Siniestro total
Siniestro total. El Real Madrid cayó ante el Levante en el Bernabéu en un partido donde volvió a hacer una enorme demostración de impotencia y batió el récord de su historia sin marcar: ocho horas seguidas. Lopetegui queda señalado y prácticamente sentenciado con esta derrota. El Bernabéu aguantó todo el partido, pero estalló en una gran pitada al final.
Se la jugaba Lopetegui. Se la jugaba mogollón. La histórica, por inusual y por pertinaz, sequía goleadora del Real Madrid de cuatro partidos sin marcar había provocado entre el madridismo una sensación de desilusión y mosqueo a partes iguales. No tendrá la culpa Julen de haber cambiado a Cristiano por nadie, pero cuando el pueblo saca la horca siempre hay alguna cabeza que poner en el patíbulo.
No divago y relato el equipo que sacaba el Real Madrid, del que se caían los tocados Bale y Benzema y el hundido Kroos. Volvían Isco y Marcelo, tan necesarios para Lopetegui como el apoyo de Podemos para Pedro Sánchez. En el once estaban Courtois bajo los palos; Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo en la zaga –la defensa de gala–; Casemiro; Modric e Isco por el medio; y Lucas, Asensio y Mariano arriba.
Con esa propuesta y una presión casi desesperada arrancó el partido el Real Madrid. Enfrente un Levante que replicaba con las mismas armas peo más afiladas. La presión granota iba hasta el área de los madridistas. Tenía mala pinta el partido. Se confirmó en el minuto 6 cuando Varane tuvo una cantada impropia de un jugador profesional y dejó pasar un balón fácil para dejárselo a Morales en bandeja. El de Parla puso a Lopetegui mirando a ídem y sólo tuvo que driblar a Courtois para poner el 0-1. El Bernabéu, de momento, narcotizado.
Un Madrid de frenopático
El Real Madrid era un pelele en manos de un Levante, que le estaba metiendo un repaso enorme. Que acrecentóse con un penalti estúpido e infantil de Varane con una mano innecesaria. Fue un penalti de VAR, porque primero el colegiado pitó falta. La pena máxima la anotó Roger, aunque Courtois hizo una estirada buenísima, pero el penalti era imparable.
El Bernabéu seguía mirándose las uñas de los pies. El partido se lio y se lio mucho. Marcó el Real Madrid en un córner. El gol primero fue gol, luego no, luego sí y al final no. Nada, ni el VAR ayudaba al Madrid. Lopetegui, quizá en sus últimos minutos al frente del equipo, golpeaba el banquillo y se desesperaba.
Lo intentaban los blancos a córners, pero ni por esas. Oier sacó una buena mano a Sergio Ramos en el 22. Los nervios se apoderaron de los futbolistas blancos, que parecían mucho peores de lo que eran. Apretaban, eso sí, con más voluntad que acierto los de Lopetegui ante un Bernabéu más pendiente de la hora a la que iba a comer cada uno que de un partido que daban por perdido.
Siete córners sacaron los blancos, uno detrás de otro, en la primera media hora. Sumaron varias paradas de Oier e incluso un travesaño de Mariano. Se mascaba el gol del Real Madrid. También la tuvo Lucas Vázquez y el VAR evitó el tercero del Levante y no pitó un posible penalti sobre Mariano. Total, que al final los blancos se fueron al descanso con un 0-2 que, ahora sí, mosqueaba al Bernabéu. Mosqueo light pero mosqueo. Lopetegui tenían ante sí (posiblemente) su última charla como entrenador del Real Madrid.
¿La última charla de Julen?
Lopetegui se la jugó con todo: Bale por Odriozola al descanso. Lucas Vázquez pasaba al lateral derecho y el Real Madrid iba al ataque ya a la desesperada. Dominaron los blancos de salida, pero las contras del Levante podrían meter un 0-3 mortal de necesidad para los blancos y para un Julen que ya iba pensando qué calzoncillos meter en la maleta.
Batió el Real Madrid al filo del 60 el récord NO GOLEADOR de su historia: 7 horas y 45 minutos sin marcar un gol. Lopetegui intentó arreglarlo todo con un doble cambio: Ceballos y Benzema por Asensio y Lucas Vázquez. Toda la cera estaba ardiendo ante un Bernabéu pasota.
Oier se fue agigantando ante un Real Madrid absolutamente desquiciado. Sacó una muy buena mano a una falta de Bale en el 64. La impotencia del equipo de Lopetegui –y del propio Lopetegui– era de una desesperación gigantesca. En pleno apretón del Madrid llegó el gol de Marcelo en el 71. Lo marcó con la derecha y lo celebró como si fuera el tanto que diera la decimocuarta Champions.
Siguió apretando el Real Madrid y Benzema tuvo un disparo que se estrelló contra el palo. Era ya un toque de corneta de cualquier manera. En las contras, el Levante podía hacer el tercero, pero le faltaba oxígeno y puntería. Benzema y Bale cambiaban algo la cara a un equipo que lo estaba intentando desde la impotencia.
Al Real Madrid le comía el reloj. Ocho minutos más el alargue le quedaban a los blancos y, posiblemente, a Lopetegui. Pasaron y los madridistas lo intentaron hasta el final pero sin suerte. El Levante, con mucho mérito, arrancó una victoria histórica en el Bernabéu y dejó casi sentenciado al entrenador madridista. Conte empieza a calentar.
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