecimiento, con un pequeño sesgo a la baja, y el índice de sorpresas en los datos económicos, se ha recuperado con fuerza durante el mes de agosto y septiembre. Los PMIs hicieron techo en julio y tras la caída de agosto han vuelto a repuntar.

Me sigue pareciendo más probable que las estimaciones de crecimiento durante el próximo año sean revisadas a la baja desde los niveles actuales.

Los posibles errores políticos graves son los que todos podemos escuchar en los medios de masas o leer en miles de análisis publicados: Corea del Norte, Rusia (Ucrania), China, Irán, los antecedentes y vinculaciones de D. Trump (Mueller), el Brexit, el populismo revolucionario, las elecciones en Italia y en Japón, y recientemente la deriva secesionista en Cataluña (España). Descartar el riesgo político y el impacto en la economía de errores graves sería de necios.

Lo que más me rechina es cuando el consenso de analistas políticos y económicos están casi unánimemente de acuerdo en algo, porque la probabilidad de que se equivoquen es muy alta. Últimamente el consenso respecto de Corea del Norte es extremadamente complaciente, y es una señal de alerta a vigilar. Lo mismo pasa con el riesgo político en Europa, que ha caído considerablemente desde las elecciones en Francia.

Tampoco hay que perder de vista los antecedentes del presidente de EEUU. Creo sinceramente que no hay que adoptar posiciones extremas en materia de estrategia de inversión, pero sería de necios desdeñar el potencial impacto negativo de errores graves en esta materia. La mejor estrategia me parece que es la de no descartar nada, tener preparadas las coberturas y ser prudentes, por si alguna de estas cuestiones se empieza a ir de las manos.