Economía
CRISIS ECONÓMICA

La crisis económica que viene: estos datos apuntan a la caída en seis meses

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

Los datos económicos, los movimientos de los grandes bancos centrales como la Reserva Federal o el Banco Central Europeo, y la estadística de la conocida curva de tipos de interés en Estados Unidos anticipan una crisis económica en los próximos meses. Cuando se han juntado todos los factores, siempre ha habido una caída abrupta del crecimiento, provocando crisis más o menos graves a nivel global.

Hace cinco años, especialmente en Europa, los indicadores económicos mostraban un problema deflacionario -caída de los precios- provocado, en buena medida, por la excesiva regulación y la incapacidad de generar una fiscalidad conjunta entre los socios del Viejo Continente. Un problema que se solventó porque, tras la pandemia y la guerra de Ucrania, los precios se dispararon, especialmente en el sector energético.

Europa no hizo nada para evitar que los precios cayeran, ni tampoco corrigió las diferentes políticas fiscales de los socios. La guerra elevó los precios por sí sola. Y esos precios subieron demasiado. La forma de combatir esas alzas excesivas fue subir los tipos de interés por parte de los bancos centrales; pero la receta no podía ser la misma en Estados Unidos y en Europa.

Donde Estados Unidos tenía un problema de precios motivada por el exceso de demanda -el personal se gastaba el dinero ahorrado y lo acumulado en pandemia y los precios subían-, Europa tenía un problema provocado porque la energía se encareció y tuvo que cambiar de proveedores -Rusia por EE.UU.-.

Siendo distinto el problema, los bancos centrales hicieron lo único que podían hacer. Subieron los tipos de interés para que los ciudadanos no pidieran crédito. Subes tipos de interés, el crédito se vuelve caro y el personal deja de pedirlo. Sin crédito, se gasta menos, y por lo tanto los precios se reducen, porque se supone que los que venden quieren seguir vendiendo la misma cantidad, y para eso tienen que bajar el precio porque la gente tiene menos dinero.

Dicho esto, el problema en Europa no era de demanda -la gente no estaba comprando más- sino que los precios subían por los costes derivados de la guerra en Ucrania. Así que subir los tipos de interés ahogaba el crédito, pero no solucionaba el problema de la inflación, como llego a reconocer Isabel Schnabel, la banquera alemana que ocupa un asiento en el consejo del BCE. Este ha ido solventándose poco a poco a medida que se buscaban nuevas fuentes de energía o se soslayaba el problema que supone la propia guerra.

Llegados al punto actual, de nuevo los precios caen en Europa, como lo hacen en Estados Unidos, y los bancos centrales, en lugar de dejar los tipos donde están -altos- han comenzado a bajarlos. ¿Por qué? Porque creen que la economía real está en problemas, y hay que incentivar el crédito para que no se ahoguen las familias.

La curva de tipos y la FED

La curva de tipos en Estados Unidos hace alusión a la diferencia entre lo que se paga por comprar el bono a un año y el bono a diez años en Estados Unidos -como comprar bonos del tesoro-. Si se paga más interés por el bono actual que por el que durará diez años, es porque el mercado cree que hay una crisis económica inminente. En esas hemos estado este tiempo, pero no ha terminado de llegar esa crisis. Esa estadística acertó nueve de 11 veces desde 1955.

Pero cuando esa curva se combina con un ciclo de bajadas de la Reserva Federal, es decir, cuando a lo que mencionamos se suma que bajan los tipos de interés, es porque pasa algo en la economía. Las cifras de deuda que maneja esa Reserva Federal -el banco central de EE.UU.- son astronómicas, de hasta un trillón de dólares vinculado a las tarjetas de crédito en el país, y creen que puede haber un alto porcentaje de impagos. Por eso están tratando de incentivar el crédito a toda prisa.

Además, la banca regional en EEUU necesita dinero. Sus balances están tocados y sin un suministro de dinero -como quedó demostrado en la crisis del Silicon Valley Bank- no son capaces de hacer frente a las pérdidas de su propio balance. Si sus activos sufren una merma y tienen que pagar más por su deuda, no pueden. Las subidas de tipos hicieron que tuvieran que pagar más y muchos de esos bancos están cercanos a la quiebra -varios quebraron y fueron rescatados-.

El caso es que la curva de esos bonos -aunque se corrija según el mes-, la bajada de tipos, la deuda y el problema de esa banca regional se unen al hecho de que en Europa las bajadas de la inflación están siendo abruptas. Una tormenta perfecta que, cuando se ha dado, siempre ha traído, en un plazo medio de seis meses, una crisis económica global.