Economía

El fracaso de la política del BCE: las expectativas de inflación y crecimiento siguen a la baja

La semana pasada, Mario Draghi anunció que el Banco Central Europeo (BCE) ampliará el programa de compra de deuda soberana en 20.000 millones de euros más, hasta los 80.000 millones y que dejará en el 0% el tipo de interés referencial. El organismo anunció también que incluirá en su programa la compra de bonos de empresas, una decisión que hasta ahora no había adoptado.

Las medidas se anunciaron a bombo y platillo y suponen una continuación de lo que se ha venido haciendo hasta ahora, pero según algunos analistas pueden resultar menos efectivas de lo esperado. El BCE está perdiendo la lucha que mantiene contra la deflación y, según la agencia Moody’s, la actuación del supervisor «no es tan efectiva para estimular el crecimiento y tiene consecuencias involuntarias sobre la rentabilidad de los bancos». Fitch Ratings, por su parte, asegura que «es improbable» que proporcionen un impulso significativo a la débil recuperación de la zona euro.

También coincide en ese mensaje de fracaso de la entidad presidida por Mario Draghi el director de inversiones de Tressis Gestión, Daniel Lacalle: «El BCE lanza un programa de compra de activos para mejorar las expectativas de inflación, potenciar el crecimiento de los países de la eurozona y hacer fluir el crédito a la economía real». El economista señala que, tras las medidas anunciadas, «las expectativas de inflación y de crecimiento siguen a la baja, además de que el crédito concedido a la economía real, no deuda soberana, sigue siendo muy pobre».

Sede de Fitch en Nueva York (Foto: GETTY)

Que el crédito fluya a las familias es una de las grandes obsesiones del BCE y, sin embargo, Lacalle asegura que este «está estacado, muy por debajo de lo que se esperaría tras un programa de reformas tan grande», lo que demuestra, en opinión del experto en inversión, «que el problema de la UE es estructural».

Para algunos analistas, como Joaquín Robles, de XTB, las medidas introducidas la semana pasada son importantes, pero no tanto como se cree: «Es más el mensaje de apoyo que transmites a los mercados que el efecto real que puede tener en los precios». Robles reconoce que al final, bajar los tipos del 0,05% al 0%. «Draghi, Japón y los bancos centrales en general ya no pueden hacer más, ahora le toca a los gobiernos aplicar reformas estructurales que acompañen a esta política monetaria ultraexpansiva».

«El propio Draghi lo ha explicado», recuerda Lacalle. «Los estados tienen que hacer reformas. El BCE no va a arreglar nada con su varita mágica, sólo pone unas herramientas y ya ha superado las expectativas de los agentes económicos. No puede obligar a la gente a tomar crédito ni a las empresas a invertir», advierte el economista.

La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen (Foto: GETTY)

Además, en este contexto, los grandes gestores de fondos de Estados Unidos han situado el posible fracaso del programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal como el principal riesgo para la economía estadounidense, según una encuesta de Bank of America. Un nuevo revés para las políticas monetarias expansivas.

No obstante, muchos analistas son prudentes y aseguran que hay que dejar transcurrir al menos dos o tres meses para hacer una valoración de los nuevos mecanismos introducidos por un BCE al que le quedan ya pocas medidas de estímulos que aplicar.

Los tipos bajos generan burbujas

El problema de imprimir billetes sin control es que se generan burbujas al expandirse el crédito sin racionalidad. En ese sentido, Moody’s asegura que permanece «vigilante» para detectar potenciales «burbujas» que pudieran surgir como consecuencia de esta política monetaria. Robles, de XTB, es más prudente y cree que «todavía es pronto para especular con que haya alguna burbuja derivada de tener los tipos bajos durante tanto tiempo».

Lacalle, sin embargo, coincide en el análisis de Moody’s: «Las burbujas son obvias, particularmente en renta fija. Los tipos exigidos a bonos tanto de empresas como de estados cuya solvencia no ha mejorado se ha desplomado. Se ha inflado la burbuja de bonos claramente». No obstante, el director de inversiones de Tressis señala que esa burbuja «aún no es peligrosa porque hay liquidez y demanda suficiente», pero «hay que vigilarla», como defiende Moody’s.

La pregunta es: ¿Si no funcionan, por qué mantener las políticas monetarias expansivas? La respuesta es, en principio, sencilla. Para los bancos centrales es muy fácil adoptar ese tipo de medidas, pero una vez que la economía está acostumbrada a los tipos muy bajos, le cuesta mucho salir de esa dinámica. Así, se genera un incentivo perverso que hace complicado escapar de ese círculo, porque, de anular de golpe esas políticas, muchas empresas no serían capaces de asimilar los cambios y quebrarían.