Economía

Casi la mitad de los padres españoles sufren presión social para comprar a sus hijos lo que no pueden pagar

Fríos nos hemos quedado, como el país de origen de esta empresa, al conocer el informe europeo de Pagos de Consumidores elaborado por Lindorff, compañía líder mundial en gestión de crédito.

Entre otras muchas perlas, los gestores suecos afirman que el 40% de los padres españoles ha experimentado presión social a lo largo del último año para comprar productos o servicios a sus hijos que no pueden pagar. Hasta ahí es normal y bien lo sabemos los que tenemos criaturas, por cierto, cuanto más mayores son más gasto generan.

Esta por ver que esto después se convierta en inversión. Pero lo que nos convierte en latinos puros es al saber que el 91%, de los mencionados padres no sólo sintieron esta presión social, sino que también actuaron en consecuencia y compraron un producto o servicio a sus hijos que realmente era inalcanzable económicamente. Un porcentaje que se sitúa cuatro puntos por encima de la media europea (87%). Lo cual también demuestra que aunque somos más exagerados que nuestros socios la convergencia con el resto de países de la UE, avanza favorablemente.

“Los hogares cuyos padres están expuestos a una presión social de este tipo, tienen mayor riesgo de que sus finanzas deriven en un endeudamiento poco sólido a largo plazo. Con las múltiples opciones de pago que existen en la actualidad, es necesario enseñar a cada nueva generación a consumir de manera sostenible”, asegura a este periódico Alejandro Zurbano, director general de Lindorff en España.

Si entramos en el desglose por edades, los padres jóvenes son significativamente más propensos a sufrir presión social para adquirir productos o servicios para sus hijos. De acuerdo con este estudio, realizado a partir de entrevistas a 24.101 consumidores de 24 países europeos, cuatro de cada diez padres encuestados de entre 18 y 34 años afirman haber sentido esta presión en el último año.

Las cifras son aún más alarmantes en el caso español, donde prácticamente ocho de cada diez padres con edades comprendidas entre los 18 y 24 años aseguran haber experimentado presión social al menos una vez en el último año para comprar productos a sus hijos que no podían permitirse económicamente.

El porcentaje también es elevado cuando se habla de jóvenes adultos, es decir, aquellos con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años. Seis de cada diez progenitores con estas edades se han sentido presionados para consumir más de los que podían para sus hijos. La cifra se reduce significativamente en los padres de más edad. Mientras que el 38% de los que tienen entre 35 y 49 años sufren esta presión, tan solo el 22% de los mayores de 50 años se dejan influenciar con este propósito.

El ordenador y los teléfonos móviles son los productos más comunes que los padres compran bajo presión social. Según revela este estudio, el 26% de los progenitores de España ha comprado alguna vez un ordenador para sus hijos que estaba fuera de sus posibilidades económicas, algo que también ha ocurrido al 25% de los padres que han adquirido un teléfono móvil para sus hijos. Otros productos que los padres encuestados compran presionados aun cuando no tienen dinero para ello son los zapatos (23%), las consolas y videojuegos (21%), la ropa de marca (21%) o los viajes (18%).

No se crean que las malas noticias se quedan aquí pues todavía hay un dato más preocupante. Según el mencionado  Informe, el 28% de los padres españoles ha solicitado dinero prestado o ha agotado el crédito de su tarjeta en los últimos seis meses para adquirir productos o servicios para sus hijos.
Por segmentos de edades, una vez más son los padres jóvenes los que lideran el ranking.  El 67% de los encuestados con edades comprendidas entre 18 y 24 años han solicitado dinero prestado o han agotado el crédito de su tarjeta en el último semestre, una opción a la que también han recurrido el 40% de los padres de entre los 25 y 34 años.

No obstante, la compra de productos o servicios para los hijos bajo endeudamiento desciende en edades comprendidas entre los 35 y 49 años, donde sólo un cuarto recurre a este tipo de financiación y un 21% de los mayores de 50 años.

Estos datos reflejan un claro incremento de la aceptación del crédito a fin de consumir productos para los niños. “Una realidad que puede conllevar malos hábitos de consumo, por lo que es relevante enseñar a administrar las finanzas desde edades tempranas con el objetivo de afianzar hábitos económicamente saludables con los que puedan manejar su economía doméstica de manera efectiva, especialmente en épocas de mayor consumo, como el periodo navideño”, remata Alejandro Zurbano.