Economía
Posible investidura

La banca privada hace su agosto con nuevos clientes que protegen su patrimonio por miedo a Sánchez

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La previsible investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras la elección de la Mesa del Congreso con el apoyo de Junts va a tener un ganador inesperado, y no precisamente del agrado del líder socialista: la banca privada, especializada en la gestión de altos patrimonios.

Según fuentes del sector, se está registrando una fuerte captación de nuevos clientes este verano que buscan asesoramiento profesional para poner su patrimonio a salvo de las medidas contrarias al ahorro y la inversión que pueda tomar Sánchez en su probable segundo mandato, en el que estará todavía más en manos de grupos de extrema izquierda como Sumar, Bildu, ERC y previsiblemente también el BNG. El PNV sería su único apoyo de derechas, pero en la legislatura anterior no protestó por la política económica del Ejecutivo.

«La banca privada ve que, con más impuestos y un Gobierno antiempresa y antimercado, se abren oportunidades para vender servicios como deslocalización patrimonial o estructuración de la empresa familiar», explica una fuente de este negocio.

No se trata sólo del impuesto a las «grandes fortunas» que restableció el Impuesto de Patrimonio en todo el territorio nacional para castigar a Madrid, AndalucíaGalicia. También los tributos a sectores como la banca y la energía, las tasas «ecológicas», la subida de cargas para pymes y autónomos, en especial las cotizaciones sociales, el aumento de la fiscalidad de las rentas del ahorro o la penalización de los planes de pensiones.

Y tampoco se circunscriben al ámbito fiscal: ahí están la Ley de Vivienda que pone trabas al mercado de alquiler, la intervención del mercado eléctrico o el escudo antiopas, por citar sólo algunas medidas.

Llevarse el dinero fuera

Esta reorganización de los patrimonios puede implicar llevarse sus estructuras societarias de España hacia otras jurisdicciones más business friendly, siguiendo los pasos de Ferrovial. O, sin llegar a tanto, pueden reducir el peso de España en sus carteras en favor de otros mercados donde el Gobierno no castigue a sus empresas. En cualquier caso, se traduciría en una pérdida de inversión para nuestro país y, en consecuencia, de empleo.

Muchos de estos nuevos clientes -normalmente del segmento conocido como affluent, no los megarricos- gestionaban personalmente su patrimonio para evitar pagar comisiones a las entidades financieras. Pero ahora, ante la amenaza de un nuevo Gobierno de Sánchez y de más medidas de izquierda radical, prefieren contratar estos servicios y asumir su coste para proteger su patrimonio de unas potenciales pérdidas muy superiores.

«La banca privada vende servicios. Si hay lío e inseguridad, habrá más gente dispuesta a pagar por esos servicios y, por tanto, venderán más. Mucha gente está asustada, por lo que van a tener más clientes dispuestos a pagar.», señala otra de las fuentes.

Otra añade que «los banqueros privados sólo quieren hacer negocio. No son “patriotas». Si no lo es Sánchez, ¿por qué lo iban a ser ellos?».