Acusan de General Motors de instalar software malicioso en 705.000 vehículos en EEUU
La firma de abogados Hagens Berman ha interpuesto una demanda contra el grupo automovilístico estadounidense General Motors por utilizar presuntamente «dispositivos maliciosos», similares a los que usó Volkswagen, que manipulaban los controles de emisiones en unos 705.000 vehículos diésel con el motor Duramax, aunque la compañía asegura que las acusaciones son infundadas.
Según indica el despacho de abogados, el objetivo de la instalación de dichos dispositivos era superar los tests de emisiones, mientras que en condiciones reales de utilización los vehículos afectados emitían entre dos y cinco veces más de óxidos de nitrógeno (NOx) de lo permitido por la legislación.
De esta forma, la demanda interpuesta contra General Motors apunta que la compañía instaló estos dispositivos para incrementar la potencia y la eficiencia en sus modelos y describe tres dispositivos maliciosos diferentes que rechazaban o devaluaban los controles de emisiones en laboratorio y explica que esta tecnología fue desarrollada en colaboración con Bosch.
«Bosch desarrolló, fabricó y probó la unidad electrónica de control de diesel que permitió a General Motors implementar los dispositivos maliciosos, de acuerdo con la demanda. Y las unidades de control de Bosch están presentes en casi todos los vehículos que se encuentran o supuestamente han estado manipulando emisiones, incluyendo Mercedes, Fiat Chrysler y Chevrolet», añadió el bufete.
Hagens Berman indicó que los modelos que podrían incorporar presuntamente estos dispositivos son los Chevrolet Silverado y GMC Sierra con motor diésel Duramax fabricados entre 2010 y 2016. Así, la querella destaca que la compañía pudo beneficiarse de un incremento de ventas al hacer más atractivos al público dichos modelos, que contaban con elementos que manipulaban los controles de emisiones.
Así, apunta que la corporación alteró el orden tradicional de colocación de los componentes de tratamiento de los gases de escape en los vehículos con el propulsor Duramax. Así, explica que situó el SCR para vehículos diésel delante del filtro de partículas, lo que le permitía obtener mayor potencia y eficiencia, al tiempo que superaba los test de emisiones en frío.
«Esta situación hizo más atractivos y competitivos los todoterrenos de General Motors en el mercado, aumentando sus ventas y beneficios. Desde el despacho de abogados apuntaron que esta situación provocaba una necesidad de regeneración del filtro de partículas y que afectaba al tratamiento de los gases de escape, lo que eliminaba la ventaja obtenida.
«En lugar de tomarse el tiempo para diseñar un sistema que realmente pasara los test de emisiones y proporcionara las características buscadas por General Motors, la solución de GM fue instalar dispositivos maliciosos para proporcionar el máximo control de la contaminación en entornos de prueba, reduciendo la dosis de SCR, aumentando las emisiones de NOx y la regeneración activa durante la conducción regular. GM hizo la vista gorda ante el drástico aumento de las mortales emisiones de NOx que su solución causó – todo para impulsar sus ventas y ganancias», añadieron.
Ante estas acusaciones, la corporación con sede en Detroit, en el Estado de Michigan, indicó que las reclamaciones «no tienen base» y aseguró que hará lo necesario para defenderse. «El Chevrolet Silverado Duramax y el GMC Sierra Duramax cumplen con todas las regulaciones sobre emisiones de Estados Unidos», añadió.
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