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Perdió en una maratón de 3:24 horas (7-5, 6-7, 3-6)

Nadal claudica ante Thompson y se despide de Brisbane con susto

Rafa Nadal se despide del torneo de Brisbane tras caer ante Jordan Thompson en una maratón en la que acabó con molestias

  • Nacho Atanes
  • Redactor de deportes y canterano de OKDIARIO. Desde 2016 cubriendo la información de tenis. También baloncesto, fútbol, ciclismo y otros contenidos.

Rafa Nadal dice adiós al torneo de Brisbane en un encuentro épico y que acabó componiendo un cúmulo de sentimientos que nos dejaron paralizados en el momento en que vimos al campeón español tocarse, con molestias, la zona que le ha mantenido lesionado un año y al borde de la retirada. Probablemente, a falta de pruebas, fruto del cansancio y alguna sobrecarga, Nadal luchó durante tres horas y 24 minutos con un descomunal Jordan Thompson, que levantó tres pelotas de partido y acabó venciendo por 5-7, 7-6, 6-3, en un encuentro que pone el punto y final a la trayectoria de Nadal en Brisbane, un periplo que debe cerrarse con gran nota siempre que, en el plano físico, todo haya quedado en un susto.

Nadal podía ganar o perder, como parte de la gran prueba de este inicio de temporada, tras un año de baja por lesión, y cayó pese a tener tres pelotas de partido en un segundo set que se le escapó de las manos. Thompson estaba forzando al máximo a Rafa con un juego de anticipación y acierto, y en el tercer set, Rafa Nadal llegó al límite y acabó pagándolo con una derrota, que pasa a segundo plano teniendo en cuenta la necesidad de atención médica que tuvo el manacorí.

Después de dos funciones solventadas con éxito y por la puerta grande, Rafa Nadal subía de nivel en los cuartos de final del ATP 250 de Brisbane. Jordan Thompson, número 55 del ranking ATP y miembro clásico de la clase media del circuito, llegaba con fuerza física y talento tenístico suficiente como para pujar por el triunfo con el campeón español, quien, pese a su gran rendimiento ante Thiem y Kubler, aún se encuentra en plena fase de asentamiento tras su lesión.

Australiano y, por tanto, con el beneplácito del público de Brisbane, Jordan Thompson apuntaba a ofrecer una versión mejorada de lo visto en Kubler un día atrás. Un tenista completo, de anticipación y capaz de lograr poner en apuros a Nadal, siempre y cuando la versión de Rafa no fuera arrolladora como en el caso del jueves. El actual número 672 del ranking ATP –virtualmente 451– es sin duda el emboscado del cuadro, pero con dos triunfos ya a sus espaldas, Rafa Nadal ya no engañaba a nadie a la hora de considerar su regreso como una realidad competitiva.

Nadal impone su categoría en el primer set

Thompson salió desde el inicio con la misión de poner en apuros a Rafa Nadal y lo conseguiría, con un juego más rápido y cerrando el ataque al español, muy cómodo llevando el ritmo en días anteriores. De Nadal vimos de nuevo desde el inicio un gran poderío al servicio, pero no tanto con los golpes de fondo, donde se mostró dubitativo al principio y algo más irregular a continuación, pagando, moderadamente, las consecuencias.

Nadal cayó en la trampa de Thompson, que se movía constantemente sobre la pista, variando su táctica e intentando anticipar a la red para restar tiempo al manacorí. Conseguiría su botín, en forma de break con 3-3, pero se le olvidaría salvaguardarlo, algo que contra Rafael Nadal es un pecado mortal. La cabeza más fuerte de la historia del tenis tiraría de rabia para devolverle la rotura a un Jordan Thompson que pudo apurar hasta el 5-5, pero una vez ahí cayó, y dejó en bandeja el set a un Rafa alejado de su mejor versión tenística, pero al 100% en lo competitivo.

Rafa se quedó a una pelota de ganar

Para poder ganar el partido, Nadal ya tenía la mitad del trabajo hecho pero también la obligación de cambiar ciertas cosas. Después de la vuelta de vestuarios, en la que esta vez no recibió el warning por tardar demasiado, Rafa tuvo que poner a prueba su segundo servicio, con un negativo 3/11 en puntos ganados en el primer parcial. Thompson apretó, pero no consiguió el break, aunque al menos pudo quedarse con su saque, en varias tandas de mucho mérito que permitieron mantener la igualdad en el luminoso.

Así las cosas, el partido estaba llamado, en el segundo parcial, a marcharse al tramo decisivo, como en el primer set, pero con la diferencia de que esta vez Jordan Thompson no iba a dudar con su servicio, aunque a punto estuvo Nadal, con una pelota de partido a favor, de llevarse la contienda. El tie-break marcaría la diferencia y a él llegaba Rafa con alguna molestia, que le llevó incluso a hablar con su equipo, con cierta contrariedad.

El susto con atención médica de Nadal

El tie-break debía ser cerrado a favor de Rafa y con ese objetivo, el balear se colocó hasta dos veces por delante, la segunda con dos pelotas de partido que desperdició, una de ellas con un drive sencillo que se marchó fuera por poco. Thompson, un gran villano en el día de hoy, siguió peleando, aguerrido y acechando cada error contrario, para acabar apuntándose, contra pronóstico, un set que debido a la duración del encuentro, por entonces por encima de las dos horas y media, le otorgaba también el favoritismo al triunfo.

El tercer set tuvo la mejor cara de Nadal en cuanto a profesionalidad, como siempre, pero en el plano tenístico y, sobre todo en el físico, se había excedido de los límites marcados. Era una maratón y Thompson, más preparado, comenzó a abrir brecha con una rotura de servicio que sería definitivo. Eclipsado el resultado por la atención médica que requirió Rafael, el final del encuentro trajo un último envite por parte del balear, que aún tocado, siguió peleando y golpeando, hasta que Jordan Thompson no dejó jugar más y se llevó a casa una victoria mayúscula, marcada por un susto de Nadal, pero también por la confirmación de que el balear también puede competir en partidos de máximo nivel.