Destacan que el PIB es un 2% inferior a antes de la pandemia

Los empresarios prevén que la tasa de paro aumentará hasta el 13,5% en 2023 frente al 12% del Gobierno

Los empresarios prevén que la tasa de paro aumentará hasta el 13,5% en 2023 frente al 12% del Gobierno
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Los empresarios son pesimistas sobre la evolución del empleo el año próximo. Creen que los ocupados apenas crecerán un 0,3% en 2023, frente al 3,8% de este ejercicio y que la tasa de paro aumentará desde el 13,1% al 13,5% debido a la menor creación de puestos de trabajo prevista. Esta es una de las principales conclusiones del informe de coyuntura presentado esta mañana por el Instituto de Estudios Económicos, que forma parte de la patronal CEOE, a cargo de su presidente, Iñigo Fernández de Mesa, y del director general, Gregorio Izquierdo.

Durante la presentación de los presupuestos generales para 2023 que acompañaba al cuadro macroeconómico enviado a Bruselas, la vicepresidente primera y ministra de Economía y de Transformación Digital, Nadia Calviño, aseguró que «el crecimiento del PIB del 2,1% permitirá seguir creando empleo y que a finales de 2023 haya casi 21 millones de ocupados, así como que la tasa de paro se sitúe por debajo del 12%». Pero el caso es que no hay ninguna institución internacional ni servicios de estudios de entidad alguna que sostengan tal clase de pesimismo.

Todos ellos estiman que el PIB crecerá mucho más moderadamente el año próximo, que el empleo irá peor y que la tasa de paro aumentará. Hoy, el IEE se ha vuelto a sumar a esta tesis a pesar de que recalca que el mayor dinamismo del empleo en el sector privado en comparación con el sector público en 2022 refleja que las empresas siguen esforzándose por mantener sus trabajadores en un contexto de encarecimiento de sus costes de producción, de incertidumbre económica y de bajos niveles de confianza que perjudican claramente la competitividad de las empresas.

Según el Instituto, el empleo ya supera los 20 millones de ocupados, por lo que en términos de personas ha sobrepasado las cifras de 2019, previas a la pandemia, pero las horas trabajadas -que es el indicador real del grado de ocupación en España-, todavía no han alcanzado los niveles anteriores a la crisis del Covid, según los datos de la Contabilidad nacional.  «En este sentido, hay que destacar que el PIB continúa estando por debajo de los niveles previos al estallido de la pandemia, en concreto es inferior en un 2%», asegura.

El debate sobre las horas trabajadas ha crecido en intensidad desde la contra reforma laboral aprobada por la vicepresidenta Yolanda Díaz, que ha prohibido de facto los contratos temporales y producido una explosión de los trabajadores fijos discontinuos, que no figuran como parados durante el periodo de tiempo en que están inactivos, y que además tienen derecho a seguro de desempleo. Hoy mismo, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, pidió una mayor transparencia estadística sobre los contratos fijos discontinuos a fin de que se puede conocer con más exactitud la realidad del mercado laboral español. Es la primera vez que un miembro del BCE critica, ya sea indirectamente, a un gobierno de la zona euro. Es verdad que la modalidad del fijo discontinuo existía desde siempre y que se ha contabilizado de igual manera; lo que sucede es que antes, este tipo de contrato era residual y ahora ha pasado a tener un volumen colosal.

El informe del IEE informa de que las empresas están soportando mayores costes laborales unitarios que hace unos años, de forma que en el tercer trimestre de 2022 eran un 8,8% superiores a los de finales de 2019. Al mismo tiempo, aunque en 2022 la productividad está aumentando, las caídas acumuladas en los últimos años dan lugar a que los niveles de productividad por ocupado en el tercer trimestre estén un 4,9% por debajo de los niveles previos a la pandemia.

En su análisis sobre los riesgos que afronta la economía de cara a 2023 se destaca el impacto de los tipos de interés en las familias y las empresas, que todavía es moderado y se superpone a otros choques. También cabe señalar la posible persistencia de la inflación en niveles elevados, que puede concentrarse en el componente subyacente y puede estabilizarse en esos niveles si hay efectos de segunda ronda de los salarios.

Otro de las amenazas es la situación de las finanzas públicas, con un “mix” caracterizado por una política fiscal basada en una creciente presión tributaria, y otra política presupuestaria, determinada por un significativo aumento de los gastos corrientes. «La consecuencia directa de las subidas de tipos de interés está siendo el endurecimiento súbito de las condiciones de financiación que afectan a familias, empresas y el sector público. La coordinación con este tipo de actuaciones y el alineamiento con estos objetivos deberían marcar el sesgo del resto de las actuaciones de la política económica, fundamentalmente aquellas que competen al ámbito presupuestario. La necesidad de planificar un proceso de ajuste fiscal a través de un plan plurianual que consolide nuestras finanzas públicas, reduciendo nuestro déficit estructural, debe compaginarse con la introducción de medidas de apoyo con carácter temporal dirigidas a los colectivos más vulnerables y con la ejecución de las inversiones necesarias asociadas a los fondos europeos. Este plan presupuestario debe estar orientado hacia la consecución de una mejora de la eficiencia del gasto público, en especial sobre aquellas partidas que mayor contribución puedan tener sobre el crecimiento económico a largo plazo», señala el informe.

Por último, los empresarios insisten en reforzar todos aquellos mecanismos que mejoren las condiciones del entorno en el que operan las empresas, como la mejora de la regulación, la reducción de las cargas administrativas o la unidad de mercado.

 

 

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