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El baloncesto vivió una escisión parecida 20 años atrás

La UEFA pide consejo a la FIBA para evitar una Euroliga en el fútbol

El máximo organismo del fútbol continental ve con reparos el futuro de la Champions League después de que varios equipos grandes se hayan cansado del reparto económico que genera la competición

Todos los detalles de la Superliga

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

La UEFA tiene pánico a la Superliga. El máximo organismo del fútbol continental ve con reparos el futuro de la Champions League después de que varios equipos grandes se hayan cansado del reparto económico que genera la competición. Aleksander Ceferin acudió a la sede de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) para asesorarse de cara a una posible declaración de independencia de los clubes rebeldes, habida cuenta de la experiencia de este organismo en casos de excisiones.

Hace dos décadas, nació la Euroliga en medio de un gran cisma continental. Olympiacos, Kinder Bolonia, Real Madrid, FC Barcelona, TAU Vitoria o Benetton Basket, algunos de los equipos de baloncesto más importantes de Europa, presentaron la nueva competición sin la aprobación de la FIBA. El organismo rector del basket, que no reconoció a la Euroliga inicialmente, tiró de los clubes que se mantuvieron fieles como Panathinaikos, Maccabi Elite, CSKA Moscú o Efes Pilsen celebrándose ese año dos competiciones continentales. Después de una temporada, las dos partes se sentaron con la Federación Internacional perdiendo la batalla y admitiendo a la Euroliga con la incorporación de sus equipos estrella a la competición.

El conflicto, sin embargo, se ha perpetuado con el paso del tiempo en lugar de encontrarse un punto de equilibrio. La Euroliga contraprograma los partidos de selecciones nacionales durante la temporada y sólo cede a los jugadores durante el verano, como hace la NBA. La FIBA, tras este grave problema, creó su propia competición internacional llamándola Basketball Champions League reuniendo a algunos equipos campeones de varios países y recuperando la vieja esencia de la Copa de Europa con gran representación de varios países pequeños.

Tras dos décadas de divorcio, tanto FIBA como Euroliga se encuentran en una posición más débil que antes y esta es la principal conclusión que Ceferin debería sacar de su reunión con los responsables del baloncesto mundial. La UEFA debe sentarse a negociar con los clubes antes de que tomen la calle de en medio y presenten la Superliga sin contar con ellos.

Pueden convivir Champions y Superliga

La propuesta de los grandes equipos es que la UEFA apoye la Superliga y al mismo tiempo mantener la Champions League como un torneo más corto y emocionante como ocurrió en la última edición en Lisboa. La idea de los grandes es hacer una Champions de 32 equipos con partidos a vida o muerte en una única sede pudiendo ser campeón en cinco partidos. Los clubes piensan que la competición recuperaría emoción y valor siendo cada encuentro importante y dejando una competición mucho menos predecible que la actual. La opción de que se juegue en una única sede puede ser una fuente de ingresos tremenda para una UEFA que, de no sentarse a negociar, se puede quedar fuera del negocio.

Los grandes clubes vislumbran la celebración simultánea de una Superliga, la Champions en un mes a modo de copa, las ligas nacionales reducidas a 16 equipos, las Copas nacionales y hasta el Supermundial de la FIFA. El calendario será mucho más variado que antes, aunque los equipos podrán ganar más títulos. En la actualidad, un equipo grande disputa anualmente una media de 60 partidos oficiales. El nuevo calendario que los grandes clubes plantean no incrementaría en exceso ese número de encuentros siempre y cuando las ligas nacionales acepten reducir el número de participantes liberando ocho encuentros por temporada.

La FIBA ha asesorado a Ceferin para que no cometa los errores que ellos tuvieron en el pasado. Los grandes clubes suelen salirse con la suya en este aspecto y el negocio del fútbol es muy cambiante. La visita de la UEFA a las oficinas donde ocurrió el gran cisma del deporte europeo hace dos décadas no hace más que poner de manifiesto que nos acercamos a tiempos de grandes cambios.