La corrupción saca a España del top 10 para invertir mientras crecen los escándalos del Gobierno Sánchez

España ha estado, durante los últimos 5 años, entre los diez países de la Unión Europea con más potencial de Inversión Extrajera Directa (IED). Sin embargo, en 2025, el país ha caído hasta el puesto 11. Por tanto, los reiterados casos de corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez ya están dando sus frutos en la economía nacional. Así lo ha explicado el Instituto de Estudios Económicos (IEE) en su último informe, titulado La confianza empresarial y la inversión extranjera en España.

Según el IEE, además de la corrupción, otras razones que pueden explicar la salida de España del top 10 son los elevados impuestos, las excesivas litigaciones tributarias, la lentitud de la burocracia, y la baja protección de la propiedad privada. Además, el hecho de que los Presupuestos Generales del Estado (PGE) aún no se hayan aprobado, genera una sensación de inestabilidad política, que no favorece la imagen de nuestro país.

En el año 2024, España se situaba en la posición 9 de entre los 25 países con más potencial de Inversión Extranjera. Sin embargo, a causa de la corrupción, que ya caracteriza al Partido Socialista Español (PSOE), el Índice Kearney de Confianza para la IED ha registrado una caída del 13% y ha rebajado a España hasta el puesto número 11 en 2025.

La caída de España en el ranking ha provocado, además, el aumento del diferencial con Estados Unidos (EEUU), cuya calificación en relación al índice de confianza es un 23,3% mayor que la de nuestro país. Además, en comparación a los principales socios de la UE, España se ha situado históricamente por detrás de Alemania y Francia, y en 2025 se ha unido a ese grupo Italia, que ya nos supera en calificación.

La corrupción en España

Pero no todo son malas noticias. Según el informe, la corrupción es percibida por los inversores como «transitoria». Además, parece que a nivel global, España está sobreviviendo a oleada de corrupción, y pese a todo, continúa manteniendo una posición destacada entre los países más atractivos para invertir. Esta posición está impulsada por su situación estratégica, una población altamente cualificada y su liderazgo en ciertos sectores como el turismo.

Entre los factores clave para la atracción de inversión en España destaca el desempeño económico del mercado español, que es considerado el factor más importante por el 32% de los encuestados, la innovación tecnológica (el más importante según el 29%) y la calidad de la infraestructura (fundamental según el 26%).

En concreto, el informe explica que «el desempeño económico fue la razón más fuerte para invertir en 12 de los 25 países en la clasificación mundial, lo que sugiere, aún más, que los inversores están priorizando la estabilidad del mercado en la toma de decisiones».

En este sentido, el escrito del IEE indica, que «es imprescindible generar confianza entre los inversores extranjeros. Para ello, la existencia de un marco legal claro y predecible es crucial a la hora de reducir los riesgos asociados a la inversión y facilitar la operatividad de las empresas.

La simplificación de trámites administrativos, la protección de los derechos de propiedad y la existencia de mecanismos efectivos para la resolución de conflictos son aspectos clave que los inversores consideran al elegir un destino para su capital.» Aspectos que en nuestro país no se están dando, lo que explica la disminución de su atractivo para los inversores.

Y añade: «De hecho, un entorno regulatorio eficiente no solo atrae inversión, sino que también promueve la competencia y la innovación» una eficiencia que en España escasea.

«Cabe destacar, también, la importancia de la facilidad para mover capitales de manera libre y eficiente tanto hacia dentro (atracción de IED hacia el interior) como hacia fuera del país (búsqueda de mercados internacionales). La existencia de restricciones cambiarias, controles de capital y barreras burocráticas puede disuadir a las empresas de invertir en un país» Algo que en España no tiene lugar con el Gobierno vigente.