El nuevo reto de Isco: dejar de ser siempre sustituido

La situación de Isco Alarcón dio un vuelco hace unas semanas. Pasó de estar condenado al banquillo a ser fundamental para Zidane y para el Real Madrid, siendo titular en partidos importantes como el Clásico o el derbi madrileño ante el Atlético de Madrid. Sin embargo, el malagueño le pone un pero a su situación: en la gran mayoría de partidos es sustituido y habitualmente es el primero en salir del terreno de juego, algo que como demostró con su enfado en el Camp Nou no gusta al de Arroyo de la Miel.

Los datos son muy claros y explican a la perfección el asunto. En lo que llevamos de Liga, que son ya 14 jornadas, Isco sólo ha jugado dos partidos completos. El primero fue el 15 de octubre en el Villamarín ante el Betis, un choque en el que logró un doblete y que le sirvió para coger impulso y confianza tras estar varias semanas sin contar con minutos. El segundo y último partido liguero en el que el malagueño disputó los 90 minutos más el añadido fue en Mendizorroza ante el Alavés.

Sólo dos partidos completos

A partir de ahí, cuando ha sido titular, siempre ha sido sustituido por Zidane. Sin ir más lejos, el pasado sábado ante el Barcelona volvió a ser el primer cambio del entrenador francés, que en el minuto 65 decidió dar entrada a Casemiro y sentar a Isco, que se marchó al banquillo con un cabreo importante. Además, en el resto de competiciones le pasa lo mismo. En Copa del Rey ha sido sustituido en los dos partidos ante la Cultural Leones, aunque en la vuelta tuvo que ver bastante el descanso de cara al Clásico. En Champions, donde ha tenido menos protagonismo, sólo fue titular ante el Sporting de Lisboa en Portugal, pero también fue cambiado por Zidane en el minuto 67.

Pese a todo, el técnico galo está muy contento con las prestaciones del joven malagueño, que cuajó una muy buena primera parte en el Clásico y que dio una exhibición en el derbi. El de Arroyo de la Miel está contento por gozar de la confianza de Zidane, pero su intención es seguir trabajando y mejorando, sobre todo físicamente, para no ser el blanco fácil de los cambios.