El bloqueo de Visa

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El bloqueo de Visa (Foto: iStock)

Uno de los aspectos que más dificulta la implementación de las criptomonedas como medio de pago es la aversión que causan a los reguladores. Recelosos de perder el control sobre las divisas que circulan en los intercambios internacionales, ponen trabas a su desarrollo o las dejan en una situación de “limbo legal” que dificulta que empresas y particulares confíen en ellas en su vida diaria.

Ya hemos comentado varias veces que, si las empresas no recogen las criptomonedas como instrumento habitual en sus transacciones, éstas se limitarán a ser activos con los cuales los inversores especularán. Este hecho, justamente, a causa de la volatilidad que provoca, aún complica más su uso.

Una de las noticias que más impacto tuvo en relación con el uso de las criptomonedas fue a principio de año. Visa decidió obligar a distintos emisores de tarjetas de criptomonedas a dejar de operar en Europa. La compañía tomó esta decisión a través de Wavecrest, una compañía subsidiaria. La medida afectó a las principales empresas, que tuvieron que ingresar el dinero a sus usuarios.

Algunos titulares de criptomonedas utilizaban estas tarjetas de prepago para poder realizar compras mediante su billetera. Este hecho dificulta en gran medida poder llevar la moneda digital al mundo “real” de las transacciones

¿Por qué se ha producido este bloqueo?

Aunque no se puede establecer una relación causa-efecto clara, el valor de las criptomonedas está, ahora mismo, muy por debajo respecto a principios de año. Es uno más de otros aspectos que impiden a estas monedas digitales seguir adelante.

Un aspecto que sorprendió de tal decisión es que solamente afectó a los usuarios europeos de estas tarjetas no, por ejemplo, a los estadounidenses. La forma como se hizo, sin apenas avisar anteriormente ni advertir de la posibilidad que pudiera ocurrir, también generó desconcierto en el ámbito financiero.

La justificación de esta medida se encuentra en, según la compañía, la necesidad de evitar fraudes que puedan realizarse a partir del uso de esta tarjeta. El aspecto que, seguramente, ha tenido un impacto mayor en la decisión, es el hecho que WaveCrest tiene su sede en Gibraltar. Como consecuencia, se tuvieron que buscar compañías alternativas que cubrieran este vacío, como BitPay.

En el ámbito europeo, también, a principios de este año entró en vigor una nueva normativa que obligaba a WaveCrest a obtener una licencia de tipo DLT para poder operar, cosa que no hizo.

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