Bruselas prepara una «mayor integración fiscal» tras las europeas que restará autonomía a los socios
Bruselas prepara una mayor integración fiscal para competir con los grandes bloques liderados por Estados Unidos y China, lo que restará autonomía real a los socios europeos, que tendrán que hacer un mayor esfuerzo presupuestario para aportarlo a la caja común de la Unión.
El que fuera primer ministro italiano y presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ya tiene listo el informe que se le encargó sobre el futuro de la competitividad europea y, a falta de los datos finales de mayo, que no cambiarán su perspectiva general, las conclusiones son apocalípticas.
Ha esbozado tres grandes líneas, y en todas resalta su preocupación por que «los miembros de la Unión Europea se vean como competencia, y actúen como tal» a pesar de que eso pueda «impactar de forma negativa» en los intereses europeos. Cree Draghi que Europa no puede seguir en la línea actual, y «que la política económica común de la zona euro es insuficiente» para afrontar los retos globales. El drástico cambio experimentado por la economía tras la crisis de la Covid-19 y las dificultades geopolíticas posteriores han provocado que las grandes potencias tengan un enfoque proteccionista en lo económico, perjudicando gravemente a las compañías y países que no sean capaces de competir con sus gigantes empresariales.
Es decir, igual que su colega, Enrico Letta, cree que para que el mercado único sea competitivo, las empresas deben ser transversales y aumentar su tamaño. Letta explicó en su informe (encargado también por el Consejo Europeo) que pensar en las empresas para un país en lugar de para toda la Unión suponía «dar ventaja a los competidores extranjeros», y criticó toda la política de competencia europea. La obsesión por evitar las grandes fusiones, dice en su Much more than a market (mucho más que un mercado), ha dado lugar a un espacio que ocupan ahora empresas extranjeras.
Cesión fiscal a Bruselas
Mario Draghi insiste en esa idea, y habla incluso de la necesidad de lograr una mayor unión fiscal. Un sueño perseguido por todos los que frecuentan el Banco Central Europeo, pero que cuenta siempre con la negativa de todos los Gobiernos. Nadie quiere ceder ni una pizca de su soberanía. Porque ceder fiscalidad es asumir que parte de lo que recaudes ni tan siquiera pasa por tus manos, y eso supone contar con menos presupuesto para las promesas electorales en cada país. La receta de Draghi es sencilla, «o se logra una unión fiscal» escalable, que en unos pasos logre un impacto real, o nuestras economías «no serán capaces de competir». Ya advirtió el pasado mes de abril que en «Europa hemos creído en la igualdad de condiciones y en un orden internacional basado en reglas, pero el mundo ha cambiado rápidamente y nos ha cogido por sorpresa». Es la forma delicada de confirmar lo que todos los sectores empresariales vienen advirtiendo desde hace meses: «No podemos competir con China o Estados Unidos si ellos no tienen que cumplir las mismas reglas». Y si van dopados económicamente.
Esa es otra de las líneas que remarca Draghi en su informe; debemos obligar a que «los estándares para competir en la Unión Europea sean los mismos para las empresas extranjeras que para las que no lo son». Draghi está dispuesto a tomar medidas, en la convicción de que las mismas dificultades que tienen los europeos en los accesos a otros mercados han de ser las que encuentren los que vengan a competir aquí.
La cesión fiscal en beneficio de Bruselas tiene una finalidad evidente. Es necesario hacer inversiones públicas conjuntas en ciertos sectores, y «no las puede realizar un solo país». El ex primer ministro italiano afirma que debemos ser solidarios en las inversiones, y entender los sectores como estratégicos para toda Europa, porque sólo así sobrevivirán.
El informe explica, de forma pormenorizada, cómo han de acometerse inversiones en energías renovables en ciertos países, en la fabricación de elementos de defensa en otros, digitalización y tecnología en otros…, especializar cada parte asumiendo entre todos el coste, pero logrando una casa común capaz de competir de tú a tú con Estados Unidos y China. Vaya por delante que el informe no es vinculante y que, por supuesto, no es la primera vez que Bruselas pone estos elementos encima de la mesa, pero la urgencia y la composición parlamentaria que puede resultar de las elecciones de junio podrían llevarnos a un panorama en el que, por primera vez, se contemple una unión fiscal (por pequeña que sea) y se avance en ese tipo de apoyos económicos desde Bruselas hacia los distintos sectores, sin importar el país en que estén.
Draghi y el futuro de Europa
El informe sobre el futuro de la competitividad europea lo expondrá el propio Mario Draghi en Bruselas tras las elecciones al Parlamento Europeo. No se ha querido condicionar el rumbo de las elecciones, aunque Letta sí presentará su informe, por el peso que tiene el propio Draghi como voz económica autorizada. De hecho, como hemos contado en OKDIARIO, tanto la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, como el presidente francés, Emmanuel Macron, quieren ver a Draghi como presidente de la Comisión Europea, precisamente para forzar una política común en el Viejo Continente que proteja a las empresas, las fronteras y, en definitiva, la pervivencia del mercado común.
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