Economía

El camino hacia las ‘smart cities’, un proceso transformador contra el cambio climático

Mejorar la vida de las personas y ser respetuosos con el medio ambiente son dos de las premisas –entre otras– de las que parte cualquier proyecto dedicado a convertir un espacio urbano en smart city’. El proceso de transformar las ciudades en inteligentes, dentro de la Revolución 4.0, es imparable y se basa, sobre todo, en tres pilares fundamentales como la digitalización, la sostenibilidad y la innovación. Eso sin contar, además, con la importancia de gestionar de forma eficiente los recursos naturales y artificiales con los que contamos para contener la emisión de CO2, uno de los retos que presentes en la reciente Cumbre del Clima de Madrid 2019.

Los datos de la ONU evidencian que las grandes urbes esperan acoger al menos al 70% de la población mundial en 2050, de modo que ni el sector privado ni el público podrán dar la espalda a la conversión de las ciudades y municipios en lugares inteligentes y sostenibles a través de ambiciosos planes como, por ejemplo, el plan que se lanzó desde el Gobierno en 2015 a través de la Red Española de Ciudades Inteligentes.

Proyectos y compromisos reales

Pero, más allá de las estadísticas, así como los compromisos que España y las grandes compañías han adquirido con las exigencias de la ONU, tanto en la Cumbre de París como la Cumbre de Madrid, ya hay proyectos en marcha para reducir y contener el consumo de energía que mejoran la eficiencia energética de organizaciones como oficinas, teatros, museos, puertos, centros comerciales o complejos deportivos, entre otros. En definitiva, hacer más con menos, un fenómeno que requiere de profesionales especializados en servicios energéticos.

Este es el caso de Clece, filial del Grupo ACS, que como Empresa de Servicios Energéticos (ESE) ayuda a las organizaciones a ser más sostenibles y eficientes desde el punto de vista energético. Por ello, todos sus servicios cuentan con la certificación ISO 50001, la norma de gestión de energética empresarial más usada en el mundo que proporciona las herramientas necesarias para identificar las actividades que consumen más energía y que suponen una fuga energética y económica.  

José Antonio de Lama, director de Servicios Energéticos de Clece, explica que para ser “más eficientes energéticamente hablando lo primero que debemos hacer es conocer bien la organización y disponer de herramientas como la ISO 50001 que permitan conocer dónde, cómo y cuánto consumimos”. A partir de ahí, señala el experto, “debemos establecer un protocolo de actuación que nos permita ir incrementando nuestra eficiencia energética año a año”.

No obstante, además del autoconocimiento de las organizaciones, De Lama apunta que los pequeños gestos de todos, tanto desde el punto de vista individual como colectivo, contribuyen a contener la alarma climática. “Cuando una persona, una organización o un ayuntamiento quiere cambiar el mundo, debe comenzar por su casa. Esto es algo que no debemos olvidar”, apunta De Lama.

Como ejemplo, explica el director de Servicios Energéticos de Clece, se estima que el hecho de bajar 1ºC la temperatura de la calefacción supone un ahorro del 7% del consumo energético. Por ello, prosigue, “si todos fuéramos responsables y ajustáramos los termostatos de nuestras viviendas, los españoles nos ahorraríamos cerca de 800 millones de euros al año en calefacción. Imagina lo que supondría esto en toneladas de CO2”.

Ahorro energético de más del 80%

Por su experiencia en soluciones de suministro, Clece ha sido la encargada de comenzar a transformar la localidad de Vall de Uixó (Castellón) con una renovación del sistema de alumbrado y alcanzar eficiencia y ahorro energético como ya se hizo en Catarroja (Valencia). Se sustituirán 8536 luminarias antiguas por luminarias tipo LED, instalarán 85 nuevos centros de mando para adecuar la instalación a normativa y llevarán a cabo una instalación en los cuadros de mando de un sistema de telegestión y control de consumos energéticos.

“El uso de la tecnología LED, junto con sistemas de comunicación PLC y control ‘punto a punto, elevan la eficiencia energética al nivel máximo disponible con la tecnología actual, reduciendo en más de un 80% las emisiones de CO2 por parte de dicha iluminación y eliminando casi por completo la contaminación lumínica”, explica De Lama.

Una herramienta de control y gestión que, por cierto, podrá extenderse a otros servicios de la localidad como la gestión de basuras, la movilidad o el aparcamiento usando la infraestructura ya instalada. “Conocemos el estado de cada luminaria, su consumo, sus horas de uso y en caso de fallo podemos desplazarnos al punto exacto en el que esté la luminaria averiada, disminuyendo también las emisiones de CO2 del propio servicio de mantenimiento, pues no son necesarias rondas de control o verificación del estado de las luminarias”, añade el experto de Servicios Energéticos de Clece.

De Lama, además, defiende que en materia de eficiencia energética son más ambiciosos los entes públicos que las compañías del sector privado porque el impacto y el alcance de los primeros es mucho mayor. Sin embargo, matiza, “es habitual que los planes de los entes públicos carezcan de una visión práctica de la eficiencia energética. Resulta contradictorio ver las calles de nuestros ayuntamientos, nuestras autopistas o el colegio al que van nuestros hijos iluminados con tecnologías poco eficientes y paralelamente plantear escenarios en el medio plazo de cero emisiones”.

En la misma línea, se pregunta de forma crítica De Lama, “¿cómo se pueden plantear planes más ambiciosos si tras 10 años de existencia de la tecnología LED y con ahorros del 80% aún tenemos muchas infraestructuras públicas faltas de esa tecnología?”. Esto es algo, apunta, que no ocurre en la empresa privada porque ésta cuando plantea un plan de eficiencia energética “la primera inversión que realiza es cambiar la iluminación de su oficina LED y, poco a poco, va realizando otras inversiones”.

Catarroja, un proyecto de éxito

No se trata del primer proyecto que Clece lleva a cabo como especialista en gestión energética para convertir de forma progresiva una ciudad en inteligente. Tal y como expone De Lama, desde la filial de ACS ya lo hicieron en Palencia en 2012: “Fue nuestro primer proyecto de ‘smart city’ en iluminación pública y ha sido el que nos ha servido de referencia y de guía para ir mejorando nuestros servicios en alumbrado público”.

Pero, además, y como hemos citado anteriormente, Clece también ayudó al Consistorio de Catarroja, en Valencia, a ser cada día más sostenible y poner más piedras en el camino hacia la transformación inteligente. La localidad valenciana retiró todas sus bombillas de vapor de sodio y pasó a tener un alumbrado con un 100% de iluminación LED controlada con tecnología inteligente. En total, se renovaron alrededor de 4.000 puntos de luz más eficientes a través de los cuales consiguió elevar la calidad del alumbrado y reducir el consumo siendo respetuosos con el medio ambiente.

Una acción del ayuntamiento que, por otro lado, no es baladí, sino más bien todo lo contrario para las cuentas públicas. Según los cálculos de la compañía, la renovación de luces LED conlleva un ahorro de más de un 50% del consumo eléctrico y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de un 70%.