Economía
SECTOR ENERGÉTICO

Carlota Pi (Holaluz) tiene encima de la mesa una propuesta de 7 millones a cambio de sus acciones

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

La fundadora de Holaluz, Carlota Pi, tiene ante sí la oportunidad de continuar al frente de la compañía pero, tal como adelantó OKDIARIO, debe renunciar a su participación accionarial a cambio de 7 millones de euros. No perderá la mayoría en el consejo de administración, en tanto que sus socios no tendrían mayor problema para mantenerla en el cargo una vez se logren las condiciones necesarias de financiación que la empresa necesita.

Es la última bala que le queda a la compañía. Según fuentes consultadas por este diario, la financiera encargada de pignorar sus acciones para facilitar la línea de crédito que necesita la compañía envió el pasado viernes toda la documentación a Carlota Pi, que tiene que decidir si firma y cree en la continuidad de la empresa con ella como mandataria, o si resuelve que el futuro de la compañía ya no le pertenece.

Sea como fuere, la presentación de resultados de la pasada semana solo ha dejado dudas. El valor de la cotizada cayó un 40% tras la presentación de sus cuentas, porque no explicaba ni de cuánto era la deuda (65 millones de euros), ni cuál era el margen negativo de la empresa desde la presentación del anterior ejercicio (44 millones). Es decir, Holaluz tiene un desfase tan importante entre lo que gasta y lo que consigue ganar que los inversores no creen que vaya a lograr levantar el vuelo, ni si quiera con la obtención de nueva financiación.

Los grandes accionistas de la compañía, Axon y Geroa Pensioak, quieren fuera a Carlota Pi, y desde ahí afrontarán una ampliación de capital y tratarán de fusionar Holaluz con alguna otra empresa del sector energético que «posea activos con un valor real». Para estos accionistas, el único punto fuerte que posee ahora Holaluz son los más de 200.000 clientes, que han disminuido mucho en el último año (llegaron a ser más de 300.000) y que probablemente buscarán nuevas oportunidades. La intervención estatal, la bajada de precios general y la caída del pool eléctrico bombardearon el negocio de autoconsumo, y los márgenes de la compañía no solo son escasos sino que, como explicábamos, suponen 44 millones en negativo.

Carlota Pi conoce todas estas cifras, y sabe de la dificultad de encontrar una salida que no pase por una fusión o un cambio en la mayoría accionarial. En las últimas semanas la fundadora de Holaluz ha contactado con distintas financieras buscando una solución que no pase por una amplación de capital, e incluso ha contactado con el Gobierno catalán para lograr la financiación necesaria, insistiendo en la catalanidad de la compañía y los puestos de trabajo que dependen de Holaluz, pero nada ha resultado más allá de un préstamo de una de las financieras de la Geralitat. En la misma línea, a través en este caso de Avançsa, se ha visto beneficiada La Sirena, cuyo propietario, José Elías Navarro, es la persona que tanto ansían Axon y Geroa que se convierta en el nuevo cerebro de la compañía. Una posición que, de momento, el propio Elías ha rechazado, aunque espera el último movimiento de Carlota Pi.

Resulta curioso, en todo caso, que la persona que pudiera acabar al frente de la compañía en caso de la debacle definitiva de la fundadora Pi sea la misma a que la propia Pi llamó para intentar salvar la compañía, proponiendo un aumento del capital y un puesto en el consejo. Una jugada por la que ha sido tracionada y con la que, ahora, podría perder su propia compañía.